Un sospechoso de diseñar los atentados del 11-M es abatido por la policía en Arabia Saudí
La policía marroquí sospecha que Abdelkarim Mejjati estuvo en Madrid días antes de los atentados
Abdelkarim Mejjati, uno de los terroristas abatidos ayer en la ciudad saudí de Al Ras en enfrentamientos con las fuerzas del orden, es sospechoso de liderar el Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), de haber diseñado los atentados de Casablanca y se baraja como uno de los posibles cerebros del 11-M.
Mejjati ha sido abatido por la policía en el curso de un enfrentamiento de las fuerzas de seguridad con supuestos radicales islamistas al norte de Riad. 14 activistas han muerto y otros cinco han resultado heridos en esta operación policial, que comenzó hace tres semanas.
La policía marroquí sospecha que Mejjati, de 36 años, estuvo en Madrid días antes de los atentados. Por eso, según publicó en su día la prensa de Casablanca, tomó a su padre, que reside en Mohamedia, muestras de ADN para poder compararlas con cabellos o restos de piel que la policía científica encontró en la casucha de Morata de Tajuña donde se prepararon las mochilas con explosivos.
Desde septiembre de 2003, Mejjati era ya buscado por el FBI, por ser una "posible amenaza contra EE UU", y, desde diciembre de ese mismo año, por las autoridades saudíes, que le vinculaban con la explosión de un coche bomba en la periferia de Riad. Su fotografía ha estado pegada en las paredes de calles del reino como uno de los terroristas más buscados.
Perfil singular
El perfil de Mejjati no era, sin embargo, el de un terrorista. Hijo de una francesa -poseía también la nacionalidad de su madre- y de un marroquí, pertenecía a una familia acomodada que le costeó sus estudios en el Liceo Francés de Casablanca, de donde emigró a Francia para empezar la carrera de Medicina. Su primera esposa fue norteamericana -visitó EE UU en 1997 y 1999- y la segunda es marroquí.
Su radicalización se produjo a finales de la década pasada y le dio tiempo a pasar por Bosnia y, sobre todo, Afganistán, antes de regresar a Casablanca, donde residía con su mujer y dos hijos, todos ellos vestidos al estilo afgano, en el elegante barrio de Gauthier. Horas después de que la ciudad fuese sacudida por cinco grandes explosiones, el 16 de mayo, desapareció.
Aunque procedía de una familia más modesta, Mejjati mantuvo siempre una gran amistad con Saad el Husseini, originario de Meknes, con el que pudo coordinar los atentados de Casablanca. Husseini, de 35 años, que también está huido, empezó a estudiar en Barcelona antes de dejarse deslumbrar por el Afganistán de los talibanes.
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