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Intervención inicial de Bono en el Congreso sobre el siniestro del helicóptero en Afganistán

Señor presidente de la Comisión de Defensa, señoras y señores diputados, comparezco esta mañana en el Congreso de los Diputados para informarles del trágico suceso ocurrido en la mañana del pasado día 16 en Afganistán, en el que perdieron la vida 17 militares españoles y resultaron heridos siete. Acudo, como pueden comprender, con la carga emocional de quien, como responsable de la dirección cotidiana de los ejércitos, ha vivido de cerca, minuto a minuto, este suceso tan triste.

Vengo a trasladarles toda la información que tengo y a responder honestamente a cuantas preguntas tengan a bien formularme. Por ello, solicité esta comparecencia con carácter urgente el mismo día del siniestro, el día 16.

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Bono insiste en que la principal hipótesis es la del accidente causado por el fuerte viento

Permítanme, al comenzar, recordar que, después de los familiares y junto a sus amigos más cercanos, los militares, los ejércitos son los primeros en sentir la pérdida de sus compañeros. Y que nuestros militares son personas que trabajan para hacer realidad los valores que habitualmente usamos los políticos en nuestros discursos, para hacer realidad los valores que se encierran en las palabras de nuestros discursos: la libertad, la democracia, la justicia. Palabras cotidianas entre nosotros por las que los militares están dispuestos a entregar sus vidas. Son 122 los militares españoles que han perdido su vida en misiones internacionales. Habrá quienes no quieran a los ejércitos, habrá quienes piensen que en el mundo se podría estar mejor sin soldados. Lo que no se podrá negar es la evidencia de que, además de en este momento ser necesarios, como lo son en Afganistán, la suya, la vocación de los soldados es digna de respeto, está insuficientemente reconocida y, desde luego, está mal remunerada.

Los fallecidos han sido 17 militares del Ejército de Tierra. De ellos 12 estaban destinados en la Brigada de Infantería Ligera de Figuerido, en Pontevedra; cuatro pertenecían a las fuerzas aeromóviles del Ejército de Tierra, destinados en El Copero, en Dos Hermanas (Sevilla). Uno pertenecía al parque y centro de mantenimiento de helicópteros de Colmenar Viejo, en Madrid. En cuanto a sus empleos 11 eran soldados, uno era cabo, había dos sargentos, un brigada, un teniente y un capitán. De los 17 fallecidos, 14 tenían menos de 30 años y varios de ellos tenían 20 años. El más joven de todos, el soldado don Iván Vázquez, con 20 años recién cumplidos en abril. El mayor, el brigada don Juan Morales Parra, que hubiese podido cumplir 40 años en el próximo septiembre. De ellos, siete se habían casado y tres tenían hijos: el brigada don Juan Morales Parra tenía dos hijas; el sargento don José González Bernardino tenía una niña de siete años, y el cabo don Daniel Abréu Fernández, un niño de pocos meses. Ya sé que mi intervención no debe ser una evocación fúnebre, pero deseo decir todos sus nombres para rendirles aquí en el Congreso de los Diputados, representación del pueblo español, el homenaje al que se han hecho acreedores para siempre. Al mencionarles a todos no lo hago simplemente a título informativo sino a título de honor. Permítanme, por tanto, recordar a estos 17 españoles de bien por sus nombres, por los nombres que ya han escrito con su ejemplo en la historia de España. Además de los mencionados el soldado don Isaac Calvo Piñeiro, el soldado don Jesús Casal Rivera, el soldado don Gonzalo Casalderrey Nazara, el soldado don Pedro Fajardo Cabeza, el sargento don Alfredo Francisco Joga, el soldado don Diego González Blanco, el teniente don Javier González Hernández, el capitán don David Guitar Fernández, el soldado don Pablo Iglesias Sánchez, el soldado primero don José Ángel Martínez Parada, el soldado don José Manuel Moreno Enríquez, el soldado don Diego Prado López, y el soldado don Pedro Manuel Sanmartín Pereira.

En cuanto a los heridos que viajaban en el segundo helicóptero, quiero comunicarles que se encuentran satisfactoriamente. Todos fueron evacuados a territorio nacional el pasado día 18, menos el soldado don Agustín Gallardo González, cuyo traslado en un primer momento desaconsejaron los médicos, pero que hoy cuando les hablo, esta madrugada ha llegado, se encuentra en Madrid en el Hospital Central de la Defensa, y he podido hablar en varias ocasiones con él sin que su situación evoque peligro grave. Todos los fallecidos eran, como sus familiares a los que he conocido, gentes sencillas, personas que vivían de su trabajo en el Ejército y con los sueldos que les tenemos asignados y que, quizá, convenga que no olviden SS.SS.

Dividiré mi exposición en varios apartados: el primero, me parece obligado responder a la pregunta ¿qué hace España en Afganistán?. Afganistán es un país destrozado por décadas de violencia y de guerra. El producto interior bruto afgano per cápita es 120 veces menor que el español. La droga representa el 61% del producto bruto afgano. El terrorismo internacional ha tenido, y tiene todavía en Afganistán, su principal guarida. Afganistán es el quinto país más pobre del planeta. Es el país con el peor sistema educativo del mundo. Tiene una tasa de analfabetismo que permite decir con las Naciones Unidas que, en el caso de las mujeres, son el 86% de ellas analfabetas; y la tasa de población en estado de desnutrición alcanza el 70%. Algunos periodistas aquí presentes y algunas de SS.SS. tuvieron la ocasión de comprobar in situ en la visita que tuvieron a bien hacer a principios de este mes de agosto al país cuando fuimos a visitar a nuestras tropas.

