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Dictadores, traficantes y mafiosos, las mayores fortunas del sudeste asiático

Las familias más ricas de países como Tailandia, Indonesia o Filipinas crecieron al amparo de regímenes corruptos

Ex dictadores, traficantes de droga y antiguos lacayos de las mafias chinas son hoy los patriarcas de algunas de las familias más ricas del sudeste asiático, donde viven como reyes, al margen de la pobreza que afecta a la mayoría de los habitantes de la región. Por sus estrechas relaciones con regímenes corruptos que necesitan de su apoyo para perpetuarse en el poder, llevan décadas ampliando sus fortunas y reforzando su control sobre sectores enteros de la economía, mientras se esfuerzan por disipar las dudas sobre el origen ilícito de su patrimonio.

Algunos de ellos tienen incluso órdenes de detención en vigor en el extranjero por tráfico de drogas o asociación con criminales, pero en sus propios países campan a sus anchas. Uno de los caciques locales más conocidos de Tailandia es el sanguinario Somchai Kunplome, conocido como Kankan Poh, a quien los tribunales acusan de haberse hecho multimillonario mediante la compraventa fraudulenta de terrenos y el contrabando. En 2004 fue condenado a 25 años de prisión por haber ordenado el asesinato de un rival político, pero hace dos años se esfumó sin dejar rastro. Actualmente se dice que vive oculto en algún lugar de su feudo, en la provincia de Chomburi. Dos hijos suyos han llegado a ser ministros en Tailandia.

La estela de los dictadores

Por otro lado, Indonesia lleva una década luchando por recuperarse del legado de malversación de fondos del régimen del general Suharto, fallecido este mismo año y cuya familia sustrajo 35.000 millones de dólares de las arcas del Estado a lo largo de 31 años, según los fiscales que llevan una década investigándoles. Suharto encabezó durante décadas las listas de dirigentes más corruptos del mundo y murió sin haberse sentado en el banquillo de los acusados por cualquiera de las decenas de procesos judiciales abiertos contra él.

Sus amigos también han eludido la justifica porque tienen su dinero en bancos de Singapur, considerada la nación con menor índice de corrupción de toda Asia, según la ONG Transparencia Internacional.

Otro de los países de la zona, Filipinas, tiene la mitad de su economía controlada por una oligarquía tradicional formada por unas 20 familias de origen chino o español, que se enriquecieron bajo los paraguas de la elite colonial y la dictadura de Ferdinand Marcos. Uno de sus socios más notables fue Lucio Tan, magnate del ron y el tabaco. Con un patrimonio reconocido de 1.500 millones de dólares, aunque el Ejecutivo filipino le reclama varios miles de millones de empresas que su mentor le entregó supuestamente como testaferro.

Tampoco escapan a la sospecha los regímenes comunistas de Laos y Vietnam. En ambos países las mayores fortunas pertenecen a altos funcionarios del partido y hombres de negocios asociados a ellos, aunque la férrea censura impide que salgan a la luz casos de enriquecimiento ilícito masivo.

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