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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

De bodorrio a boda íntima

Isabel II margina a Camilla Parker-Bowles de los preparativos de su boda y pide a su hijo que no se extralimite, según la prensa británica

La reina Isabel II ha llamado supuestamente a capítulo al príncipe de Gales para advertirle de que no se extralimite en su próxima boda con Camilla Parker-Bowles, según asegura la prensa británica. Nada de 750 invitados ni fiesta hasta el amanecer: la reina pretende que la fiesta termine puntualmente a las seis de la tarde, después del té. Además, la prensa asegura que la reina ha desairado a su futura nuera, marginándola de los preparativos de su boda.

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Según publicaba ayer el dominical The Mail on Sunday, la reina tuvo una cena privada con Carlos en el Palacio de Buckingham en la que le dijo en términos inequívocos que desea una ceremonia mucho más íntima y menos costosa que la que quería su hijo. La Casa del Príncipe (Clarence House) quería invitar a 750 personas, pero Isabel II insistió en que deben ser muchos menos los que acudan a la ceremonia civil en el Ayuntamiento de Windsor y a la posterior bendición del matrimonio civil por el arzobispo de Canterbury en el castillo de Windsor. Además, el periódico afirma la reina pretende que la fiesta termine puntualmente a las seis de la tarde.

El dominical subraya que Isabel II está enfadada por el hecho de que Carlos haya regalado a Camilla un anillo de compromiso que perteneció a la reina madre y no tiene tampoco ganas de ver a su futura nuera antes de la boda, prevista para el 8 de abril. En un alarde de dramatismo, el periódico asegura que, tras sufrir el rapapolvo de su madre, Carlos regresó a su domicilio de Clarance House casi con lágrimas en los ojos. "Estaba desesperado por todo lo sucedido", dijo al Mail on Sunday un ayudante del príncipe. Fuentes próximas a la soberana afirman que es muy infeliz con la relación de Carlos y Camilla y tiene por el contrario muy buenos recuerdos de la boda de su hijo con Diana de Gales hace 23 años.

No hay oro para un tercer anillo

Después de aquella boda, que se celebró en la catedral londinense de San Pablo, la reina participó en una fiesta con champán y huevos revueltos en un hotel de la capital, en la que estuvo hasta las dos de la madrugada. A pesar de sus cuitas, Isabel II no ha perdido al parecer nada de su cáustico ingenio. Según el periódico, la reina comentó a uno de sus ayudas de cámara que el lingote de oro de Gales utilizado para las alianzas de Carlos y Camilla está casi agotado y no queda suficiente oro para un tercer matrimonio de su hijo.

A estas revelaciones sobre los complejos preparativos de la boda se suma hoy el diario Daily Express, que asegura que la reina ha desairado a su nuera, marginándola de los preparativos de su boda con el heredero del trono. Según este periódico, la soberana no ha visto a Camilla desde que se anunció su compromiso. Un funcionario de Buckingham ha declarado al rotativo que tampoco hay ningún plan para que la vea antes del 8 de abril, pero ha querido restarle importancia al subrayar que Isabel II "es una mujer muy ocupada y Camilla tiene que preparar su boda". Sin embargo, nadie en palacio sabe explicar por qué la Reina, que es quien se ocupa de organizar la recepción en Windsor, no se ha reunido con Camilla para celebrar el compromiso de matrimonio y discutir los planes de boda.

El Daily Express también hace hincapié en que la reina está enojada por lo chapucero de los preparativos de la boda civil, que en un principio iba a celebrarse en el castillo de Windsor, pero que se decidió luego trasladar al Ayuntamiento local. Tampoco contribuyen a su tranquilidad las dudas expresadas por un historiador experto en leyes de familia sobre la legalidad de un matrimonio exclusivamente civil de un miembro de la realeza, que contradicen la seguridad expresada al respecto por el Gobierno.

La feliz pareja posa hoy en los jardines de Clarence House tras recibir a una expedición británica en el Ártico.
La feliz pareja posa hoy en los jardines de Clarence House tras recibir a una expedición británica en el Ártico.EFE

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