Sin embargo, y pese a esos datos, las Naciones Unidas aseguran en un informe de febrero de este año 2005 que el país ha realizado progresos desde que cayó el régimen talibán y textualmente dice el informe: "más de 6.000 afganos, entre ellos 600 mujeres, han cumplido los trámites para presentarse a las elecciones convocadas el próximo 18 de septiembre". Para quien conoce Afganistán sabe que supone una especie de milagro laico que puedan celebrarse elecciones en este plazo, y que pueda haber 600 mujeres candidatas que han cumplimentado sus documentos.

Quisiera ahora responder y responder en público a la pregunta: ¿Cuáles son las razones de la presencia española? Señorías, muchos españoles, cuando vemos en televisión que se ha producido un atentando en Londres, Nueva York o Madrid, quisiéramos ser útiles, quisiéramos poder hacer algo útil para evitar ese tipo de atentados. Mi convicción es que no podríamos hacer otra cosa distinta que rezar si no fuese porque hay soldados que, dentro de la más estricta legalidad, luchan contra el terror y contra el terrorismo. El terrorismo que estalla en Londres, en Nueva York o en Madrid se engendra allí, y esta constatación es suficiente para responder a quienes se preguntan qué hacen allí nuestros soldados.

Se atribuye la expresión sin fronteras a los médicos, médicos sin fronteras, farmacéuticos sin fronteras se dice, y a tantas profesiones que generosamente trabajan por los demás en cualquier lugar del planeta. Pues bien, nuestros soldados son, si me lo permiten, verdaderos españoles sin fronteras en la campaña contra la pobreza, el fanatismo y el terror. El ministro no dice que sean los únicos, pero afirmo que son imprescindibles.

Nuestros soldados están en Afganistán para luchar contra el terrorismo, sí, para dar seguridad al pueblo afgano y para propiciar la libertad, el progreso y la democracia.

Otra pregunta que me parece obligado responder y responderme es: ¿Desde cuándo está España en Afganistán? El 11 de septiembre de 2001 tuvieron lugar los atentados de los Torres Gemelas y del Pentágono en Estados Unidos, y entonces los Estados Unidos crearon una coalición internacional que se llamó Libertad Duradera, contra los talibanes de Afganistán que habían dado y daban protección a la organización terrorista Al Qaeda.

Algo más tarde se creó una fuerza internacional de paz ya vinculada a las Naciones Unidas, ISAF, que tenía por objeto apoyar a la autoridad provisional afgana. La respuesta española entonces (gobernaba el señor Aznar) en Afganistán se inició el 14 de diciembre del año 2001, integrándose nuestras tropas en la coalición Libertad Duradera, y días después, además de en Libertad Duradera, en ISAF, también esta segunda bajo el mandato de las Naciones Unidas.

Otra pregunta: ¿Qué hizo el Gobierno de España que surgió de las urnas del 14 de marzo de 2004 a este respecto? Tras ordenar el regreso de las tropas de Irak, el nuevo Gobierno decidió no participar en la operación Libertad Duradera. Por tanto, señoras y señores diputados, es falso, aunque así se haya afirmado, que nuestras tropas están integradas en la operación Libertad Duradera. Se tomó esta decisión por el Gobierno del presidente Zapatero, pero también se tomó la decisión de apoyar el proceso electoral para la elección de presidente enviando un batallón durante el plazo de 90 días a la ciudad y el entorno de Mazar i Sharif, y además así lo aprobó el Parlamento español. Señorías, era entonces, por primera vez en 27 años de democracia, que el Parlamento de España se pronunciaba sobre la salida de soldados en misión al extranjero. Entonces cambiamos la participación española en coaliciones de guerra por la participación española en misiones de paz.

El 21 de febrero de este mismo año el Parlamento respaldó por unanimidad de todos los presentes un programa de reconstrucción provincial en una ciudad de Afganistán que se llama Qala-i-Now, y que está situada al Norte de Herat y en la zona Oeste de Afganistán, y también se constituyó una base de apoyo avanzado en Herat. Por tanto, en este momento tenemos un PRT de ayuda a la reconstrucción de una zona en Qala-i-Now, una base de apoyo a los PRT de la zona, que son un PRT italiano, un PRT español, como queda dicho, otro lituano y otro norteamericano, y tenemos un hospital para atender al contingente que desde primeros de agosto, como bien saben los parlamentarios que me acompañaron, di instrucciones de que también atendiese con las necesarias medidas de seguridad a la población civil de la ciudad de Herat.

El día 22 de junio ese Parlamento también respaldó el envío de un batallón de apoyo al proceso electoral que tendrá lugar el día 18 de septiembre en Afganistán.

Luego, por tanto, en resumen, ¿cuál es la situación de la presencia española en Afganistán en este momento? Estamos en misión de paz, y no porque así lo denomine el ministro de forma arbitraria, sino porque esa es, misión de paz, la calificación adecuada, exacta y literal que dan las naciones Unidas en su departamento de operaciones.

No estamos en la operación Libertad Duradera; tenemos un batallón de apoyo al proceso electoral que regresará a España a partir del 20 de septiembre; mantenemos un programa de reconstrucción para dar apoyo a cooperantes y ONG en Qala-i-Now; y tenemos una base de apoyo avanzada en Herat para proteger a los cooperantes y a los PRT que actúan en la zona, así como para mantener en régimen de seguridad abierto un hospital de nivel adecuado.

Se trata, en definitiva, de que nuestra presencia allí coadyuve a mejorar la vida en Afganistán, y para ello los especialistas civiles necesitan protección a ayuda sanitaria que dan nuestros militares, y todo esto lo hacemos con el apoyo legal necesario, es decir, la decisión del Gobierno de España, el apoyo del Parlamento, y dentro de una misión que nos ha sido solicitada por las Naciones Unidas.

La función de nuestros soldados es prestar apoyo al Gobierno afgano en el mantenimiento de la seguridad y dar también seguridad al personal de Naciones Unidas y a otro personal internacional para que lleven a cabo operaciones humanitarias en un ambiente seguro. Probablemente los parlamentarios que me acompañaron podrán dar fe de cómo las ONG de algunos países se han replegado de la zona de la que les hablo y de otras de Afganistán porque no pueden hacer su trabajo, no ya en régimen de seguridad, sino que sin la presencia de los soldados resulta imposible llevar a cabo su actividad y su trabajo humanitarios.

