Damm indemnizará con 150.000 euros a la familia de un hombre que murió tras beber una cerveza
La bebida era 'defectuosa' porque contenía un agente tóxico para el lavado del envase retornable
La Audiencia de Barcelona ha condenado a la cervecera Damm a indemnizar con 150.000 euros a la familia de un hombre que murió tras beber una cerveza que, según la sentencia, era "defectuosa" porque, presumiblemente, contenía restos de un agente tóxico empleado en el lavado del envase retornable.
Es la primera vez que un tribunal fija una indemnización millonaria por un caso de negligencia por un producto de consumo defectuoso, según fuentes judiciales.
El hecho ocurrió el 1 de agosto de 1998 cuando el fallecido, su hermano y unos compañeros de trabajo almorzaron en el bar de la Federación Farmacéutica de Barcelona, donde tomaron unos bocadillos de beicon y unas bebidas, entre las que se encontraba la citada cerveza. El camarero abrió la botella en presencia de los comensales y el afectado bebió un "buen trago" de la misma pero al apreciar un gusto "amargo y malo" pidió su hermano que la probase.Este se la entregó al camarero porque estaba "mala".
Gastroenteritis aguda
Al mediodía de aquel 1 de agosto, el hombre comenzó a sufrir vómitos y diarreas, cuadro que persistió y se agravó hasta que el día 8 falleció por una gastroenteritis aguda.
El tribunal llega a la conclusión de que J.A.A.S. falleció por el contenido de la botella de cerveza puesto que su hermano, que sólo tomó un ligero sorbo, también sufrió un cuadro de diarreas y vómitos durante tres días, mientras que el resto de comensales no sufrió intoxicación alguna.
En su sentencia la Audiencia eleva a 150.000 euros la indemnización que había fijado un juzgado de primera instancia, que concedió 63.000 euros a la viuda y a los dos hijos del matrimonio por los daños económicos y morales que supuso la pérdida del cabeza de familia, que reside en Badalona.
La empresa alegó que la condena era infundada porque no constaba la causa del fallecimiento del hombre, J.A.A.S., que tenía 50 años, ni la clase de intoxicación que sufrió. Tampoco se ha probado, según la defensa, que la víctima hubiese ingerido una cerveza en los días previos a la muerte.
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