'Welcome Lenin'
Un hostal de Berlín recupera el encanto de la República Federal Alemana
Si Lenin levantara la cabeza y, de vacaciones en Berlín, decidiera hospedarse en el Ostel, se sentiría como en casa. En las 33 habitaciones del hostal se recrea el encanto de la vida en la desaparecida República Democrática Alemana (RDA), según informa BBC Mundo. Su ubicación, cercana a la estación de trenes Ostbahnhof, a poca distancia del centro de la capital alemana y alejado de los turistas "al uso", convierte a esta pensión en lujo para los comunistas nostálgicos.
"Un ambiente como éste ya no existe en el territorio de la ex RDA; la gente tiró todo a la basura, ¡fuera con eso!, todo debía ser nuevo, occidental, Ikea", explica uno de los propietarios, Guido Sand. "Toda la cultura mobiliaria de la Alemania comunista fue a dar a la basura; por eso, es increíblemente difícil recrear un ambiente así", añade.
Pero no toda ha consistido en decoración interior. Las decaídas construcciones, los antiguos edificios públicos reciclados en tiendas al por mayor, las gasolineras y los edificios de bloques son el triste paisaje que domina esta zona que perteneció al Berlin oriental. Fue en medio de esta desolación, dos hombres nacidos en el Berlín comunista decidieron abrir un hotel que recuerda a un mundo que, menos de 20 años después de la caída del muro, parece haber sido borrado del mapa.
Como nuestro Cuéntame
Si en Cuéntame no puede faltar la vajilla de duralex o la batería de ollas con motivos florales, en el Ostel berlinés no podían faltar el papel de la pared con diseños sicodélicos, las lámparas de plástico y aluminio, las mesas de vivos colores o las camas con su cobertura que imita a la madera.
Y si Franco estaba en boca de todos los personajes de la serie española, en este hotel el gran protagonista es Erich Honecker, el último gobernante de la RDA. "Todo el mundo se lleva como recuerdo el retrato de Honecker, así que tenemos un montón de copias", agrega Daniel Helbig, el otro socio.
Escaso lujo en el redil comunista
No todo podían ser remiendos en un hostal. Para los no tan comunistas está la Suite Stasi, una de las habitaciones más caras, de 40 dólares la noche. Su nombre es un homenaje a la policía secreta de la RDA, que según los dueños tiene auténticos muebles franceses que pertenecían al privilegiado servicio.
En el otro extremo está el Campamento de los Pioneros. Los pioneros eran algo así como los boy scouts del Partido Comunista y esta habitación los recuerda con una sala de literas para seis personas que cuesta unos 12 euros la noche.
Un paseo por el pequeño, como no, jardín del hotel con algunos de los cocktails políticamente correctos de la RDA: Sputnik, Sultaneta Cubana, Havanapunsch, y bailar un poco de rock socialista, es una buena opción para completar la visita.
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