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Impresiones desde la nueva terminal

Las primeras horas en la T1 del aeropuerto de El Prat

Lavabos en las esquinas

“Estamos buscando el lavabo”, pide Jorge que ha bajado por las rampas mecánicas para localizar uno. Servicios hay, aunque cuesta encontrarlos. La estructura de la Terminal los relega a las esquinas, y las indicaciones al respecto no son muy precisas. Los interiores son limpios y espaciosos, aunque los que todavía no han sido “inaugurados” tienen un inconveniente: es muy difícil abrir el rollo de papel.

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Comer y beber

La Terminal abre de momento 36 tiendas y 11 restaurantes, la mayoría en la zona de embarque. Se puede encontrar de todo: un bolso por 116 euros, unas sandalias por 58 euros o una maleta de mano por 131. Comer y beber es caro: un desayuno, café con leche y bocadillo frío, asciende 7 euros. Una botella de agua grande vale en tienda dos euros. La cultura, libros, revistas y prensa se venden a precio de mercado.

Ayuda

Spanair y AENA se reparten la ayuda. La aerolínea ha movilizado a 44 jóvenes por la T-1, la T-2, la Plaza de Cataluña y la estación de Sants. Son serviciales y fácilmente identificables gracias a que su uniforme incluye un globo con el logotipo de la compañía. La gestora aeroportuaria, por su parte, ha movilizado un auténtico ejército de información. Unas 150 personas ataviadas con chaquetas verdes fluorescentes patrullan por las dos terminales.

Latas de sardinas

Llegar en taxi y coche es fácil. El acceso es amplio y no hay retenciones. Tampoco hay problemas para encontrar sitio en el parking. Trenes y autobuses funcionan con normalidad y los servicios lanzadera son eficaces. 12 minutos para ir de Terminal a Terminal en una lata de sardinas con mucho movimiento. El metro tarda más: no se le espera hasta 2012.

Fallos: el frío

Como todo primer día, siempre hay una cosa que falla: los pasajeros se quejan por el frío. Unos minutos en la Terminal y el aire acondicionado ya ha calado en los huesos. El resto de fallos han sido menores y zanjados a lo largo de la mañana: un ascensor averiado, problemas con las tarjetas de crédito en los comercios, cajeros automáticos fuera de servicio… Lo que tardará más en arreglarse es el caos de las cafeterías en hora punta. Eso sólo lo cura la experiencia.

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