Estas actividades de nuestros soldados -entre comillas-, impropias de nuestros soldados no me lo parecen a mí, sino que los mismos soldados que limpian los campos de minas, que por cierto hay muchas, también de la época soviética, los mismos soldados que patrullan, que despliegan, que se arriesgan, son los que también ofrecen sus vidas para garantizar la presencia segura de cooperantes y ciudadanos generosos de todo el planeta que van a Afganistán a ayudar a aquellas gentes.

Desde mi punto de vista, solo desde la ignorancia de lo que se hace o desde la torpeza intelectual puede considerarse incompatible la solidaridad con el uniforme de los soldados de España. Además, junto a España en Afganistán hay presentes 35 países con fuerzas militares: 25 de ellos pertenecen a la Alianza Atlántica y diez no, y en el momento en que les hablo hay en total 9.985 efectivos pertenecientes a estos países integrados en la misión de las Naciones Unidas que denominamos ISAF, al margen de la operación llamada Libertad Duradera.

Me formulo otra pregunta: ¿La presencia y la actividad de nuestros soldados conlleva riesgos? La respuesta es clara: sí, desde luego. Los riesgos existen, los militares los asumen y en esta Cámara no solamente no se ha negado nunca, sino que concretamente el día 21 de febrero de este año, provocando algún escándalo en el exterior, dije lo siguiente: "Existen riesgos procedentes de los males endémicos de la sociedad afgana: corrupción, drogas, armas, en donde, por cierto, no se ve mucho al Estado, donde hay poco Estado". Hay riesgos que se evalúan a diario por nuestros agentes de la inteligencia militar y también por nuestros funcionarios del Centro Nacional de Inteligencia. En el momento en que les hablo y en la zona en la que estamos presentes puede decirse que la hostilidad de la población civil no se percibe o no existe y que el riesgo se juzga moderado.

Señorías, hoy comparezco sobre todo para darles cuenta del riesgo, de ese riesgo no negado, que lamentablemente se ha transformado en un siniestro grave y de cuáles sido las causas de ese siniestro ocurrido el día 16 de este mismo mes. Cuanto les relate a continuación tiene su fundamento en el informe técnico inicial que ayer noche -por cierto, dentro del plazo legal que marca nuestro ordenamiento jurídico- me fue remitido desde Herat por el general presidente de la Comisión de Investigación de Accidentes Aéreos. Se basa también en los informes del jefe del Estado Mayor de la Defensa, quien me acompaña en esta comparecencia, y en diversos testimonios que durante estos días he recibido de muy diversas personas que estuvieron cerca del siniestro o que, a mi modo de ver, tiene una opinión cualificada.

A las once horas aproximadamente del pasado día 16 dos helicópteros matrículas ejército de tierra 657 y 659 despegaron de la base de Herat con destino al aeropuerto de Sindhad para hacer una operación helitransporte en vuelo táctico -ahora les explicaré en qué consiste el vuelo táctico. En la primera rotación -estaban previstas dos- salieron 12 hombres en cada helicóptero, volando ambos con sus tripulaciones completas. Antes de iniciar la misión, como es obligado, el capitán Guitar realizó una explicación de la misión que se iba a desarrollar y destacó lo siguiente: Primero, que la ruta que seguirían ya era conocida de vuelos anteriores. Segundo, que volarían dejando la carretera a la izquierda. Tercero, que no volarían en formación, pero sí lo harían con contacto visual permanente entre las dos aeronaves. Cuarto, que la altura de vuelo sería de entre 50 y 60 pies sobre el terreno. Quinto, que la velocidad máxima alcanzaría los 230 kilómetros por hora. Y sexto, que situaba la amenaza para la misión en lo que calificó de grado medio. El primer helicóptero, es decir el ET-657, volaba unos 500 metros por delante del que le seguía. Detrás y a su izquierda volaba el ET-659. Cuando habían recorrido aproximadamente unos 21 kilómetros en dirección sur el helicóptero que iba en posición retrasada, antes de descrestar -es decir, antes de superar la cima de una pequeña colina, que así es como se denomina en el argot de los pilotos de aeronaves-, elevó repentinamente el morro, realizando una maniobra llamada flare que consiste en levantar el morro bruscamente y bajar la potencia de la aeronave, lo que suele hacerse para frenar la aeronave. Además, ese mismo helicóptero giró bruscamente hacia la izquierda. Parece ser que el helicóptero no consiguió la frenada que pretendía antes de la cima de la colina, sino que la sobrepasó. Esta maniobra llamada flare parece estar motivada por que el piloto avistó -y probablemente antes que ningún otro tripulante- fuego y humo en la dirección de su vuelo, exactamente a las 12 del sentido del vuelo. El fuego y el humo que avistó el piloto procedían de la explosión del helicóptero que les precedía, el ET-657, y que trágicamente ya había impactado contra el suelo. El segundo helicóptero, el ET-659, gira a la izquierda, como queda dicho, de manera brusca e intenta escapar, pero la realidad es que se va al suelo. La caída, de suyo, no sería consecuencia de la maniobra flare, sino del brusco giro y de la fuerza del viento que le azota casi perpendicularmente. Por ello pierde las condiciones de sustentación y queda encajonado en un barranco que, por su estrechez, destroza las palas del rotor principal, pero sin producirse, gracias a Dios, las fatales consecuencias que previsiblemente podrían presentarse en aquellas condiciones ya que, señoras y señores diputados, no hay que olvidar que volaban a cota muy baja. El giro brusco hacia la izquierda de este helicóptero quizá fuese producto de un estado crítico en quien posiblemente pensó que, si el helicóptero que le precedía había sido atacado, también podría serlo el suyo. Esa idea del piloto tenía además un fundamento; el fundamento que nace de que, según los informes de nuestros servicios de inteligencia, los tiradores que utilizan misiles capaces de derribar un helicóptero en las circunstancias que pudo pensar el piloto que se producían en ese momento, suelen estar apostados y escondidos, y que no usan un solo misil sino que, por estar bien pertrechados al estar escondidos, de manera que no son vistos, puede esperarse que haya un segundo misil.

