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Una marcha racista protesta por el asesinato de un joven en Sitges

Un centenar de amigos de la víctima llenan la ciudad de carteles xenófobos

Por la seguridad ciudadana. Expulsión delincuentes extranjeros. Con ese eslogan se manifestaron ayer un centenar de jóvenes por las calles de Sitges (Garraf) ante la mirada sorprendida de los turistas. Los manifestantes marcharon en un silencio sepulcral, roto sólo por los aplausos, y en recuerdo de Joel Rodríguez, un chaval de 20 años recién cumplidos que murió anteayer de una puñalada en el corazón durante una reyerta. Los atacantes, que los Mossos ya han detenido, fueron tres españoles y un dominicano. No importó ese detalle a los manifestantes, que dejaron tras de sí pintadas que rezaban: "Y luego se preguntan por qué somos racistas", "Basta de democracias" y "60 años atrás esto no hubiera sucedido".

Uno de ellos se encaró a un turista extranjero que, molesto por su contenido xenófobo, descolgó uno de los carteles que convocaban a la manifestación y con los que los jóvenes habían empapelado el núcleo histórico de la ciudad. El Ayuntamiento, que declaró un día de luto por el crimen, no los había descolgado al inicio de la marcha, que no fue convocada oficialmente.

"Si empiezan a quejarse de los extranjeros, tendremos guerra", se preocupaba una vendedora de helados que trabaja y vive justo enfrente del lugar en el que murió Joel. Fue al cabo de la calle conocida como del Pecado, que concentra los locales de ocio en el corazón de Sitges.

En ese lugar, los desolados amigos de Joel colocaron velas y flores que observaban, sorprendidos, los turistas en bermudas. "Estamos chocados", contó Silvia, hermana de la novia de la víctima. Explicó que Joel —a quien los amigos llamaban Portu, por su origen portugués— vivía en la vecina Olivella y trabajaba instalando ventanas. Sorprendida estaba también la heladera, y muchos comerciantes y vecinos, que no recordaban un crimen similar en el pueblo. Y una frutera estaba, además, asustada: había sufrido amenazas de amigos de la víctima por haber preguntado, la tarde del crimen, cuándo se levantaría el cerco policial, que incluía su tienda.

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