"ETA era un nombre muy lejano, algo que nunca nos podía llegar a nosotros"
Los familiares de las dos víctimas del atentado expresan su estupor ante el atentado del sábado en Madrid
ETA era un “nombre muy lejano” para Carlos Alonso Palate, el ecuatoriano que murió el pasado sábado en el atentado de la organización terrorista en el aeropuerto de Barajas. “Nunca se pensó que se podía vivir en carne propia”, “se veía como algo que nunca nos podía llegar a nosotros”, ha declarado su tío, Luis Antonio.
Palate, de 35 años, era el mayor de cuatro hermanos (tres varones y una mujer) y el único que vivía en España. Residía en Valencia desde hace cuatro años, una ciudad “muy tranquila” desde la que “se veían los atentados como pasaban, pero se veían muy lejos”, según su tío, con el que convivía. Natural de un pueblo situado a dos horas y media de la capital ecuatoriana, Palate deseaba regresar a su país cuando tuviera suficiente dinero ahorrado. Todos los meses enviaba 300 dólares a su madre, ciega, y a los familiares y amigos que le habían prestado el dinero para pagarse el viaje a España. Palate trabajaba en una fábrica de plásticos y también, de forma esporádica, en la recogida de naranjas en la huerta de Valencia, según su tío.
Palate había viajado el viernes de Valencia a Madrid para recoger a un amigo que había acudido a Barajas a recoger a su mujer. Durmieron en un hostal, y el sábado por la mañana se trasladaron juntos al aeropuerto; su amigo salió a recoger a su esposa, y él, que tenía sueño, se quedó echando una cabezadita en el aparcamiento.
Luis Antonio Palate ha agradecido al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a todos los ministros y a los responsables de la Comunidad de Madrid que se hayan “preocupado” por su sobrino, un reconocimiento que ha hecho extensible al Ayuntamiento de Madrid y Valencia y a los periodistas. El cuerpo de su sobrino será repatriado esta tarde en un avión de la Fuerza Aérea española, acompañado por sus familiares y amigos.
Mientras, continúan los trabajos de desescombro en el aparcamiento del aeropuerto, y los equipos de rescate buscan el cuerpo de otro ciudadano ecuatoriano que desapareció en la explosión, Diego Estacio, de 19 años. Su padre, Winston, ha señalado: “Esto nunca lo esperábamos, sabíamos qué era ETA, pero jamás pensaba que iba a pasar esto con mi hijo”. Ahora, la familia sólo desea “encontrarlo, esté como esté, como Dios lo haya querido”, según informa el diario ecuatoriano El Comercio.
La madre de Estacio se trasladó de Italia a España hace 12 años, y tras asentarse aquí decidió traerse a su esposa y sus dos hijos, “sin imaginar que Diego moriría a manos del terrorismo”, ha declarado el abuelo del desaparecido, Abelino, al diario ecuatoriano Hoy. Diego Estacio acudió a las ocho de la mañana del sábado al aeropuerto junto a su novia, Verónica Arequipa, para recoger a la madre de ésta; el joven se quedó durmiendo en el coche porque se había pasado la noche de fiesta, mientras la chica acudía a la terminal.
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha dicho hoy que la familia de Estacio se ha replanteado la ubicación del coche en el que el joven se quedó durmiendo, que en un principio dijo que estaba estacionado en la segunda planta del módulo D del aparcamiento, cerca del epicentro de la explosión.
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