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Tribuna
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Cómo mejorar la comunicación sobre educación

El tratamiento informativo de los resultados de PISA, la reconocida prueba de evaluación de competencias básicas aplicada por la OCDE, es quizás el mejor ejemplo de lo que hay que evitar

Estudiantes de secundaria en Antioquía, Colombia.
Estudiantes de secundaria en Antioquía, Colombia.Charlotte Kesl (B.M.)

Un hombre se encuentra en la terminal de salidas de un aeropuerto cualquiera a la espera de embarcar en un largo vuelo a bordo del cual atravesará un océano y varios husos horarios. Ya dentro del avión, hojea un periódico nacional. Su mirada se detiene en este titular: “El acoso escolar en redes sociales afecta ya a una cuarta parte del alumnado y se ha incrementado durante la pandemia”. También capta la atención del pasajero de al lado.

—Es un grave problema— comenta ese pasajero—. Yo soy profesor de educación secundaria y hemos tenido dos casos de acoso con grabaciones de vídeo que se han viralizado. Hay protocolos de actuación y se hacen campañas de concienciación. Pero nos faltan herramientas para prevenir a tiempo.

El hombre asiente. Al pasar la página, le sorprende encontrar otra noticia sobre educación, en esta ocasión, sobre una huelga del sindicato de maestros motivada por la falta de recursos. Los diarios de su país abordan en contadas ocasiones temáticas educativas. Según le explicaba un amigo periodista hace unas semanas, apenas existen redactores especializados en educación: suelen tener un perfil más generalista, así que un día cubren una información sobre una nueva modalidad de vacuna contra la covid-19, al siguiente la última crisis migratoria.

El hombre conseguirá dormir unas pocas horas durante el vuelo. Una vez que aterrice, en los largos pasillos hacia los controles sanitarios y de inmigración irá acompañado de gigantescas publicidades con descuentos agresivos en la oferta educativa de varias universidades. Algunas con falsas promesas de movilidad estudiantil, exhibiendo su puesto en rankings de baja credibilidad, asegurando pomposas titulaciones que les aseguran un futuro personal y profesional exitoso.

Cuando el hombre recupere la conexión a Internet, podrá comprobar que, en redes sociales, en esos momentos es trending topic una reforma educativa que, otra vez, tiene enfrentado al arco parlamentario.

Habrá quien piense que esta historia resulta inverosímil. Que es improbable que, en el transcurso de unas pocas horas, una misma persona reciba tantos impactos externos referentes a una temática —en ocasiones— olvidada, denostada o manipulada: la educación. Sin embargo, basta con prestar un poco de atención para comprobar que es un tema estratégico del que se informa más de lo que podríamos creer a simple vista, aunque no necesariamente mejor.

¿De qué forma la comunicación podría jugar un rol y contribuir a una mejor educación? Desde la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), el organismo intergubernamental decano y con más presencia y actividad educativa de la cooperación multilateral en Iberoamérica, proponemos las siguientes recomendaciones:

1. La comunicación debe poner en valor la importancia clave de la educación. En el mundo actual, el mensaje del reconocido pedagogo brasileño Paulo Freire permanece inalterable: “La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”.

2. Es preciso comunicar más en positivo, reservando los mensajes negativos para evidenciar situaciones de desigualdad que pueden revertirse gracias a la educación, que siempre es parte de la solución y nunca del problema.

3. En la comunicación educativa, es imprescindible contar con la opinión e informes de las organizaciones especializadas en educación. Entidades como la OEI, la OCDE o la UNESCO, líderes mundiales en educación, son fuente constante y actualizada de conocimiento riguroso.

4. La comunicación contribuye a dar la palabra a voces autorizadas en educación como fuentes informativas. Frente a las opiniones coyunturales, insolventes o guiadas por intereses particulares, debemos convocar siempre a los especialistas que atesoran no solo competencia técnica, sino que también son excelentes divulgadores.

5. La producción del conocimiento con visión comunicativa da como resultado informes más divulgativos. En ocasiones, los medios trasladan a la opinión pública mensajes sin un tratamiento comunicativo adecuado, lo que hace que sean incomprensibles para la mayor parte de las personas.

6. Una comunicación especializada en educación debe tener su contrapartida en las redacciones de los medios. La apuesta es capacitar a periodistas para promover así el periodismo educativo y elevar la categoría de esta especialización, tan necesaria e importante como poco común.

7. La educación debe posicionarse en foros transversales, donde se valore como un actor y motor más, entre otros, de la transformación digital de la sociedad. Para la OEI el objetivo último es promover respuestas educativas híbridas o combinadas que desarrollen las competencias digitales.

8. La comunicación en educación es hablar de cómo hacemos con otros nuestro trabajo y del impacto que este tiene en la sociedad. Esto enlaza con la Agenda 2030 y su ODS-17, el último de todos y quizá el más importante, que pone el peso en la necesidad de las alianzas público-privadas para avanzar en términos de desarrollo. Así, los medios de comunicación estarían dentro de nuestra cadena de valor, como agentes necesarios para hacer llegar a la sociedad los avances o retrocesos en términos educativos.

9. La comunicación en educación debe utilizar el mismo lenguaje y canales a través de los que se expresan las generaciones más jóvenes. Para hablarles en su mismo idioma, la comunicación en educación puede apoyarse en los más variados recursos audiovisuales y digitales, en las redes sociales, en la comunicación efímera, en la gamificación... La comunicación está donde está tu público.

10. Una comunicación en educación responsable debe dar la voz a sus protagonistas. Poner en portada las historias de estudiantes, maestros, directores y líderes escolares, investigadores educativos..., para agrandar después la mirada y explicar circunstancias, enfoques y problemas más complejos que atañen a la educación en Iberoamérica.

En el otro lado de la balanza, el tratamiento informativo de los resultados de PISA, la reconocida prueba de evaluación de competencias básicas aplicada por la OCDE, es quizás el mejor ejemplo de lo que podemos calificar como una mala práctica de la comunicación de la educación. De manera sistemática, genera titulares que, en el mejor de los casos, ponen de manifiesto un escaso conocimiento de esa importante y compleja evaluación y, casi siempre, dan voz a intereses políticos. Estas informaciones olvidan la importancia de la evaluación externa, la comparabilidad entre sistemas o los avances alcanzados con gran esfuerzo y tesón por nuestros docentes. Porque todo lo bueno que se ha logrado en educación en el mundo en las últimas décadas, no está solo en Singapur, Corea o Estonia.

Comunicar es también educar o, lo que es lo mismo, contribuir a educar más y mejor y lograr, con ello, el fin último: que nadie se quede atrás.

Mariano Jabonero es secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Eva Mateo es responsable de Comunicación de la OEI.

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