Luego por tanto, ese giro brusco a la izquierda pudo tener ese fundamento y con esa hipótesis se lo traslado. Los ocupantes de este helicóptero, del que hizo la maniobra flare, salieron al exterior y observaron entonces, a unos 200 metros más adelante, el incendio del primer aparato. Un soldado realizó varios disparos al aire al observar que dos personas con túnicas típicas de la zona corrían por el campo. Fueron retenidas estas dos personas, así como otros tres viajeros que se desplazaban en una motocicleta por el entorno de los hechos. Los militares de este segundo helicóptero se dirigieron hasta los restos ya calcinados del primero y comprobaron que se había producido la muerte de todos los ocupantes, de sus 17 compañeros.

¿Cuál es la razón de ejecutar el vuelo táctico que realizaron los dos helicópteros accidentados? Permítanme a este respecto una breve explicación. En Afganistán hay -y así lo sabemos por los servicios de inteligencia táctica y por el CNI- dos tipos de armas muy peligrosas para nuestros helicópteros y en general para cualquier tipo de helicóptero: los misiles portátiles guiados por infrarrojos y los lanzagranadas. Estas dos armas necesitan un cierto tiempo de puntería, y para evitar que el tirador tenga tiempo suficiente de hacerla, se vuela bajo. Se vuela bajo para aumentar la velocidad angular, es decir, para aminorar el tiempo que estamos a la vista del tirador. Entre que el tirador ve la aeronave, le apunta e intenta hacer fuego, el vuelo táctico debe permitir que haya desaparecido de su alcance hostil.

En el siniestro del día 16, además del vuelo táctico, del que les he dado esta pequeña referencia, el viento en cola era aproximadamente de unos 20 nudos. De manera que aprovecho el relato para decir que no se acomoda a la verdad la afirmación de los que han dicho que no había ningún viento. El viento en cola era de 20 nudos con rachas de hasta unos 35 nudos. Como fácilmente se comprende, no es lo mismo llevar el viento en cara que en cola. El viento en cara da sustentación al requerirse menos potencia para despegar y para aterrizar. Pues bien, ellos llevaban el viento en cola y al descrestar, es decir al superar la cima de aquella colina, y seguir después del descreste la marcha en el sentido del viento, sin tocar las potencias de la nave, el efecto ventury permite, hace que el helicóptero naturalmente tienda a descender. Es decir, una vez realizado el descreste, cuando se tiene fuerte viento en cola, si la navegación es a poca altura del suelo, no es improbable un toque en tierra.

El hecho cierto, cualquiera que sea la causa, es que el primer helicóptero, el ET-657, el que tuvo un siniestro total, después de descrestar contactó con el suelo, y de ello ahora les mostraré unas fotografías que lo evidencian de manera indubitada. A consecuencia de ese imprevisto contacto debió perderse el control y el aparato llegó perdiendo parte de su estructura, de su fuselaje y también de su combustible hasta unos 50 ó 60 metros más allá y en la dirección del vuelo del primer impacto, donde se incendia y provoca el incendio del combustible que en ese recorrido había ido derramando. Posiblemente, con lo primero que impacta en el terreno esta aeronave es con el tren delantero, posteriormente lo hace con el tren trasero y después con toda la panza, así se llama en al argot de los pilotos. En la investigación de los restos que previsiblemente llegarán esta misma semana a la Maestranza de Madrid, podremos examinar este extremo y tendremos, la Comisión tendrá, más luz para averiguar las causas mediatas del siniestro.

Si el señor presidente me lo permite, hemos preparado una breve exposición gráfica en la que vamos a intentar mostrarles lo ocurrido.

En la primera de las fotografías estamos viendo la zona donde se produjo el siniestro. La flecha roja indica el sentido del vuelo. Se inicia la flecha roja en la parte inferior de la pantalla, que es donde estaría la zona de descreste o un poquito más atrás. Quizá puedan ver con facilidad SS.SS. cómo hay una zona de impacto a la que me refería, que parece ser que es el primer impacto que hace con el suelo el helicóptero, y desde este punto hasta el incendio y explosión va perdiendo gran parte del fuselaje y otros elementos. La zona que se ve negra es porque el combustible que había ido derramando en su desplazamiento se incendia el llegar a ese punto. En la siguiente fotografía se ve una ampliación de la zona en que se produce el primer impacto sobre el suelo al que me he referido antes. En la siguiente fotografía se puede observar la línea roja que es el sentido del vuelo y estas colinas -que no son muy altas en comparación con las alturas habituales en Afganistán- son aquéllas a las que me refería del descreste, y este punto que les señalo aquí es donde se encuentra el segundo helicóptero. Es decir, el segundo helicóptero aproximadamente traía el mismo sentido y, girando a la izquierda, pudo hacer un aterrizaje de emergencia en ese punto en circunstancias complicadas, que podremos ver en la siguiente fotografía. Ése es el segundo helicóptero, en el que pueden observar las palas rotas del rotor principal, tiene la parte de la pipa del rotor trasero también descoyuntada y parece absolutamente increíble que se pudiera posar en ese lugar sin daños graves para sus ocupantes. La siguiente fotografía es desde otra perspectiva el mismo helicóptero, el ET-659, donde las palas del rotor se ven perfectamente dañadas.

