El presidente del TSJPV niega una elección arbitraria de la Sala de Discordia
Manuel Zorrilla explica al CGPJ en un informe del método de composición de la Sala que debe decidir sobre la querella contra Atutxa
El presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), Manuel Zorrilla, mantiene que la designación de los tres magistrados para la composición de la Sala de Discordia se hizo respetando el turno preestablecido y sin "ningún ingrediente de arbitrariedad". Zorrilla responde así al Consejo General del Poder Judicial, que el lunes suspendió cuatelarmente la composición de la Sala de Discordia que debe decidir sobre las querellas por desobediencia presentadas contra el presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa.
Zorrilla ha enviado hoy al Poder Judicial un informe solicitado por el propio órgano en el que debía explicar cómo se constituyó la llamada Sala de Discordia, instituida después de que la sala del Tribunal Superior del País Vasco que debía decidir la admisión a trámite de la querella contra Atutxa registrara un empate. La Fiscalía del Estado presentó una querella contra el presidente de la Cámara vasca por entender un delito de desobediencia al no cumplir la orden del Supremo de proceder a la disolución del grupo de Sozialista Abertzaleak, heredero de Batasuna, ilegalizada por el Supremo.
En su informe, Zorrilla afirma que "el criterio para llevar a cabo esas designaciones se ha aplicado con la conformidad y aquiescencia de los cuatro magistrados" que componen la Sala de lo Civil y Penal del TSJPV, donde se produjo el empate que ha hecho necesaria la Sala de Discordia. Esta nueva sala estará compuesta por los cuatro magistrados iniciales más otros tres designados siguiendo un turno. La designación de estos tres nuevos magistrados fue impugnada el lunes por el CGPJ.
"Una vez consumidos los turnos computables a partir del magistrado más moderno de la relación preconstituida al efecto, dos de los tres magistrados restantes a quienes debía convocarse según el orden de llamamiento que discurría desde el más moderno en adelante eran Manuel Díaz de Rábago y Enrique Torres", ha dice Zorrilla en su informe. "Ante el automatismo de esta predeterminación, ningún ingrediente de arbitrariedad se ha mezclado en las operaciones de designación" de estos dos magistrados.
Zorrilla explica que debido a la necesidad de "reclutar a un tercer magistrado" y al haber sido nombrados ya los dos anteriores, "obligaba a recomenzar con el llamamiento" del magistrado más moderno que resultó ser María Abelleira, "quien figuraba en cabeza de la lista utilizada".
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