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Zapatero: "Nadie puede imponer ni fe ni moral, sólo respeto a las leyes"

El presidente del Gobierno responde a las acusaciones lanzadas por los arzobispos de Madrid y Valencia durante el acto de apoyo a la familia

"Nadie puede imponer ni fe, ni moral, ni costumbres, sólo respeto a las leyes", que es el "ADN de la democracia". Así se ha referido este domingo durante una conversación informal mantenida con periodistas en la celebración de la Pascua Militar el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a la concentración celebrada el pasado 30 de diciembre en Madrid a favor de la familia. Zapatero, no obstante, ha asegurado que "afortunadamente" hay un pensamiento plural en la iglesia española, pero ha recalcado que España es un país aconfesional.

Zapatero ha manifestado su discrepancia "absoluta" con las afirmaciones de los arzobispos de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y de Valencia, Agustín García-Gasco; este último aseguró en la concentración a favor de la familia que las leyes sobre el matrimonio homosexual, el divorcio y el aborto disuelven la democracia. El jefe del Ejecutivo ha puntualizado que se refería a las palabras de estos dos cardenales y que esta concentración no era un pronunciamiento oficial de la Iglesia.

En este sentido, ha destacado las palabras "sensatas" del presidente de la Confederación Episcopal, Ricardo Blázquez, que pidió a los obispos que no miraran a derecha e izquierda para resolver los problemas. El presidente del Gobierno, tras reiterar que discrepa "de manera profunda" con las opiniones de García-Gasco, ha apuntado que "afortunadamente" hay un pensamiento plural en la Iglesia.

Aconfesionalidad del Estado

El jefe del Ejecutivo ha asegurado que, independientemente del color político, cualquier Gobierno debería afirmar que la moral y la fe no se legislan y ha defendido la aconfesionalidad del Estado y la primacía de la sociedad civil. A su entender, el Gobierno ha mantenido una actitud de diálogo y cooperación, y ha abogado por respetar los principios que se fijan en la Constitución de 1978: la aconfesionalidad del Estado y las relaciones entre éste y la Iglesia.

"Mantendremos la relación con el Vaticano y con la Conferencia Episcopal dentro del respeto a la discrepancia", ha señalado Zapatero, quien ha manifestado: "Cuando no se está muy de acuerdo en una cosa, lo decimos con toda contundencia y firmeza", porque "es el deber de un gobierno democrático".Por ello, se han mantenido los acuerdos con la Santa Sede de financiación de la Iglesia y de colaboración en la educación, ha recordado.

Preguntado por si el PSOE va a incluir alguna reforma en las relaciones entre el Estado y la Iglesia en su programa electoral, ha afirmado que su partido tiene unos principios "muy claros" y ha recalcado la aconfesionalidad del Estado, la supremacía de las leyes democráticas y la extensión máxima de los derechos indiviuales.

Zapatero ha añadido que el objetivo del Gobierno es dar derechos iguales a todos, más allá de la diversidad política, religiosa o el sexo.

Nuevas críticas eclesiásticas

Las declaraciones del presidente del Gobierno coinciden con nuevas críticas por parte de la jerarquía eclesiástica: el secretario general de la Conferencia Episcopal, Juan A. Martínez Camino, asegura hoy en una tribuna publicada en el diario El Mundo que el reconocimiento del matrimonio homosexual equivale a desnaturalizar el concepto hasta el punto que "no es en absoluto exagerado decir [?] que en España el matrimonio ha dejado de existir legalmente".

Martínez Camino argumenta que la Ley de Reforma del Código Civil en Materia de Matrimonio equipara "el matrimonio a las uniones de personas del mismo sexo [...]. El matrimonio resultante de esa operación legal ya no es la unión de un varón y de una mujer, sino la unión de cualesquiera ciudadanos".

"La disolución del matrimonio como figura jurídica propia no es una pura sutileza conceptual", subraya, "es un gravísimo acontecimiento de carácter epocal [sic] que trae consigo consecuencias muy negativas para la vida de todos los españoles".

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