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Los otros pisos turísticos que también molestan a los vecinos

Hostales, ‘hostels’ o casas de huéspedes proliferan aprovechando la laxitud normativa de algunas ciudades

'Hostel' Bears Sharehome en la calle Esgrima de Madrid
Carteles de protesta contra la vivienda turística sobre un 'Hostel' abierto en la calle Esgrima de Madrid.Pablo Monge

La encrucijada legal por la existencia de viviendas de uso turístico (VUT) en las comunidades de propietarios, a la que el Gobierno quiere poner coto reformando la Ley de Propiedad Horizontal, tiene su intrahistoria en otro tipo de alojamientos, que también causan molestias a los vecinos, como son los hostales, hostels o casas de huéspedes.

Emilio Alarcón es, desde 2019, vecino en un edificio residencial en la calle de la Esgrima de Madrid. Nadie hacía presagiar que, tras dejar de vivir de alquiler por la conversión de su vivienda en un piso turístico, una carambola del destino le haría ser propietario de un piso en un edificio en el que pronto se instalarían, primero dos viviendas de uso turístico (VUT), y después un hostel. “La primera VUT ubicada en una segunda planta del bloque creaba las típicas molestias por ruido, ajetreo de gente… por lo que en una junta celebrada en 2019 se prohibió, por unanimidad, destinar las viviendas para uso turístico. Sin embargo, los propietarios de la primera VUT abrieron otra”, cuenta Alarcón.

Para más inri de los vecinos, en un momento dado los titulares de las VUT se apropiaron del patio interior de dos plantas, al que quitaron el techado, “para disfrute de los visitantes y turistas, generando un ruido que se cuela por todas las casas. Incluso escuchamos sus conversaciones como si estuvieran en el interior de nuestros hogares”, se queja Alarcón. Y continúa: “Los propietarios de las VUT también compraron el piso bajo para tener acceso a la calle, y lo convirtieron en un hostel, y aunque en una junta se prohibió tocar la estructura, el forjado, porque querían conectar el hostel con las VUT, lo hicieron. Incluso pusieron en el patio una máquina industrial de aire acondicionado, modificando la fachada”.

Esta comunidad de propietarios ha judicializado el asunto, pero sabe que la justicia es lenta y que hay poca jurisprudencia al respecto. El hostel tiene licencia urbanística concedida por el Ayuntamiento a través de una declaración responsable, que autoriza la actividad turística y las obras. La declaración responsable es un documento mediante el cual los interesados manifiestan, bajo su responsabilidad, que cumplen los requisitos exigidos por las ordenanzas municipales, así como la normativa que los regula, para poder realizar una obra o iniciar una actividad.

“Han blanqueado el uso, para que en lugar de llamarse VUT, lo llamen hostel”, piensa Alarcón, para quien no deberían existir alojamientos turísticos en edificios residenciales porque deja de tener sentido el significado de comunidad.

No es un caso aislado en el distrito Centro de Madrid. La Asociación de Vecinos Sol y Barrio de las Letras está trabajando en una demanda conjunta de todos los afectados, no sólo de este distrito, sino también de otros que están sufriendo un proceso similar, como Carlos García y sus vecinos de la calle del León, que dejaron en 2022 su caso en manos de esta asociación. García tiene que lidiar en su comunidad con una casa de huéspedes que retomó su actividad en 2018. Este alojamiento cuenta con una licencia del año 1970. Sin embargo, la comunidad tiene constancia de que actualmente no cumple la normativa por la existencia de más dormitorios de los que la licencia permite. “Creemos que la actividad se ha dado de alta, al haber habido un cambio de propietario, por el procedimiento de la declaración responsable, pero todavía no ha sido verificada a través de una inspección municipal”, dice García.

Hasta 2018 únicamente residían en esta finca los vecinos, pero actualmente el trasiego de personas es constante y en muchas ocasiones la puerta de entrada a la comunidad no se cierra. “Aparecen individuos extraños en las escaleras, incluso este año se denunció la presencia de toxicómanos en las zonas “oscuras” del edificio”, relata. Además de la inseguridad, los vecinos se quejan de una falta de identificación de los huéspedes, ya que la apertura del portal se hace mediante una app en remoto y la puerta de la casa de huéspedes mediante un código, “por lo que no hay nadie verificando que estas personas son las que dicen ser”. “Pero, además de esto, el desgaste que sufre el edificio es considerablemente mayor, las averías en el ascensor y en la cerradura de la entrada han sido constantes en los últimos años, hasta el punto de abrir a patadas la puerta del portal”, describe este vecino.

Mientras, los propietarios han dado varios avisos tanto al Ayuntamiento como a la Comunidad de Madrid. “Reclamamos que al menos se haga una inspección a esta casa de huéspedes, se verifique si cumple o no la normativa actual —desde 1970 hasta la fecha ha habido cambios significativos— y se pongan las medidas adecuadas para evitar las molestias que estamos sufriendo. En caso de que no cumpla la normativa o haya mentido en su declaración responsable, que sancionen al propietario con una multa lo suficientemente alta como para que se plantee abandonar su actividad”, arguye García.

Prohibición en junta

Este año, esta comunidad de la calle del León ha votado en junta prohibir cualquier actividad económica en las viviendas de uso residencial, no sólo VUT, sino también que pongan un bar de copas, una peluquería… Se aprobó esta prohibición, se ha firmado ante notario y se ha llevado al Registro de la Propiedad para que todo el procedimiento sea legal.

“Varias sentencias del Tribunal Supremo concluyen que la explotación de las viviendas con fines turísticos tiene la consideración de actividad económica y, por lo tanto, puede entenderse englobada dentro de las prohibiciones previstas en los estatutos de las comunidades”, según la abogada Patricia Briones. “Así se trata de preservar el carácter residencial de las viviendas del edificio y evitar su explotación comercial”, añade.

Cada comunidad autónoma regula de una manera distinta la apertura de un hostal u otro tipo de alojamiento de similares características, existe una amalgama normativa que contrasta con la falta de regulación de las VUT. “Aunque cada vez hay menos hostales, sí aparecen nuevas figuras como el hostel”, reconoce Ramón Estalella, secretario de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT). “Además, surgen nombres para alojamientos fuera del sector reglado, como apartasuite, un edificio con apartamentos turísticos y una recepción que nada tiene que ver con un hostal o un apartahotel”. Desde CEHAT evitan señalar al turismo como culpable de la situación, ya que el sector hotelero cuenta con prácticamente las mismas camas que a principios de siglo —solo ha crecido en torno a un 2%—. “En cambio, la vivienda vacacional ha duplicado el parque de camas en España en menos de 10 años, con un crecimiento alocado, sin tarificación y con un total libre albedrío”, finalizan.

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