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Los centros de datos se esparcen como dientes de león

Un evento organizado por EL PAÍS y la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica analiza el potencial de estos espacios: en 2030 podrían suponer entre el 2% y el 4% del PIB español

Centros de datos
Desde la izquierda: Marta Castro (aelēc), Claudia Blanco (GE Vernova) y Luis Velasco (Redeia), en el evento moderado por el periodista de EL PAÍS Manuel González Pascual.Pablo Monge
Miguel Ángel García Vega

Durante años, España ha perdido vagones en los que viajaba la tecnología. Quizá por primera vez en una década puede subirse a uno de los trenes más deseados y competitivos: los centros de datos. Acorde con el informe elaborado por Deloitte, Centros de datos en España: oportunidad de desarrollo económico e integración en el sistema eléctrico, estos espacios podrían contribuir con entre el 2% y el 4% del PIB del país en 2030, según calculaba Laureano Álvarez, socio de la firma, en el encuentro organizado por el EL PAÍS y aelēc (Asociación de Empresas de Energía Eléctrica) titulado Centros de datos ante la doble transición: innovación para un futuro sostenible. De 30.000 a 70.000 millones de euros. Es una cifra amplia, pero nadie duda que Aragón ha sido capaz de atraer o anunciar que en los próximos años se invertirán unos 33.000 millones gracias a los centros promovidos por Box2bit, Blackstone, AWS (Amazon Web Services) o Microsoft. Nada es casual. España es el segundo país europeo por cobertura de internet de alta velocidad (93%) y un hub por donde pasan infinidad de cables submarinos.

Pero hay más. El coste de la energía es bajo, el espacio resulta competitivo, la red eléctrica fiable y de alta capacidad. Y la conectividad buena. Los centros de datos necesitan una conexión de excelente calidad, que combine banda ancha de elevada velocidad, latencia y una ubicación estratégicamente conectada. España —apunta Deloitte— debe aprovechar estas oportunidades sin precedentes. En frases cortas. Garantía de acceso a la red, planificación anticipada y multisectorial de las redes, modelos retributivos atractivos para las inversiones necesarias en redes eléctricas e impulso a la participación de la demanda de los mercados. Sin olvidar la ciberseguridad. Además de un plan con trazas de una economía altamente digital: incremento de la productividad y resiliencia frente a la crisis. Eso sí, hay que minimizar el gasto de agua.

Para Marta Castro, directora de regulación de aelēc, “el mayor desafío es aumentar y mejorar la red eléctrica, pues la digital está bastante evolucionada”. La conexión con otros países —pensemos en Francia— nunca ha sido un peaje fácil. “Hay que acelerar la conexión eléctrica para dar respuesta a los centros cuya demanda resulta enorme. Y, si no se instalan en España, lo harán en otros países”, advierte. España tiene viejos conocidos: una regulación lenta y compleja. “Necesitamos una mayor agilidad de implementación de esta normativa. Desde Europa nos han dado las herramientas de las inversiones anticipatorias para que el distribuidor pueda ejecutar las inversiones de forma rápida. Pues hagámoslo”, añade. Hay que construir más redes, pese a que el sistema eléctrico español está muy granulado y cuenta con “flexibilidad”.

Para Redeia (antigua Red Eléctrica), el sistema está bien mallado y llega a todo el territorio. De esto existen pocas dudas. ¿Suficiente? Para quien posee un centro de datos casi seguro que se queda corto y resulta mejorable. Quien lo defiende, argumenta que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 “va en la dirección correcta”, observa Luis Velasco, director de Apoyo al Desarrollo de Instalaciones de Redeia. “Si no hay demanda no sale adelante, y también son importantes las interconexiones [a veces, hemos visto, difíciles] con otros vecinos europeos”. Y añade: “Estamos en un momento magnífico”.

David Blázquez, director de Políticas Públicas para Infraestructuras y Energía de AWS Iberia, busca una fórmula en la que se puedan construir las instalaciones a la vez que se solicitan los permisos para desarrollar las infraestructuras. Está claro que el tiempo corre en contra. Pero España tiene —narra Claudia Blanco, innovation and customer partnerships officer de GE Vernova— la ventaja de una inteligencia artificial (IA) que puede “exportar” a otros países en español. E, incluso, destaca: “Necesitamos pensar que invertir en redes no es un gasto, sino una inversión. En términos de descarbonización. Pero incluso gracias a estos centros resulta posible rebajar hasta entre un 1,5% y el 2% el recibo de la luz”.

Frente a todo este presente, hay un experto que lleva una década en este tipo de proyectos. Ricardo Abad, consejero delegado de Quark, una empresa pionera del sector, que terminó adquirida en 2023 por la ingeniería Sener. “Los Emiratos Árabes, por motivos incluso geoestratégicos, ya veían España hace 10 años como el lugar para crear los centros de datos”. El propósito es tener infraestructuras muy grandes alimentadas por energías verdes donde el protagonismo recaiga en la IA. De acuerdo con Quark, poseen proyectos de 300 MW para 2026. Además, prevé César Tello, director general de Adigital, la latencia (tiempo que tardan en llegar los datos de origen a destino) será un factor fundamental, al igual, como hemos visto, que la ciberseguridad”. Y vuelve sobre la idea de la importancia del hub submarino que es España para el sur de Europa.

Arraigo en Aragón

En Aragón los centros de datos han arraigado. La experiencia logística de la comunidad, trabajadores cualificados, gran volumen de espacio físico, agua, energía verde… han conseguido esos futuros 33.000 millones de euros que detalla Deloitte: AWS (15.700 millones), Microsoft (6.690), Blackstone (7.500) y Bopx2Bit (3.400 millones). “Se habla incluso, en el argot, de los llamados microgrid, con una capacidad de 100 MW”, subraya Marta Ríos, directora de Inversiones Estratégicas del Gobierno de Aragón. Y de la posibilidad de recurrir a los biocombustibles.

En la Comunidad de Madrid también hay proyectos destacados, como el del grupo dubaití Damac, que ha anunciado una inversión de 400 millones de euros en Vicálvaro, o la de Oracle de 930 millones hasta 2034. La receta hace tiempo que la marcó la presidenta Isabel Ayuso. ¿Cómo? Baja fiscalidad y regulación, casi a la carta. “España tiene que ser más proactiva. O aprovechamos el momento o podemos perder una oportunidad histórica”, zanja Jaime Martínez Muñoz, director general de Promoción Económica e Industrial del Gobierno madrileño.


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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.
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