El regreso de Trump, un giro en las políticas climáticas

Esta semana ha tenido lugar la investidura presidencial del segundo mandato de Donald Trump. Un evento esperado tras hacerse oficiales los resultados que dieron la victoria al republicano. Aunque dentro de su propio discurso inaugural adelantó pinceladas sobre el camino a seguir en los próximos cuatro años y se van publicando órdenes ejecutivas, se mantiene en vilo el futuro de las políticas en materia climática y ambiental en el país.

Drill, baby, drill. Con esta frase, Trump anticipó que la extracción de hidrocarburos será central en su segundo mandato, priorizando la independencia energética del país. Atrás quedarán las restricciones a las exportaciones de gas natural establecidas durante la Administración Biden, al tiempo que se retomará el proceso de desregulación, ya iniciado en su primer mandato, para facilitar la extracción de hidrocarburos en áreas federales, incluyendo parques nacionales en Alaska. Ello se da además en un contexto en el que, desde 2019, Estados Unidos se ha vuelto un productor neto de energía por la revolución del shale gas (fracking) extendida a lo largo del país.

Lo anterior se complementa con el anuncio inaugural hecho por Trump de que no continuarán los mandatos que favorecen la transición a vehículos eléctricos y la descarbonización del sector del transporte, argumentando que reduce las opciones de elección de los consumidores estadounidenses. Esto hace referencia a una serie de estándares a nivel federal, y a la decisión de California de prohibir la venta en el Estado de vehículos únicamente de gasolina para 2035.

El presidente Trump adicionalmente ha señalado su intención de recortar el gasto gubernamental, lo que incide directamente sobre la Inflation Reduction Act (IRA) de 2022, la mayor inversión climática en la historia de Estados Unidos hasta el momento. Esta ley se basa en una serie de subsidios, incentivos fiscales y gasto federal destinados a promover el despliegue de energías limpias, la adopción de vehículos eléctricos, así como medidas de eficiencia energética. No obstante, el efecto en la creación de empleo a partir de estas medidas ha sido especialmente positivo en Estados republicanos, por lo que es posible que el desmantelamiento de la IRA se haga selectivamente.

Si bien Trump decidió en sus primeras horas como presidente la segunda retirada del Acuerdo de París, es posible que existan matices para no ceder terreno en una agenda climática en la que China se posiciona cada vez más como un jugador clave, especialmente en el abastecimiento de industrias como paneles solares, baterías y vehículos eléctricos. Y quedan aún temas pendientes en el tintero, como la regulación del coste social del carbono, clave en el análisis de políticas públicas. Solamente el tiempo confirmará qué promesas electorales serán llevadas a cabo.