El Rey se da un atracón de barcos en Nueva Zelanda
Don Juan Carlos y Doña Sofía aprovechan su visita a la isla para hablar de su afición preferida, los barcos de vela
Pocas oportunidades debe de haber para hablar de tus aficiones en una visita de Estado. Pero el Rey comenzó ayer su visita oficial a Nueva Zelanda y no paró de hablar de barcos desde la mañana hasta la noche. En este país la navegación, y especialmente la Copa del América, puede salir en las conversaciones más insospechadas, en cualquier presentación, en el discurso de cualquier ministro, como demostró el de Economía. Uno de cada cuatro australianos tiene un barco de recreo.
Por la mañana, Don Juan Carlos y doña Sofía visitaron la Universidad de Auckland y recibieron explicaciones sobre varias de sus investigaciones estrella. Entre ellas, la investigación en yates, sobre la que los responsables de la universidad insistieron una y otra vez. Don Juan Carlos y doña Sofía le dedicaron mucho más tiempo al diseño del barco neozelandés que ganó la Copa América en 1995 que, por ejemplo, a los proyectos de transmisión de electricidad por inducción para recargar coches eléctricos.
En la comida con empresarios neozelandeses no había mucho margen para hablar de vela, si no fuera porque allí estaba Mick Cookson, un armador que le ha hecho cuatro barcos bribón a don Juan Carlos diseñados por el especialista mundial Bruce Farr. Cookson, todavía hoy, pregunta a quien puede qué diablos significa bribón. Asegura que el rey se lo defino una vez como little rascal, pero no parece muy convencido.
Sería porque alguien conocía las aficiones del Rey, pero el último acto del día era, además, una visita al museo de la navegación de Auckland. Allí, el alcalde de la ciudad más poblada de Nueva Zelanda, John Banks, dio con la clave de la visita al decir: "El mar está en nuestra sangre". Para Banks, una de las grandes oportunidades que han tenido España y Nueva Zelanda para acercarse han sido, cómo no, sus respectivas participaciones en la Copa América cuando se ha celebrado en Valencia (2007) y en Auckland (2001). Para que no faltaran referencias a ninguna de las aficiones conocidas del Rey, el ministro de Economía, Gerry Brownlee, le tentó para otra ocasión diciendo: "Es una pena que no pueda disfrutar de la caza en nuestro país".
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