La FAES acusa a la "izquierda" de orquestar una estrategia para aprovechar políticamente el 11-M

La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), dependiente del PP y que preside José María Aznar, ha presentado hoy un vídeo, realizado por Miguel Ángel Rodríguez y que, bajo el título Tras la Masacre, analiza lo sucedido entre el 11 y el 14 de marzo del 2004. El vídeo, de 14 minutos de duración, acusa a "la izquierda" de orquestar una estrategia de "mentiras y agitación social" para "aprovecharse políticamente" de la matanza "sembrando la calle de odio y enfrentamiento" con el fin de "culpar" al entonces gobierno del PP de los atentados. Además, plantea que los socialistas, el día de los atentados, "tuvieron la oportunidad de representar la obra de teatro que habían ensayado meses antes".

El secretario general de FAES y diputado del PP Javier Fernández-Lasquetty ha asegurado en la presentación que el vídeo no busca "detener la mirada en el pasado", sino "llamar la atención sobre el alarmante riesgo que se ha abierto tras el precedente" del 11-M. Lasquetty ha subrayado que "nadie pone en cuestión la legitimidad" del resultado electoral, pero ha criticado la "turbulencia creada por todos aquellos que levantaron un vendaval de agitación". El reportaje, que asegura que la supuesta estrategia culminó el día de reflexión con una "jornada de coacción antidemocrática", plantea que "la izquierda no improvisó" con su tesis de que el Gobierno mentía ya que, "el día anterior de los atentados", José Luis Rodríguez Zapatero "ya apuntó esa acusación como eje electoral del final de su campaña".

Además, defiende que los terroristas buscaron "volcar" el resultado de los comicios y "la izquierda no desaprovechó la oportunidad". El vídeo, en el que no aparecen ni una vez Mariano Rajoy ni Ángel Acebes pero que abunda en imágenes de Zapatero y de Gaspar Llamazares, insiste en que ya antes del 11-M el PSOE llevaba tiempo en una "campaña de acoso, insulto y asalto" a sedes y dirigentes del PP, con el beneplácito de José Luis Rodríguez Zapatero. Además, señala que durante el año previo a las elecciones habían repetido a la opinión pública que si había un atentado islamista se debería a la guerra de Irak.

"Una jornada de coacción antidemocrática"

Elaborado por el ex secretario de Estado Miguel Ángel Rodríguez, asegura que el 11-M "durante todo el día, España pensó que ETA había sido la responsable" y que "fue el Gobierno quien, la misma tarde de los atentados, alertó de otras posibles autorías" y tardó "menos de 60 horas" en detener a los autores. Pero, para entonces "la izquierda ya había sembrado las calles de odio y de enfrentamiento" asegurando que "el Gobierno mentía". Según el reportaje, se trataba de una estrategia por la que "la izquierda" planteó que "el culpable, obligatoriamente, tenía que ser el gobierno del PP". Como parte de esa estrategia, la izquierda "dedicó todo su esfuerzo a sacar a la gente a la calle" hasta el punto de que el 13 de marzo "no hubo reflexión, fue una jornada de coacción antidemocrática".

Asegura que, una vez alcanzado el poder, "a la izquierda ya no le interesa" conocer quién o para qué atacó, y afirma que, tras "cerrar en falso" la comisión de investigación, el pueblo español sigue sin saber "qué ocurrió en la izquierda española los días 12 y 13 de marzo". "Tras la masacre, queda el dolor de las víctimas, y la izquierda, que por fin logró el poder, enmudeció", concluye. El documento visual, que dedica buena parte de su contenido a recordar los atentados de ETA en España, sentencia que la izquierda y los movimientos antisistema elaboraron una estrategia para aprovechar que el atentado terrorista produjese también un cambio electoral.

Incluso llega a achacar a Zapatero la difusión del "bulo" de que hubo terroristas suicidas en el 11-M y coloca su imagen en un teléfono móvil, que sustituye segundos después por el mensaje Pásalo. Tras la emisión de la cinta, los filósofos Jon Juaristi y Gabriel Albiac y los periodistas Antxón Sarasqueta y Miguel Platón, han disertado sobre Las elecciones libres y sus enemigos: terrorismo y agitación radical como punto final del acto.