Por último, si les interesa a SS.SS., les vamos a mostrar una recreación gráfica que no se corresponde más que de una manera esquemática con lo que pudo ser el accidente y les decimos todo cuanto sabemos. Hemos hecho el esfuerzo de realizar esta recreación en el ministerio, que, aunque con fallos que tiene la propia imagen, quizá, en su conjunto, pueda ser suficientemente ilustrativa de lo que es una versión -que no descarta otras- que me traslada el presidente de la Comisión de Investigación. Si hace el favor.

Éste sería el primer helicóptero, ahí tocará; por esta zona va perdiendo parte del fuselaje, deja las rodadas en el suelo, como se observan, el combustible y la explosión, y éste sería el segundo helicóptero, que hace antes la maniobra flare que hemos visto en vez de ahí -este sería el principal error de esta recreación-. Si les parece y es posible, podemos volver a repetir la recreación: en el suelo quedan esas señales y ésta junto con la mancha negra.

Al final de la sesión, si a SS.SS. les interesa, les podemos ofrecer estos elementos gráficos, sabiendo que tienen la limitación tan importante a la que me he referido y que tienen una vocación meramente explicativa, en ningún caso científica y mucho menos exacta.

¿Cuál es la causa por la que esta aeronave impacta violentamente contra el suelo? Como es lógico, señoras y señores diputados, no puedo ofrecerles una respuesta indiscutible. Les plantearé diversas hipótesis que, a una semana del siniestro, pueden mantenerse con algún grado de verosimilitud. Con honestidad, no deseo fabricar un prejuicio -es decir, un juicio previo- para defender tal o cual posibilidad y mucho menos deseo descalificar o tratar de mezquino o de miserable a quien no compartiera esta exposición, que, ya les adelanto, ni es dogmática ni es definitiva. En el ministerio deseamos que la investigación sea profunda, rigurosa y rápida. Sus señorías ya saben que el Real Decreto 1099/1994 exige la realización de tres informes: el inicial (a los siete días del siniestro), que ya se ha producido; el preliminar (a los 21 días) y el final (a los 45 días) siempre -dice la norma- que no haya razones que aconsejen su ampliación.

En primer lugar procede interrogarse acerca de si ha sido un accidente o un atentado, si ha habido un fallo de cualquier clase o si, por el contrario, sufrieron un ataque exterior. Planteamos la hipótesis del ataque hostil desde el primer momento como posible y a ello nos invitaban algunos datos. Que hubiese personas merodeando por la zona hizo pensar que podrían haber atacado la aeronave, sin embargo el interrogatorio posterior y las numerosas pesquisas de nuestros agentes de inteligencia en la zona sugieren en ese caso una presencia inocente y no hostil. Otra razón para no descartar la hipótesis del ataque tiene su fundamento en la reivindicación que hizo el Mulá Dadullah-Lang, sin embargo, por la información que tenemos y por aquella que hemos obtenido desde su reivindicación, sabemos que a más de sus escasas y nulas condiciones morales, este individuo tiene escasa credibilidad, incluso entre sus propios compinches. La hipótesis de un ataque sustentada en la información de que los tripulantes del segundo helicóptero oyeron detonaciones no tiene fundamento ya que las mismas se produjeron y fueron numerosas, pero no se debían a proyectiles percutidos o disparados contra la nave, sino a explosiones de la munición de las ametralladoras del helicóptero incendiado, provocadas éstas por el calor tan intenso que se produjo, que llegó incluso a fundir elementos metálicos del helicóptero y, por supuesto, el aluminio del mismo.

El propio jefe del Estado Mayor de la Defensa, en un informe de urgencia aquella mañana de los hechos, no descarta el ataque hostil, y así lo refleja por escrito al decir textualmente -les leo-: "Dado que se cambia constantemente la ruta del vuelo y que no existe antecedente de ataques contra nuestras aeronaves en el área, podría parecer descartable la hipótesis del ataque. No obstante, al examinar las primeras fotos del impacto, esta posibilidad se mantiene porque el helicóptero cayó en un lugar llano en apariencia, en el que no son precisas maniobras complicadas de evasión o de otro tipo en caso de ataque." El general presidente de la Comisión de Investigación Técnica de Accidentes Aéreos Militares manifiesta como primera impresión lo siguiente -les leo-: "La observación inicial en el lugar del accidente y las primeras declaraciones de la tripulación del helicóptero accidentado con personal herido conducen a unos primeros indicios: primero, no existe ninguna evidencia apreciable inicialmente de un ataque con algún tipo de armamento. Aunque remota, esta posibilidad se investigará en todo lo posible; segundo, la información aportada por los tripulantes del segundo helicóptero descarta absolutamente la idea de un choque entre ambos" -choque entre ambos, por cierto, que también se ha afirmado y extendido en algunos ámbitos-; "tercero, está claro que no hubo ningún ataque sobre el segundo helicóptero confirmado por la tripulación y que la causa de su accidente fue el intento de realizar una agresiva maniobra de evasión para escapar de la zona que creía estaban atacándoles." Hasta aquí la cita del presidente de la CITAAM.

La otra hipótesis es la del accidente. Los expertos informan que el tipo de vuelo que se lleva a cabo en la zona es de un riesgo elevado, que nada tiene que ver con el vuelo de entrenamiento en un espacio preparado al efecto y sin condicionantes reales que contribuyan a ese riesgo. Bien es verdad que las unidades aéreas operativas organizan su entrenamiento de la forma más parecida a la realidad del combate, pero no es menos cierto que ante la posibilidad real de un ataque las reacciones humanas no son las mismas que en una situación simulada. Las tripulaciones implicadas en los helicópteros objeto de la investigación tenían una experiencia elevada, tanto en horas de vuelo como en misiones de este tipo.

