Montilla inaugura la desalinizadora de El Prat con alabanzas al ahorro de agua
Las instituciones insisten en que el ahorro del agua sigue siendo una necesidad imperiosa a pesar de no vivir un tiempo de sequía
El agua del Mediterráneo ya fluye por las tuberías del área metropolitana. Un nutrido grupo de autoridades, encabezados por el presidente de la Generalitat, José Montilla, y la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, han inaugurado esta mañana la desalinizadora de El Prat de Llobregat, la más grande de Europa para uso urbano. La planta, con una capacidad de producción de 60 hm3 al año, servirá para aliviar la presión sobre los pantanos catalanes, y podrá abastecer hasta el 25% de las necesidades acuáticas del agua barcelonesa.
"La región metropolitana no sufrirá ya situaciones críticas cuando haya sequía", ha enfatizado José Montilla. "Inauguramos hoy una de las obras más importantes y esperadas. Resuelve la garantía de suministro del sistema hidráulico que abastece Barcelona", ha agregado Espinosa. El agua será mejor, tanto en sabor como en calidad, por la disminución de la salinidad que comportará su mezcla con el agua del Llobregat. El aumento de la cantidad de recursos hídricos para el área metropolitana no debe comportar el derroche: todos los parlamentos han enfatizado el ahorro del agua como una necesidad imperiosa, un toque de atención camuflado en forma de alabanzas a la población: "Los catalanes hemos demostrado un nivel muy alto de responsabilidad en lo que concierne al ahorro del agua. La reacción y la actitud de la población es una de las mejores lecciones de la sequía, un ejemplo de la madurez de los catalanes", ha dicho Montilla.
Francesc Baltasar, consejero de Medio Ambiente, ha destacado que Cataluña es "un referente mundial en el consumo de agua". "En el último año, hemos logrado ahorrar una cantidad equivalente a los pantanos de Sau y Susqueda juntos", ha añadido. La desalinizadora de El Prat de Llobregat, que ha iniciado hoy su actividad al 20% de capacidad -se ampliará su rendimiento en función de la necesidad de recursos de las cuencas- ha costado 230 millones de euros y abastecerá a 4,5 millones de catalanes.
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