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Japón busca su sitio en la revolución de la IA

El país necesita un impulso para no quedar rezagado en la carrera de la computación inteligente. El acuerdo entre SoftBank y OpenAI es un paso importante

Inteligencia artificial Japon
Un robot ayuda a un hombre a mover una silla de ruedas en una demostración en Tokio.RICHARD A. BROOKS (AFP / Getty Images)
Gonzalo Robledo

La inteligencia artificial (IA) es la nueva piedra filosofal para alcanzar la hegemonía económica mundial. Donald Trump se rodeó de grandes magnates de empresas tecnológicas durante su toma de posesión en Washington. Días después de la puesta de largo de la nueva Administración estadounidense, China contraatacaba con el lanzamiento de su aplicación de bajo coste DeepSeek, sembrando la duda en el mercado sobre si las enormes inversiones de Silicon Valley para desarrollar la IA no están en realidad infladas. En este mundo polarizado entre las grandes superpotencias, ¿qué papel juega Japón, un país que hace décadas era sinónimo de vanguardia tecnológica?

La respuesta puede estar en los acuerdos corporativos como el que se anunció recientemente. La alianza del gigante nipón SoftBank con la estadounidense OpenAI para ofrecer servicios de IA a clientes corporativos en Japón refuerza los lazos de la tecnológica japonesa con Estados Unidos y da al país asiático un impulso considerado por muchos expertos vital dada su rezagada posición en la carrera de la computación inteligente.

Los consejeros delegados de las dos empresas, Masayoshi Son y Sam Altman, anunciaron el 3 de febrero en Tokio que la nueva empresa se llamará SB OpenAI Japan. Su servicio de IA, diseñado para agilizar operaciones comerciales, se llamará Cristal Intelligence. Será propiedad de OpenAI y de una nueva compañía establecida por SoftBank y su filial de telecomunicaciones. La inversión anual será de 3.000 millones de dólares.

Son, que en 2008 introdujo el iPhone y revolucionó la sofisticada, y hasta entonces considerada impenetrable, industria japonesa de la telefonía móvil, ha prometido 15.000 millones de dólares para Stargate, la empresa conjunta de SoftBank con OpenAI y Oracle que desarrollará inteligencia artificial en Estados Unidos.

El anuncio de la nueva alianza entre los dos gigantes de la IA tuvo lugar cuatro días antes de la reunión el pasado viernes entre el primer ministro japonés Shigeru Ishiba y Trump en Washington. Uno de los puntos centrales de la agenda bilateral fue la robusta inversión que hacen las empresas japonesas en Estados Unidos y la creación de puestos de trabajo, según informó la televisión pública nipona NHK.

SoftBank se convierte así en un actor clave en el nuevo orden geopolítico en el que la tecnología es cada vez más relevante. Su nueva alianza con OpenAI, que inicialmente servirá a empresas del grupo Softbank, abre la puerta para sinergias consideradas clave si se tiene en cuenta la retrasada posición de Japón en la transformación digital.

Según SoftBank, Cristal Intelligence automatizará las tareas cotidianas —como generar informes financieros, redactar documentos y gestionar las consultas que puedan hacer los clientes— para permitir que los profesionales se concentren en la creatividad y la toma de decisiones estratégicas.

Al ofrecer herramientas de IA optimizadas para el procesamiento del idioma japonés, se espera que beneficie a sectores económicos que tienen dificultades para integrar la IA debido a las barreras lingüísticas y regulatorias, como el financiero y las manufacturas.

El consenso de los estudios especializados en digitalización y el uso de la IA en el mundo destaca la disparidad entre la sólida infraestructura nipona y su extrema cautela a la hora de adoptar las nuevas tecnologías. En el año 2010, Japón cedió a China su posición como primera economía de Asia. En el uso de la IA, Japón ocupa el noveno escalafón mundial, según un estudio del centro de investigaciones Human Centered Artificial Intelligence (HAI), de la Universidad de Stanford. La edición más reciente de dicho estudio, publicada en 2024, evalúa el ecosistema de IA de 36 países, usando 42 indicadores, entre los que se incluyen inversión privada, artículos de investigación, patentes, apoyo oficial, legislación y la producción de programas en inglés.

Otros estudios en los que Japón aparece rezagado como usuario de IA citan factores culturales como la aversión al riesgo y la prioridad del consenso sobre la toma rápida de decisiones. El más optimista de los estudios recientes sobre la tecnología nipona fue publicado por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y destaca su “rigor ético, como un activo importante en sectores donde la seguridad y la confianza son críticos, como la salud y los sistemas autónomos”.

Aprovechando su infraestructura y su experiencia como productor del 46% de los robots industriales del mundo, Japón ha dado origen a un singular nicho de robots para usos corporativos, capaces de aprender de las interacciones con el entorno, adaptarse a situaciones inesperadas y tomar decisiones. Los también llamados “robots sociales” hacen uso intensivo de la IA Incorporada (Embodied AI), considerada la siguiente frontera de la robótica en su relación con el ser humano.

El papel de la robótica

Para ingenieros como Jad Tarifi, fundador del primer equipo de IA generativa de Google y presidente de Integral AI, una empresa con oficinas en Tokio, la industria de la robótica es clave para lograr la Inteligencia General Artificial (AGI, por sus siglas en inglés). En una entrevista reciente con el podcast especializado en informática Disrupting Japan, Tarifi explicó la ventaja de los robots para generar sus propios datos de entrenamiento mediante el “aprendizaje activo” y los antepuso a la recolección de datos de los modelos basados en el lenguaje de la IA actual.

El Gobierno japonés ha lanzado varios programas de apoyo al sector tecnológico, entre ellos el llamado Society 5.0, que busca “superar desafíos sociales crónicos, como el envejecimiento de la población, la polarización social, la despoblación, y las restricciones relacionadas con la energía y el medio ambiente”.

El objetivo de inversión del Ejecutivo japonés en investigación I+D se sitúa entre 2021 y 2026 en unos 746.000 millones de euros, fondos que provendrían de los sectores público y privado.

Para asegurar su suministro de semiconductores, Japón subvenciona al fabricante taiwanés Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSMC), que tiene una fábrica de chips lógicos en el sur de Japón, y este año construirá una segunda planta. Según la agencia de noticias local Kyodo, Japón ofrecerá unos 6.000 millones de euros a TSMC, su principal proveedor de chips, para asegurar la producción en territorio japonés, dado el riesgo geopolítico derivado de las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China por la isla cuya soberanía no es reconocida por Pekín.


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