Miles de personas asisten al funeral de la 'ertzaina' Arostiaga en Mungia

Miles de personas se han reunido hoy en el interior y en torno a la Iglesia de San Pedro de Mungia (Vizcaya) donde se ha celebrado la misa funeral por la ertzaina asesinada el viernes en Beasain, Ana Isabel Arostegi.

Familiares, compañeros, amigos, autoridades y cientos de vecinos de la localidad vizcaína en la que residía la ertzaina han abarrotado el interior de la Iglesia, donde el obispo auxiliar de Bilbao, Carmelo Echenagusia, ha oficiado la ceremonia.

Miles de vecinos que no han podido entrar en el templo se han congregado en la plaza anexa para acompañar la entrada del féretro con los restos mortales de Ana Isabel, que ha llegado envuelto en una ikurriña y escoltado por una patrulla motorizada de la Ertzaintza.

Familiares y amigos de la fallecida han conducido a hombros el ataúd hasta el interior de la Iglesia seguidos por un cortejo de personas que portaban multitud de ramos y coronas de flores.

Al funeral han asistido el lehendakari, Juan José Ibarretxe, junto al consejero de Interior, Javier Balza, y varios miembros de su Ejecutivo, además del presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa.

También han acudido, entre otros, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar; el presidente del PNV, Xabier Arzalluz; los portavoces del PP y del PSE-EE, Leopoldo Barreda y Rodolfo Ares; el coordinador general de IU/EB, Javier Madrazo, y el secretario general de UGT de Euskadi, Carlos Trevilla.

Junto a los representantes políticos, en la Iglesia se encontraban, además, varios cargos y miembros de la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Ertzaintza y los Mossos de Esquadra.

Una "crueldad increíble"

El obispo auxiliar de Bilbao ha destacado en su homilía que el atentado que costó la vida a la ertzaina y a su compañero Javier Mijangos manifiesta "una crueldad increíble, al atentar contra la vida de dos servidores del pueblo con todos los agravantes que se han dado en este caso".

"Nos vemos obligados a despedir cristianamente, con indecible dolor a Ana Isabel, hija de este pueblo, 'ertzaina' servidora de la paz y del orden social, arrebatada injustamente de esta vida, con su compañero Mijangos, en circunstancias de todos conocidas y que hacen aún más execrable su asesinato", ha indicado.

Echenagusia ha instado a los políticos y fuerzas sociales a adoptar "cuanto antes y por encima de todo las debidas medidas para que nadie se sienta amenazado ni perseguido por sus legítimas opciones políticas o por cumplir honradamente su trabajo profesional".

Ha resaltado que la Iglesia "hace suyos" los llamamientos a ETA para que cese "inmediata y definitivamente en su larga y trágica carrera de asesinatos, amenazas y extorsiones y deje a este pueblo que exprese libremente su voluntad y trate de solucionar sus problemas por vías civilizadas y democráticas".

Tras concluir la ceremonia y cuando el féretro ha salido de la Iglesia, las más de 3.000 personas que aguardaban en el exterior han entonado el Agur Jaunak (canción de despedida tradicional vasca) y, al concluir, han irrumpido en un prolongado aplauso seguido de un conmovedor silencio.

Concentración silenciosa

Tras el funeral, los vecinos, convocados por el alcalde, José Antonio Torrontegi (PNV), han guardado cinco minutos de silencio.

Al concluir la concentración -celebrada en la plaza situada detrás de la iglesia- el alcalde ha leído una declaración en euskera y castellano en la que ha señalado que "dos 'ertzainas', dos ciudadanos han sido víctimas una vez mas de la barbarie y de la sinrazón".

Por la mañana, estas escenas se han repetido en el funeral del ertzaina, al que asistieron cerca de un millar de personas en el monasterio de Nuestra Señora de Candepajares en Bujedo (Burgos).

Familiares, amigos y compañeros del ertzaina abarrotaron la pequeña iglesia románica del cenobio que cuidan los Hermanos de las Escuelas Cristianas en Bujedo, al que estaba vinculado Mijangos por lazos familiares a pesar de haber nacido en Bilbao y residir en Miranda de Ebro.

El féretro con los restos mortales del joven policía autónomo llegó pasadas la 11,00 horas de la mañana procedente del tanatorio de Miranda de Ebro y escoltado por una comitiva que abrían dos agentes motorizados de la Ertzaintza.

Una hora después, despedido con un emocionado aplauso de los asistentes al funeral, el cadáver de Javier Mijanos partió hacia Vitoria para su posterior incineración.