Continúa la búsqueda en Galicia de los cinco náufragos del 'Rosamar'
Cuatro de los cinco supervivientes han relatado que el arrastrero se hundió "en un minuto" después de que un aparejo se enganchara en el fondo del mar
Las tareas de búsqueda de los cinco marineros desaparecidos tras el hundimiento el viernes a 24 millas al noroeste del puerto lucense de San Cibrao del arrastrero Rosamar prosiguen en una zona marítima entre Galicia y Asturias, según fuentes de Salvamento Marítimo aunque finalizarán esta noche. Debido al tiempo trascurrido desde el naufragio y las malas condiciones climatológicas de la zona, los equipos de rescate ya no confían en encontrar a los marineros desaparecidos con vida. "La temperatura del agua es de doce grados", según fuentes Salvamento Marítimo que han apuntado que a esa temperatura es "imposible sobrevivir".
Dos barcos y un avión participan en las labores de rescate en la zona en donde se sospecha que podrían encontrarse los náufragos. La búsqueda en esa área obedece a que es donde ayer se encontró una balsa "intacta" que "pertenecía al Rosamar y que no tenía signos que haber sido utilizada" por los náufragos, así como de chalecos salvavidas y otros restos, todos ellos del arrastrero hundido. Las tareas de búsqueda de los cuerpos proseguirán durante toda la jornada, hasta el anochecer, aprovechando que hay "buena visibilidad", han agregado las fuentes de los equipos de rescate.
Se hundió "en un minuto"
Sobre las causas del hundimiento del barco, cuatro de los cinco supervivientes del Rosamar indicaron ayer sábado que el arrastrero se hundió "en un minuto" después de que un aparejo se enganchara en el fondo del mar y, al hacer de ancla con olas de seis metros, provocó el vuelco del barco y su posterior hundimento.
El naufragio del pesquero, con base en el puerto de la localidad portuguesa de Leixóes y trece tripulantes a bordo, ocho portugueses y cinco indonesios, ocurrió sobre las 07.48 del viernes a 24 millas al noroeste de San Cibrao. Tres de ellos, Mario Castaño da Silva -patrón del barco-, José Tomé -primer mecánico- y José Agraca -contramaestre de redes- fueron hallados muertos entre los aparejos del barco.
El barco hundido, de casco de acero y que había sido construido en el año 1978, tenía 34 metros de eslora y habitualmente operaba desde el puerto de Burela, a pesar de tener pabellón de Portugal, según fuentes de la Capitanía Marítima.
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