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Devorados por Youtube

David DeVore colgó un vídeo en Internet un vídeo de su hijo afectado pro la anestesia. A los tres días, lo habían visto millones de personas. La Red es un "Videos de primera planetario". ¿Qué piensan estos protagonistas de su éxito?

Un día cualquiera de mayo del año pasado. David DeVore, un hombre de negocios de Florida (Estados Unidos), acompaña a su hijo al dentista. No es una cita rutinaria: al niño, de siete años, hay que extraerle un diente. Su mujer no puede acompañarles, así que David inmortaliza la primera experiencia quirúrgica del pequeño con su cámara de bolsillo. Graba sus nervios antes de la intervención y nada más salir, todavía en el aparcamiento de la consulta, vuelve a sacar la cámara. Ya en casa, el matrimonio ve el vídeo, que les parece muy divertido. Pasado el tiempo, David edita una versión de dos minutos que envía por correo electrónico a familiares y amigos. El pasado domingo 1 de febrero, harto de reenviar el vídeo y sus engorrosos 100 megas de peso mail por mail, lo cuelga en YouTube para compartirlo de un plumazo. Tres días más tarde, se queda de piedra: el vídeo acumula la friolera de tres millones de visitas.

¿Y qué es eso que se ve que despierta tanto interés? Un plano fijo de un niño en el asiento trasero de un coche con el cinturón de seguridad abrochado, mellado y noqueado por la anestesia. El pequeño David arrastra las palabras, tambalea la cabeza y tiene dificultades para fijar la vista. Se queja de que ve doble ("tienes cuatro ojos", le dice a su padre), no entiende qué le está pasando, mete un alarido. "¿Es esto la realidad?", pregunta. "Me siento raro. ¿Por qué me está pasando esto a mí? ¿Me voy a quedar así para siempre?". Del otro lado de la cámara, su padre se troncha con sus comentarios.

El resultado es entre inquietante y desternillante y traslada en un clic a la primera borrachera o al primer mal viaje. Hace tres meses y medio que el vídeo David after dentist (David después de ir al dentista) circula por la Red y acumula más de 22 millones de visitas y unos 50.000 comentarios de fans ("Qué niño más gracioso"), pero también de detractores que opinan que los padres del niño no deberían de haberle expuesto al público ya que le puede afectar de algún modo: "Ese niño necesitaba que alguien le tranquilizara y le cuidara y no que se aprovecharan de su circunstancia para que la gente se ría en YouTube".

David padre responde a la solicitud de entrevista enseguida y minutos más tarde está al teléfono: "Para nosotros era un vídeo familiar más y cuando nos dimos cuenta de que se nos había ido de las manos nos asustamos . No sabíamos qué pensar e incluso nos preguntamos si nos habíamos equivocado al subirlo a YouTube, pero creemos que no. Sólo es un momento divertido entre un niño y su padre que por algún motivo ha conectado con la gente".

Los padres de David se han zambullido de lleno en su inesperada fama. Han abierto un blog, han concedido decenas de entrevistas, han asistido con su hijo al popular Today Show y han lanzado una línea de camisetas con las frases más populares del vídeo. Cuestan 18 dólares. ¿Que usted vive fuera de Estados Unidos? No problem. Por 12 dólares envían dos ejemplares a cualquier punto del globo. Han recibido pedidos de Alemania, Australia, Malasia o Brasil. El modelo más solicitado es el que lleva impresa la frase "Is this real life?" (¿es esto la realidad?).

A quienes les insultan por hacer público un vídeo que creen puede traumatizar a su hijo, David no se cansa de responderles: "¿No crees que le afecta bastante más que se insulte a su padre? Para nosotros ha sido una experiencia muy positiva que repetiríamos. Tanto mi mujer como yo nos dedicamos a los negocios y creemos que es una buena oportunidad para enseñar a nuestros dos hijos a ser emprendedores y aprovechar las oportunidades que se presentan en la vida".

