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Maragall exige que la reforma de la Constitución defina a Cataluña como nacionalidad

El presidente de la Generalitat pide a Andalucía que no se postule como garante de una cohesión basada en negar "pretendidos privilegios"

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, advirtió hoy que los socialistas catalanes "no aplaudirán" una reforma constitucional en la que no se denomine expresamente a Cataluña como nacionalidad histórica. Maragall, durante su participación en el curso de El Escorial sobre Nacionalismos del siglo XXI, ha recordado que la Carta Magna no denomina explícitamente a Cataluña, Euskadi o Galicia como nacionalidades y utiliza de forma genérica ese término junto al de regiones. Además, ha pedido a Andalucía que no se postule como garante de una cohesión basada en negar "pretendidos privilegios".

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El presidente catalán ha asegurado que el PP, para aceptar las reformas constitucionales, "sólo debe superar el síndrome Aznar", que consiste "en que les ha costado tanto aceptar la Constitución que ahora la defienden con uñas y dientes y no quieren ni tocarla", al tiempo que ha agradecido al ex presidente "haber hecho una aportación impagable, metiendo a toda la derecha española en una Constitución que no votó". Según el dirigente catalán, si la reforma constitucional quiere contar con el beneplácito de Cataluña, deberá convertir el Senado en una Cámara territorial y tendrá que prever la representación de las regiones en Europa cuando se debatan asuntos en los que tienen competencia exclusiva, como ocurre en Alemania.

A pesar de manifestar su "convicción" de que esos requisitos serán "ampliamente compartidos", ha reconocido que el debate será "divertido" y "movido", y ha augurado que no será fácil en el PSOE "pero mucho menos en el PP". Para Maragall, se abre a partir de ahora "un periodo decisivo, en el que todas las precauciones son pocas", lo cual no impide que los catalanes acudan "a la cita estatutaria y constitucional con entusiasmo y confianza". Preguntado por la reforma del Estatuto de Cataluña, ha fijado su horizonte temporal en la primavera de 2005, y ha señalado que el socialismo catalán "no piensa cejar hasta conseguir el objetivo de una España plural y reconciliada con su diversidad".

El "papel crucial" de Andalucía

También ha destacado el "papel crucial" de Andalucía en la etapa de reformas constitucionales y estatutarias que se abre, y ha considerado que "el traje a medida que estamos haciendo va a depender crucialmente de lo que haga o diga Andalucía". En su opinión, Andalucía se encuentra ante la disyuntiva de "obtener un reconocimiento de su singularidad o postularse como portavoz de las demás autonomías y adalid de la inexistencia de privilegios con una actitud de rechazo a toda singularidad". Lo segundo, a su juicio, sería "un error dramático", ya que "se trata más bien de diseñar las reglas del juego excluyendo todo privilegio, no de borrar las distinciones realmente existentes para que quede claro que no hay privilegios".

"Andalucía tiene razones para postular un tratamiento diferenciado al tener cultura singular y haber entrado en la autonomía a través del 151", ha asegurado el presidente catalán, que, sin embargo, ha añadido a renglón seguido que "no tendría las mismas razones, a no ser con un cambio constitucional importante, para postularse como nacionalidad". También ha criticado al PP por su actitud con la Constitución, al considerar que "lo que entonces les parecía excesivo ahora les resulta un inevitable mal menor, sólo bajo la condición de que no se le toque nunca ni una coma", una condición que para Maragall es de "imposible" cumplimiento.

Según Maragall, Cataluña "no pasa de lo que ocurra en el resto de España" y, como ejemplo de ello, ha señalado que la región desea "que cambie la singladura del proyecto vasco de modificación de la relación con el Estado tras las elecciones de abril" en el País Vasco. "La euroregión vasca será imparable", ha sentenciado. Maragall ha señalado que se debe ir "inevitablemente a un esquema federal" y que ese camino se inició con la victoria de Zapatero y con su promesa de reconocimiento de la "España plural", ya que éste "además de decir las cosas, las suele cumplir", por lo que ha certificado que "ese acuerdo va adelante y no implica distinciones, sino dar a cada cual lo que necesita".

Maragall, durante su intervención en el curso de verano <i>Nacionalismos en el siglo XXI</i> en El Escorial.
Maragall, durante su intervención en el curso de verano Nacionalismos en el siglo XXI en El Escorial.EFE

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