Décimo atentado de ETA en lo que va de año, y el cuarto sin aviso
El paquete bomba que ha hecho explosión esta noche en el juzgado de paz de la localidad vizcaína de Munguía es el décimo atentado de ETA en lo que va de año, y el cuarto sin aviso telefónico de colocación del explosivo. A este atentado hay que añadir otro explosivo, que estalló en la madrugada del domingo pasado en una sucursal del BBVA de Vitoria, atribuido por la policía a terrorismo callejero, y que produjo quemaduras en cara y manos a un matrimonio vecino de Vitoria.
Los cuatro atentados sin aviso previo mediante llamada telefónica fueron perpetrados, incluido el de Munguía (Vizcaya), los dos primeros a la vez el 26 de enero en una oficina de correos en Murguía (Alava) y el juzgado de paz de Balmaseda (Vizcaya), y el tercero en las oficinas del INAEM en el barrio de Santutxu (Bulbao) el 29 de enero.
El primer atentado del 2006 se produjo cinco días después de estrenado el año: el 5 de enero dos artefactos, cuya colocación anunció ETA, estallaron en el Parador de Sos del Rey Católico (Zaragoza), que se encontraba cerrado por vacaciones, y causaron disitntos daños. Uno de los explosivos estaba colocado en uno de los accesos al hotel y el otro en un repetidor situado a unos quinientos metros del complejo hotelero. ETA había avisado de la explosión a la DYA de Guipúzcoa y al diario "Gara".
Ese mismo día, la banda colocó una bomba en una instalación eléctrica situada en Aratores (Huesca), aunque la Guardia Civil halló el artefacto, ya explosionado, el 7 de febrero, después de recibir dos llamadas que señalaban su colocación, la primera a la DYA y la segunda al diario Gara. El 26 de enero, la explosión de dos bombas compuestas por entre 3 y 5 kilos de explosivo causó pequeños daños materiales en una oficina de correos en Murguía (Alava) y en los juzgados de Balmaseda (Vizcaya). En ninguno de los dos casos se produjeron llamadas previas alertando de la colocación de los artefactos.
Tres días después, el 29 de enero, un ertzaina sufrió heridas leves como consecuencia de la explosión de una bomba colocada en la oficina del INEM del barrio bilbaíno de Santutxu, que además produjo importantes daños en el lugar. Un vecino alertó a la Ertzaintza de la existencia de una mochila sospechosa que tenía una pequeña nota que ponía "peligro, bomba" por lo que los policías acordonaron la zona, que al explotar causó heridas a un agente.
La advertencia de "peligro, bomba" no aparece en el artefacto colocado el 1 de febrero del 2006, cuando explotó una bomba compuesta por quince kilos de cloratita, que causó graves daños en las oficinas centrales de Correos de Vizcaya, ubicadas en el polígono Lezama-Legizamon de Etxebarri, muy cerca de Bilbao. Un comunicante anónimo avisó de la explosión al diario Gara y la DYA de Guipúzcoa.
El 14 de febrero, una furgoneta bomba hacía explosión en una discoteca de la localidad navarra de Urdax, sin causar heridos aunque sí daños materiales, después de que un comunicante, que dijo hablar en nombre de ETA, anunciara su colocación a la DYA. Dos días después, el 16, un artefacto compuesto por unos cinco kilos de explosivo, probablemente cloratita, estalló junto a un pabellón que lucía un cartel de la empresa de construcción Otaduy, en la localidad vizcaína de Trapagarán, en una zona industrial cercana a Bilbao. La explosión, anunciada por un comunicante anónimo a Gara una hora antes, no causó víctimas.
El 22 de febrero hizo explosión una mochila-bomba compuesta entre cinco y siete kilos de cloratita, sin causar heridos aunque sí cuantiosos daños, en una empresa de embalajes Barrenechea Goiri y Cia, tras una llamada de aviso al diario Gara que avisó de la colocación de una mochila en la que podía leerse un cartel que rezaba "peligro bomba".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.