Por Internet circulan miles de vídeos, pero sólo unos pocos acaban convirtiéndose en un fenómeno global. Un bebé a carcajada limpia. Un perro durmiendo de una forma un tanto peculiar. Un chaval ejercitándose con una falsa espada láser... El único requisito para lograr el éxito planetario es que se trate de un momento espontáneo e irrepetible. YouTube se ha convertido en una megaversión del programa Vídeos de primera a escala planetaria. Poco a poco, este portal y otros (Vimeo, Dailymotion...) le están robando espacio a los chistes (hay quien prefiere mostrar un momento gracioso a contar uno) y a la tele, "quizá porque algunas de las cosas que se encuentran en Internet son más interesantes que lo que echan las cadenas", apunta el mediático DeVore.

Hace unas semanas hemos conocido el último fenómeno global: Susan Boyle, una concursante de Britain's got talent que ha enternecido a medio planeta y que en cuestión de días ha pasado de estar en el paro a ser solicitada para cantar en la Casa Blanca ante la asociación de corresponsales (invitación que ha rechazado). Pero antes que ella, el británico Paul Potts o la búlgara Valentina Hassan vivieron una experiencia similar.

Hassan vive en España desde 2004. El año pasado estaba de vacaciones en Bulgaria cuando vio la convocatoria al casting de la segunda edición de Music Idol y allí que se plantó con sus mejores galas y el pelo embadurnado de laca. El vídeo en el que entona su versión de andar por casa de la canción Without you, de Mariah Carey, en un inglés inventado y sin complejos - Ken liii, tulibu dibu dauchuu... - ha hecho llorar de risa a miles de personas, incluida la mismísima Mariah Carey, momento que también está documentado en Internet.

El éxito cogió a Hassan por el lado inesperado, el del humor, y no por sus cualidades como cantante. Al teléfono desde el pueblo de Ávila en el que vive con su marido y sus tres hijos (acaba de tener mellizos), Hassan rememora un episodio que desde luego la ha marcado: "En Bulgaria me hice muy famosa pero cuando llegué a España vi que había el mismo interés o más. Me invitaron en Antena 3, a Buenafuente y a TVE-1 y a La 2. También vinieron a entrevistarme de Londres, de EE UU y me ofrecieron hacer una película. Muchos se han aprovechado de mi canción y ya no quiero hacer nada a no ser que me paguen. Me han dicho que he sido tonta, que un éxito como éste podría abrirme muchas puertas. Si me hubiese mudado a Bulgaria sería como el Chiquilicuatre en España, pero para mí ha sido más importante mi familia y mi vida aquí. Tengo 30 años. Más joven, igual se te sube a la cabeza".

Hace cuatro años, cinco amigos universitarios residentes en Madrid se fueron a pasar unos días de vacaciones a Denia (Alicante). Tras una noche de juerga, ya en casa, uno de ellos grabó a Carlos soltando sapos y culebras porque una chica le había dado calabazas. En el vídeo, de tres minutos y medio, Carlos hace gala de su ingenio y vis cómica, avivados por el despecho. Años más tarde, aquellos amigos le convencieron para colgar el vídeo en la Red, cosa que hicieron el 11 de abril del año pasado.

Misma historia. Alguien vio el vídeo y se lo mandó a una amiga que se lo mandó a un compañero de trabajo que se lo mandó a su primo... Dos meses más tarde, durante las fiestas de San Antonio de la Florida, en Madrid, Carlos bebía tranquilamente en el bar Casa Pepe cuando notó que dos desconocidos le miraban fijamente. Al rato, le abordaron: "Me dijeron: '¡Por favor, déjanos invitarte a una cerveza! Nos encanta tu vídeo'. Me quedé flipado y llamé a mis amigos: "Tíos, esto se nos ha ido de las manos".

