La bomba que no estalló en Calvià había sido muy bien escondida
RTVE difunde en exclusiva imágenes del artefacto minutos antes de que lo detonaran los artificieros
La bomba lapa que ETA colocó en el segundo vehículo de la Guardia Civil en Calviá el pasado 30 de julio había sido muy bien escondida bajo el asiento del copiloto para evitar que los agentes pudieran detectarla en una rápida comprobación visual, según las fotografías difundidas en exclusiva por RTVE. Las imágenes, tomadas por los artificieros, muestran la bomba minutos antes de que lograran detonarla.
En una primera inspección de este segundo vehículo, aparcado junto al viejo cuartel de Calvía, los agentes no encontraron la bomba. Sin embargo, un perro del Instituto Armado les alertó al marcar que en ese todoterreno había explosivos, por lo que los agentes insistieron hasta localizarlos en los bajos del coche.
La bomba, exactamente igual que la que mató en Calviá a los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada García y Diego Salvá Lezaún, había sido atada con bridas. La forma en la que estaba colocada bajo el coche indica que los terroristas necesitaron tiempo para poder fijarla.
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