Los 'okupas' finalizan su protesta tras anular el juez la orden de desalojo de la masía
Los jóvenes, que han sufrido hipotermias, han permanecido 58 horas colgados del edificio con cuerdas y arneses porque se negaban a abandonar la casa
Los seis miembros del movimiento okupa que han estado 58 horas colgados con arneses y cuerdas de la masía Can Masdeu, en el barrio barcelonés de Canyelles, han finalizado su protesta tras anular la orden de desalojo el titular del juzgado de Instrucción número 4 de Barcelona, Josep Maria Miquel.
El magistrado que había dictado el desalojo de la casa ha dejado sin efecto su decisión porque "es preferible ceder o sacrificar, aunque sólo sea provisional y transitoriamente la ejecución de la justicia penal que no exponer a las personas a un riesgo para su integridad física". Tras conocerse la decisión del juez los policías que cercaban la casa han abandonado el lugar.
Los jóvenes han sufrido durante su protesta hipotermias debido a la copiosa lluvia caída en la madrugada. Los okupas han estado rodeados por un cordón policial durante su acción.
En el auto en el que ha acordado el cese del desalojo el juez ha señalado que dada la "inexistencia de elementos técnicos o mecánicos para facilitar sin riesgo el descenso de los ocupantes" y el hecho de que su "permanencia" en la situación en que se encuentran "agrava cada vez más su estado físico", es procedente dejar sin efecto el desalojo.
Estas conclusiones vienen avaladas por el informe del médico forense que visitó a los okupas por la tarde. El informe señaló que los seis jóvenes colgados sufrían "afectación de las constantes vitales" y que "tres de ellos tienen síntomas de hipotermia, estado que puede agravarse rápida y progresivamente por las condiciones climatológicas".
El informe consideraba "imperativo" que los jóvenes recibieran "nutrición" y "tratamiento médico". Por todo ello el juez dictaminó dejar "sin efecto" la orden de desalojo.
Antigua leprosería
Por orden del juzgado de instrucción número 4 de Barcelona la policía procedió el pasado martes a las 9.00 horas al desalojo de la masía, una antigua leprosería propiedad de la Fundación Hospital de Sant Pau y que estaba ocupada por una treintena de jóvenes desde la pasada Navidad.
Para evitar el desalojo, 11 de estos jóvenes se colgaron de la fachada de la masía con cuerdas y arneses. Cinco de ellos renunciaron horas después a su protesta por problemas físicos. Durante todo el día de ayer, la Policía cercó el inmueble e impidió el suministro de agua y alimentos a los okupas, lo que ocasionó escenas de tensión entre los agentes y las 300 personas que se concentraron en la zona para apoyar a los jóvenes.
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