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Reportaje:

"¿Aprueba usted el Tratado por el que se instituye una Constitución para la Unión Europea?"

El Gobierno acuerdo con los grupos parlamentarios la pregunta y la fecha del referendo para ratificar la Ley Fundamental europea

El referendo de ratificación de la Constitución europea tendrá lugar en España el próximo mes de febrero. Ésa es al menos la intención del Gobierno, y lo que ha acordado en la ronda de consultas con los grupos parlamentarios, con los que ha pactado también la redacción de la pregunta: "¿Aprueba usted el Tratado por el que se instituye una Constitución para la Unión Europea?".

Los jefes de Estados y de Gobierno de los 25 países miembros de la Unión Europea aprobaron el 18 de junio el texto de la que está llamada a ser la ley de leyes de todo el continente. Sin embargo, tendrán que ser los 455 millones de personas que se someterán a esta Constitución las que, o bien a través de sus parlamentos o bien directamente mediante referendos, den la luz verde definitiva a la Ley Fundamental europea.

El Gobierno español optó por la segunda vía, y anunció que acordaría la fecha con las formaciones del arco parlamentario, y emprendería una campaña publicitaria para difundir el texto constitucional. Hasta el momento, tanto el PSOE como el Partido Popular han señalado que pedirán el voto a favor, mientras que ERC ha dicho que solicitará lo contrario a sus votantes.

El Ejecutivo estudia con los grupos parlamentarios reformar la Ley de Financiación de los Partidos Políticos para que el Estado pueda sufragar los gastos que afronten estas formaciones en su campaña de cara a este referendo.

La Constitución sólo se considerará definitivamente aprobada cuando sea ratificada por los 25 países, Bulgaria y Rumanía (que deben adherirse a la Unión en 2007), un proceso que puede llevar al menos dos años. ¿Qué pasaría si un miembro la rechazara? Probablemente, si se trata de un país pequeño, tendrá una segunda oportunidad, como ocurrió cuando los irlandeses rechazaron el Tratado de Niza en 2002. Sin embargo, si fuera un Estado con mucho peso específico (en la mente de todos está el Reino Unido, sobre todo después de que su primer ministro, Tony Blair, avanzara que quiere someter el texto a referendo pese a los aires euroescépticos que barren el país) sólo cabrá aparcar la Constitución, modificarla o aplicarla allí donde hubiera sido aprobada.

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