Les voy a dar lectura de las horas de vuelo de cada uno de los pilotos de las dos aeronaves: el capitán Guitar tenía 470,5 horas de vuelo; el brigada Morales tenía 1.986,7 horas de vuelo; el teniente Navarro, 1.572,5 horas de vuelo, y el sargento primero Peñafiel, 741 horas de vuelo. En los seis meses tenían como horas de vuelo las siguientes: el capitán Guitar 111,3, el brigada Morales 105,5, el teniente Navarro 96,2 y el sargento primero Peñafiel 76,8. La media de vuelo por piloto en la Unidad de El Copero ha sido de 110,5 horas piloto/año y en Betera, de donde procedían las dos tripulaciones, era de 91,7 horas piloto/año. En ambos casos las tripulaciones superaban esta media. Estas informaciones proceden -les cito la fuente- del Informe Inicial y de Famet.

Las condiciones ambientales de fuerte viento racheado y elevada temperatura, sin duda, añadían dificultad para el vuelo a baja cota, aumentada en este caso por tenerlo en cola -para aquellos que decían que no había viento- de aproximadamente un tercio de la velocidad del helicóptero y en una orografía adversa para solventar las fuertes descendencias que se producen.

A continuación, señoras y señores diputados, les quisiera dar cuenta de las características del helicóptero siniestrado. Se trata del helicóptero más moderno que tenemos en las Fuerzas Armadas. Por si puede ser de utilidad a la comprensión generalizada de SS.SS. y de las personas que sigan con interés el desarrollo de esta Comisión, les diré que es el mismo tipo de helicóptero en el que vuela Su Majestad el Rey, aunque lógicamente con equipamiento distinto. El que utiliza Su Majestad el Rey es un Superpuma y el Cougar es una versión más moderna que el Superpuma.

El Ejército de Tierra cuenta con 15 unidades de helicóptero Cougar. Se trata de un helicóptero multipropósito, bimotor, de transporte medio, fabricado por Eurocopter, con un amplio margen de seguridad y maniobrabilidad y con la posibilidad de operar en condiciones de altas temperaturas y gran altitud. Puede despegar con un peso máximo de 9.000 kilos, que por supuesto no llevaba ni había superado, a pesar de que se ha dicho -he aquí otra mentira- que había superado el peso máximo, llegándose a decir en algún caso que llevaba miles de toneladas. Tiene capacidad para transportar hasta 24 soldados con su equipo o una carga de hasta 4,5 toneladas, con una velocidad de crucero de 252 kilómetros por hora y una autonomía de 842 kilómetros, con posibilidad de vuelo instrumental, de día y de noche. El helicóptero está especialmente diseñado para actuar en condiciones duras y en ambiente hostil y presenta una reducida firma radar, es decir, reducida detectabilidad ante el radar, y también una pequeña firma infrarroja, es decir, por la emisión de calor. Los dos helicópteros siniestrados disponían de blindaje en laterales y suelo de cabina de pilotos, depósitos autosellantes de combustible, consistentes en unos depósitos con doble cámara, en los que, en caso de impacto por fusilería de carácter ligero y ser horadado uno de ellos, se expande una espuma e impide que salga el combustible, pintura de absorción infrarroja, sistema de dispensador de Chaff, que consiste en la emisión de pequeñas partículas metálicas que distraen en gran medida y tratan de evitar que puedan ser objeto fácil de un ataque, y dispensador de bengalas que producen en su lanzamiento una gran fuente de calor alejada del helicóptero para que pueda atraer cualquier objeto hostil que al mismo se acercase. Asimismo, tiene deflectores de radiación infrarroja, con diluidor de los gases de escape, para reducir la firma en cuanto a infrarrojos, asimismo, lleva dos ametralladoras de 7,62 milímetros.

¿Qué países disponen de estos dos helicópteros Cougar? La flota mundial de los helicópteros de esta familia Superpuma o Cougar se eleva por encima de las 570 unidades repartidas por más de 30 países, entre los que les cito Francia, Emiratos Árabes, Brasil, Chile, China, Grecia, Japón, Suecia, Suiza, Alemania, Holanda, Argentina o México. Además, hay países, como es el caso de Francia o Chile en Haití, que utilizan este tipo de helicópteros no solo en sus despliegues ordinarios, sino en sus operaciones de paz.

El helicóptero Cougar que tuvo el siniestro total fue fabricado en 1999, tenía sus papeles en regla, poseía 1.237 horas de vuelo y la inspección de las 500 horas o de dos años se le realizó en Betera el 20 de diciembre de 2004.

¿Por qué se eligieron los helicópteros Cougar para operar en Afganistán? Los helicópteros Cougar son los helicópteros de transporte medio más modernos con los que cuenta el Ejército de Tierra. Señoras y señores diputados, se mandó lo mejor que tenemos. Por sus características, transporte medio y gran capacidad para el vuelo táctico -superior a la de otros-, se ajustan a las necesidades de nuestras tropas en Afganistán. Hasta la fecha han sido utilizados con resultados muy satisfactorios en otras operaciones en el exterior. Singularmente, señoras y señores diputados, los helicópteros siniestrados -los dos que hemos podido ver en la fotografía, no otros de su clase- habían sido utilizados el 657 en Mozambique en el año 2000 y el 659 en Bosnia-Herzegovina en el 2003. Los helicópteros Superpuma y dos Cougar -el 653 y el 658-, como es público y notorio, a pesar de afirmaciones que hasta este momento no he querido contestar, han estado en la guerra de Irak entre agosto de 2003 y hasta que las tropas fueron repatriadas. Reitero que los helicópteros Superpuma y los Cougar 653 y 658 fueron desplegados en la guerra de Irak.

Señoras y señores diputados, la verdad tiene que imponerse y la verdad no puede ser falseada, se abre paso siempre.

