Overmars rescata a un mal Barça (Valladolid 2 - Barcelona 2)
Los azulgrana recuperan en Valladolid sus opciones de clasificarse para la Liga de Campeones
Jugó el Barcelona muy tapado, desconfiando de si mismo, recelando igualmente del rival, sintoma de su mal momento. Hasta Rexach ha acabado contagiándose del nerviosismo de la institución. El entrenador del Barcelona dispuso una alineación timorata, llena de centrocampistas, falta de extremos, en la que ni siquiera Overmars, el jugador más explosivo del equipo, encontró acomodo.
El Barça quería dormir el partido, madurarlo, desgastar al adversarios, controlar más que gobernar. Tan empeñado estaba en la faena que ni siquiera le alivió un precioso gol de Guardiola al transformar un libre directo nada más empezar el partido, una jugada que, por otra parte, ya se produjo al final del partido del Camp Nou y que ayer desencadenó la ira de la hinchada hacia el árbitro, por condescendiente con los azulgrana y puñetero con los pucelanos.
Los barcelonistas fueron reculando de mala manera, cediendo el campo y la pelota al Valladolid, que se esmeró en su acoso a Dutruel, especialmente nervioso tanto en los blocajes como en el juego de pies. El equipo de Moré protagonizó un par de buenas llegadas, pero erró en el remate final pese a las facilidades de la zaga azulgrana, por norma mal colocada, pusilánime casi siempre.
El fútbol trabajo y descompensado, producto de los nervios del Barcelona y la ansiedad del Valladolid, provocó más de un rifi-rafe, mal juzgado por el colegiado. El tiempo tampoco ayudó a limpiar el partido. El viento soplaba fuerte y la pelota resultaba difícil de manejar, de manera que el partido se hizo largo, pesado, indigesto incluso.
El descanso no le sirvió de nada al Barcelona, que no encontraba la línea de pase ni el hilo para tirar el contragolpe. A disgusto en la cancha, los azulgrana se fueron enredando, sin hallar consuelo en el entrenador, que se volvió a equivocar al retirar a Kluivert. La sustitución del ariete azulgrana marcó un punto de inflexión en el partido.
En un minuto el Valladolid le dio la vuelta al marcador con dos golazos, especialmente el primero, obra de Kaviedes, que retrató a toda la defensa y al portero azulgrana con una chilena preciosa. Los dos tantos castigaron el juego especulativo de los azulgrana y premiaron el esfuerzo del Valladolid, que trabajó muy bien las jugadas de ataque, triangulando, tocando hacia las bandas, buscando siempre de frente el partido.
El Barcelona se encontró de golpe y porrazo con la necesidad de remontar un resultado adverso sin delantero centro. Rexach había dado entrada a dos extremos (Zenden y Overmars), pero había prescindido de Kluivert. Pese a estar desestructurado y ser víctima de la ansiedad, el Barcelona pisó el acelerador y arrambló al Valladolid, que fue cediendo metros.
Sabedor de que el Valencia iba perdiendo, el Barcelona se dio cuenta de que le valía el empate, y lo encontró en un remate de Overmars después de una preciosa asistencia de Rivaldo. Un gol suficiente para mantener sus opciones europeas.
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