Hoy, el vídeo conocido como Contigo no, bicho acumula 3,2 millones de visitas. El improvisado desahogo de Carlos, a la altura de un buen monólogo de humor, ha despertado la solidaridad de miles de internautas ("te quiero conocer!!!"; "Carlos, eres una mákina") y sus mejores frases han pasado a la jerga de la calle: "Va y me dice: 'Contigo no, bicho"; "sólo le faltaba alejarme con un palo"; "¡hija de una hiena!". La popularidad, por supuesto, ha tenido consecuencias en la vida de Carlos. Durante el verano, Gonzo (de El método Gonzo; Antena 3) lanzó una campaña para localizarle. Y lo consiguió. Carlos estaba de vacaciones en Amsterdam cuando recibió su llamada. "Le dije que muchas gracias pero que pasaba de ir a la tele a hacer el moñas". También ha recibido ofertas para protagonizar anuncios de Meetic.com y Match.com, los dos principales portales de contactos, que debieron encontrar su caso muy inspirador (¿te han dado calabazas? No desesperes. ¡Con nosotros encontrarás tu media naranja!).

En las discotecas, la gente, especialmente tras la tercera copa, se acerca a darle la lata. Los taxistas se le quedan mirando fijamente por el retrovisor o le pasan el móvil para que salude a un amigo "que es muy fan tuyo". Es decir, lo mismo que viven diariamente actores, cantantes... Pero ¿y cuando el motivo de tu fama es un vídeo casero en el que cuentas, bastante perjudicado tras una noche de juerga, que una chica te ha rechazado con un "contigo no, bicho"?

En febrero, Carlos se quedó helado. Nuevas Generaciones del PP estaba usando su vídeo para hacer campaña en el País Vasco. Jaime, uno de los amigos que le animó a colgar el vídeo y que hace las veces de mánager, pidió que lo retiraran. En balde.

A Carlos, de 28 años, todo esto le produce una sensación agridulce. La gracia ha llegado muy lejos e intenta que no salpique a su reputación profesional. Le aterra que le identifiquen como "un friki", pero si adivina que el interlocutor ha captado su sentido del humor, se relaja. En febrero, el cantautor Rafa Pons le propuso salir en el videoclip de su canción No hay sexo seguro. Carlos se citó con él con la intención de declinar la invitación, pero congeniaron. "Me convenció y pensé 'no creo que me vaya a conocer más gente por esto". La repercusión del videoclip, sin embargo, ha sido muy inferior a la del vídeo casero.

El pasado 14 de agosto, la policía de San Sebastián de los Reyes (Madrid) tuvo que desalojar seis edificios por un error de la socorrista a cargo de la piscina comunitaria, que provocó una nube tóxica al mezclar dos productos equivocados. En pleno erial veraniego, Antena 3 noticias (que está a pocos metros del edificio en cuestión) mandó a un equipo a cubrir el suceso. El periodista localizó a la socorrista y la entrevistó. El vídeo, en el que ésta relata su versión de los hechos como si se lo estuviese contando a un colega, dura menos de un minuto pero no tiene desperdicio. "Lo he echado y ha hecho una reacción que flipas, ha empezado a salir gas amarillo por ahí... y ha afectado a la gente, ¿sabes?". Su frase "vamos, que la he liado parda" se ha extendido como la pólvora, así como el vídeo. ¿Por qué gusta tanto? Porque produce incredulidad, pena, te da la risa... Un mix de emociones sin rival.

Desde YouTube España, María Ferreras asegura que los protagonistas de estos vídeos tienen derecho a la privacidad y que si lo desean pueden exigir que se elimine el vídeo en cuestión y todas sus copias. Carlos no se ha molestado: "Lo tiene ya tanta gente que no serviría de nada. Pasado mañana estaría en otra web". Imposible saber si la socorrista lo intentó. Contesta al móvil con recelo y cuando el interlocutor se identifica como periodista, cuelga con un "no sé para qué me llamas ni quiero saberlo".

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