También en la operación de Libertad duradera, a la que antes me refería, en la que el Gobierno del presidente Zapatero ordenó que nos retirásemos, también participaron los helicópteros a los que me estoy refiriendo enviados por el anterior Gobierno. Esa es la realidad y contra hechos no valen razones. Por cierto, no lo critico. Mandaron, como mandamos, los mejores helicópteros que tenemos. Estas son algunas verdades, pero la investigación prosigue. Sin embargo, son tantas las suposiciones sin base y las falsedades que se han difundido que en algunos casos pareciera como si en algunas cabezas la imaginación hubiese ocupado el lugar de la razón. En estos días he oído algunas versiones que discrepan no ya de la del ministro, que sería natural, sino de las evidencias más obvias. Por ejemplo, se ha dicho que el vuelo fue nocturno y quien esto dijo reclamaba una versión definitiva e inmediata de lo que pasó. ¿Saben cuándo? El día 18, es decir, 48 horas después de la tragedia quería una versión definitiva. Si lo que buscaba era una versión definitiva con el mismo fuste que su comentario del vuelo nocturno no hacían falta ni 48 horas, bastaba medio minuto.

También se ha dicho que el helicóptero siniestrado realizaba una prueba de resistencia con armas y escucha, una prueba de resistencia con hombres. Esto además de una gran mentira supone una temeridad de tal calibre. ¿Cabe en la cabeza de alguien que se puedan hacer pruebas de resistencia con hombres? Se ha publicado, porque se ha dicho. También se ha dicho que transportaban carga caliente y se aclaraba: es decir, material explosivo. En este ámbito lo único que llevaban era la munición de las ametralladoras. Como les dije antes se habló de que transportaba miles de toneladas. No merece la pena el comentario. Se ha dicho en público que no tenían certificado de aeronavegabilidad, pero claro también se ha dicho en privado. Por el momento solamente me referiré para los que lo dicen en privado y para los que lo dicen en público que aquí tengo los certificados de aeronavegabilidad de los dos helicópteros siniestrados y la mentira no debería poderse mantener, por muchas razones, entre otras cosas, porque no es verdad. Se ha hablado de que los pilotos estaban cansados y debo decirles que ayer tarde recibía un estadillo de servicios que me permite decir que en un caso uno de los pilotos no había volado en los cuatro días anteriores y los otros tres pilotos no lo habían hecho en los seis días anteriores. Cuatro días y seis días sin volar. Hay más, algún diputado, no diré su nombre ni su partido, me ha llamado trilero. Allá él con su conciencia. A mí no me molesta, lo digo sinceramente. Quizá sea la prueba de que cuando se utilizan estos argumentos no se tienen razones, pero en fin yo solicité esta comparecencia por la vía urgente sin saber que ante este siniestro el ministro de Defensa iba a ser acusado de trilero antes de comparecer para explicar lo que estoy exponiendo.

Ahora quisiera explicarles la parte referida a identificación y repatriación de los cadáveres. La primera información del siniestro se recibió en el Estado Mayor de la Defensa hacia las 9:05 hora española del mismo día 16. Se activó el puesto de mando en el EMAD y también los recursos del CNI en la zona por si se trataba de un ataque hostil. Pusimos en marcha todas las medidas que se deducen del protocolo para la recuperación, identificación, traslado e inhumación de los restos mortales aprobado en diciembre del año pasado, del 2004. En la misma tarde del día 16, tras despachar con el presidente del Gobierno, salí hacia Afganistán en compañía del Jefe del Estado Mayor del Ejército, viajé al frente de una comisión entre cuyos componentes había médicos militares especialistas en anatomía patológica y el equipo de identificación de cadáveres de la Guardia Civil, así como personal auditor y del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. En la identificación de las víctimas participaron los dos médicos especialistas en anatomía patológica del cuerpo de la sanidad militar y los 13 componentes del equipo de identificación en catástrofes de la Guardia Civil: especialistas en biología, antropología, odontología forense, fotografía y vídeo. Los especialistas invirtieron 14 horas en identificar indubitadamente a las víctimas. Para ello utilizaron los procedimientos avalados científicamente como el cotejo de las huellas dactilares en nueve casos y, donde no les fue posible, el cotejo odontológico a través de la información dental ante-mortem que fue trasladada de manera muy eficaz por la sanidad militar y por los sistemas de transmisión que nuestra unidad tiene en Herat. Otros indicios como efectos personales, placas de identificación, etcétera, que por sí solos no tienen valor identificado autónomo, vinieron en todos los casos a coincidir con la identificación científica que se había realizado. Aún así, se tomaron muestras de ADN, por si algún familiar, de acuerdo con la norma aprobada en diciembre del año 2004, solicitaba la práctica de algún tipo de prueba de ADN. Una vez certificada esta identificación y cumplido lo dispuesto en el real decreto, ordené, de acuerdo con el instructor, la repatriación a España de los restos mortales de los 17 militares españoles. En el avión Hércules se depositaron los 17 féretros y un arcón con restos que carecen de entidad para ser identificados, según se hace constar en el informe del equipo de identificación de la Guardia Civil. Los heridos, la esposa ya viuda del sargento Alfredo Francisco Joga, el personal médico, el auditor y el equipo de la Guardia Civil regresaron en el avión Airbus, vía Manás. Mientras que el Jefe del Estado Mayor del Ejército y el ministro tuvimos el honor de acompañar los cuerpos sin vida de nuestros militares hasta la llegada a territorio nacional. Todos los familiares aceptaron las conclusiones del trabajo de identificación y, pese a ofrecerles el derecho a comprobar mediante pruebas de ADN las identificaciones realizadas, todos renunciaron a ello. Durante el día 18 aparecieron en la zona del siniestro algunos fragmentos óseos y esquirlas calcinadas de pequeño tamaño y sin ningún valor identificativo, como dice el jefe del servicio de anatomía patológica del Hospital Gómez Ulla. Un avión de la fuerza aérea española se trasladó hasta el lugar para cumplir con la orden del juez instructor que ordenó remitir estos restos al Hospital Central de la Defensa. De esta circunstancia se dio cuenta detallada, señoras y señores diputados, a quien había que darla, a las familias, a todas y cada una de ellas, a las que se entregó documentación y se les facilitó cuanta información demandaran. El capitán jefe del equipo de identificación en catástrofes de la Guardia Civil, el jefe del servicio de anatomía patológica del Hospital Central de la Defensa y un psicólogo de la Guardia Civil, del equipo antes citado, explicaron en una reunión conjunta a las familias los procedimientos de identificación que habían utilizado con los cadáveres y luego, por separado, una a una, a cada familia, les fueron mostrando las fotografías del cadáver a los que quisieron y además les explicaron el procedimiento de identificación concreta seguido en el caso de su familiar. En tres casos, porque así lo desearon, se les mostró también el cadáver.

Atención a las familias. Señoras y señores diputados, cuando uno pierde a un ser querido lo que quiere y lo que necesita es consuelo y respeto, y eso es lo que hemos querido darles con todo lo que hemos hecho: consuelo, estando cerca de las familias; consuelo, diciéndoles la verdad de lo ocurrido; respeto, explicándoles las causas del accidente, en la medida en que las conocíamos; respeto y consuelo, identificando rigurosamente los cadáveres; consuelo y respeto, con el mayor reconocimiento público de que hemos sido capaces. Hemos procurado, y ojalá lo hayamos conseguido, estar cerca de las familias desde los primeros momentos. Cerca para acompañarles y para compartir su dolor, y cerca para ayudarles en cuanto fuere menester. Mi preocupación más importante, una vez conocida la dimensión de la tragedia, fue tratar de ayudar a las familias y, en cualquier caso, no aumentar su dolor con nuestras torpezas. En este punto aprovecho la tribuna parlamentaria, porque creo que es de justicia, para dar las gracias a todos los que de una manera cierta nos ayudaron en esta atención. Sin duda habrá omisiones -que sepan disculparme-, pero quiero agradecer, y que SS.SS. sepan, el trabajo que han realizado en la sanidad militar, en el Hospital Central de la Defensa, porque allí se pudieron albergar y hospedar las familias; allí estuvieron con el recogimiento que desearon y quisieron. Y allí los sanitarios y el personal hicieron lo que no se les puede reconocer en una nómina, porque muchos vinieron estando de vacaciones, se incorporaron sin que nadie les llamara, y es muy digno de que los representantes de los ciudadanos lo sepan y, si es menester, lo valoren. Los auditores, que no tuvieron dificultad en volar hasta el lugar de los hechos y trabajar sin dormir durante los dos días que estuvimos fuera. A la Guardia Civil, que pudimos activar su equipo de reconocimiento e identificación. Se trata de 13 personas de una capacidad, de una experiencia y de un buen hacer profesional que me faltan palabras y se me vuelven torpes para expresar el servicio que han hecho y que han prestado en esta ocasión. Al servicio consular, que el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación quiso que nos acompañara para que las inscripciones de defunción se pudieran realizar en un tiempo récord. A las unidades de Brilat y Copero, que a través de sus jefes comunicaron a las familias la triste noticia y pusieron a su servicio todos los medios que están a su alcance. Al grupo del Ejército del Aire 45 y al Ala 31, que han fletado en este tiempo una enorme cantidad de aviones para prestar los servicios que han sido menester, sin que las tripulaciones hayan puesto obstáculo a interrumpir sus vacaciones o a alterar los turnos ordinarios. Al señor alcalde de Madrid, que tuvo el gesto, verdaderamente digno de resaltarse desde el primer momento, de ofrecer todo lo que a su alcance estaba y de manera singular con su colaboración pudieron trasladarse los cadáveres desde el Hospital Central de la Defensa hasta el Cuartel General del Ejército, donde se celebró el funeral, sin ninguna interrupción, sin tener que parar en ningún semáforo y permitiendo por esa circunstancia que muchos ciudadanos pudieran, con su aplauso, con su presencia, con su silencio o con su oración, contribuir también al honor de los que habían muerto. A la Policía Municipal de Getafe y de Madrid y de aquellos municipios o ayuntamientos de residencia de las familias o en que tuvieron lugar los sepelios. A los distintos gabinetes telegráficos que han estado en permanente servicio y con la diligencia que imagino SS.SS. conocen. A los forenses que dejó el Ministerio de Justicia que actuaran, y durante toda la noche, para no incrementar el dolor de la familia, realizaron su trabajo de autopsia con diligencia digna también de ser puesta en valor. Y a los oficiales de enlace que cada familia, por orden del jefe del Estado Mayor de la Defensa, tuvo y de los que he recibido, pese al dolor, por parte de las familias, toda clase de felicitaciones y agradecimientos por el comportamiento que estos compañeros han dado a los familiares de sus compañeros fallecidos. Los españoles, que han compartido su dolor siguiendo el funeral a través de los medios de comunicación; a todos. Hemos estado, y seguimos estando, en contacto con las familias.

Lamento las circunstancias en las que les he conocido, pero desde aquí agradezco su confianza y la lección de humanidad que nos han dado. Desde el primer momento hemos querido honrar a las víctimas, aliviar el dolor de sus familiares, de sus compañeros; hemos intentado hacerlo de buena fe, hemos creído cumplir con nuestro deber y también desde aquí les ruego, a ellos y a ustedes, si pueden, disculpen aquello en lo que hayamos podido cometer de error o sea motivo de censura.

Diecisiete militares han entregado sus vidas cumpliendo una misión. El dolor que se acumula por su pérdida no tiene medida; tampoco el orgullo que sentimos por ellos. Descansen en paz, pero no en el olvido.

Permítanme terminar evocando las palabras del jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general don Félix Sanz Roldán, las que dirigía a los compañeros de los fallecidos. Decía así: "El mordisco que nos ha dado el destino ha sido muy fuerte, sé que el mordisco os duele aún más a vosotros. En las cabinas de esos helicópteros, la idea de que el mundo tiene que ser mejor voló muchas veces; ahora vosotros tenéis que hacer que esa idea siga volando".

Muchas gracias, señorías.

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