Pistas para reformar la vivienda sin arruinarse
El volumen de obras cae tras el auge de encargos en la pandemia. Unir cocina y salón o quitar el bidé repiten como lo más demandado
Quitar el bidé, unir cocina y salón o cambiar ventanas son algunas de las actuaciones que más demandarán los propietarios de vivienda que se embarquen en una reforma en 2024. En principio, y salvo algún suceso inesperado, no habrá sustos en los precios, como ha ocurrido en los últimos años como consecuencia del fortísimo repunte de las reformas en viviendas durante la pandemia y, sobre todo, de la guerra de Ucrania, que provocó un aumento en el precio de los materiales de construcción.
Con vistas a 2024, “dada la caída de la demanda nacional en reformas, el asentamiento de los costes energéticos y la normalización de suministros de materias primas, la tendencia es claramente neutra”, señala Sebastián Molinero, secretario general de la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac). “Si la reforma permanece estable en un escenario de inflación previsto para la economía española en torno al 2,5%, la reforma será más barata”, añade. Aunque se espera estabilidad en los precios, es previsible que los materiales que precisan mano de obra especializada se encarezcan. “Se evidencia en las carpinterías de madera y ebanistería, ya que la falta de mano de obra especializada y equipos hará que suframos una subida de precios y retrasos en su ejecución”, cree Juan Navarro, director de Proyectos de Gilmar Soluciones Constructivas.
En 2023 se han hecho menos reformas en España que en 2022. Andimac estima que la actividad ha caído en torno al 2%, “debido al agotamiento de la fase expansiva de 2021 y 2022, fruto de la covid”, comenta Molinero. Y prosigue: “Estimamos un valor de mercado de materiales utilizados para reformas algo superior a los 22.500 millones de euros en 2023, lo que representa un crecimiento del 1,2%. Si tenemos en cuenta la inflación, en términos de actividad la reforma está en retroceso, en especial desde el mes de julio”. Aun así, y a la espera de los datos definitivos que se conocerán en las próximas semanas, el número de reformas se ha contraído menos de lo esperado debido al crecimiento orgánico del sector fruto del envejecimiento del parque de casas habitado. En 2024, “unas 500.000 viviendas cumplen 18 años, que es el tiempo medio estimado para hacer reformas” dice Molinero. Aunque se han hecho menos obras, la patronal calcula que el gasto medio por hogar ha sido de 1.200 euros, superior a los 1.082 euros del año anterior.
En el nuevo año, algunos de los trabajos más demandados por los particulares volverán a ser el cambio de bañera por plato de ducha, mejoras en baños y cocinas y eliminación del bidé, que “tiende a convertirse en una pieza de museo”, comenta Molinero. La tendencia estrella es la de aprovechar el espacio al máximo, de tal forma que en el baño empiezan a imponerse modas de otras culturas lejanas. “Hemos visto que últimamente se pedía cada vez más el kit de bidé, que no es más que un grifo al lado del inodoro que dispone de agua caliente y fría. Todavía es pronto, pero se está consiguiendo que los inodoros inteligentes, del tipo japonés, sean más accesibles económicamente y su diseño sea más minimalista, por lo que en los próximos años estarán más presentes”, sostiene Navarro.
En cocinas sigue al alza la tendencia del open concept, que implica crear espacios abiertos, por lo que la unión de salones y cocinas en una única estancia y, a lo sumo, separados por algún elemento de cristal o madera, sigue siendo tendencia. “En lugar de dividir la casa con tantas paredes, que entorpecen el tránsito y generan oscuridad, podemos buscar el aperturismo de espacios y ganar así funcionalidad y eficiencia”, indican en el portal de reformas Habitissimo, que calcula que el coste de una reforma integral para un piso de 80 metros cuadrados parte de 40.000 euros, mientras que la renovación del baño sale por 3.500 euros y de la cocina sube hasta los 7.000 euros.
Respecto a los materiales, están cobrando protagonismo las soluciones constructivas baratas y fáciles de colocar que permiten renovar un baño o redecorar un salón sin hacer obra. Un ejemplo, apunta Navarro, “son las palillerías de madera que debido a su fácil colocación se han hecho virales”. Y, además, empieza a calar la importancia de la eficiencia energética: se mejoran aislamientos, se cambian ventanas y, en menor medida, se instalan energías renovables.
Un campo de minas
Una reforma es como un campo de minas para muchos propietarios, que suelen caer en los mismos errores una y otra vez. Para empezar, no hay que quedarse con el primer presupuesto. Los expertos aconsejan comparar al menos tres, y en todos ellos debe quedar claro las calidades de los materiales que se van a usar. Es recomendable también pedir o buscar referencias sobre los trabajos previos del reformista o empresa. “Cuanto menos se dividan las responsabilidades, mejor para el consumidor, porque tiene un único interlocutor que se responsabiliza y ya no puede echar balones fuera”, indica Molinero.
El dicho popular de que lo barato sale caro cobra todo el sentido cuando se trata de hacer una reforma en casa. “Una obra mal planteada será siempre cara, con independencia del coste inicial”, advierte Molinero. No tiene sentido preocuparse por la estética si las instalaciones son antiguas y están en mal estado. Por esto, “se deben cuidar los acabados, pero también las instalaciones, tanto eléctricas como las relativas a aguas, que son el alma de toda vivienda y realmente van a dar confort”, aconseja el director de proyectos de Gilmar Soluciones Constructivas. Desde esta compañía abogan por “establecer un equilibrio entre la estética, la funcionalidad y la eficiencia energética a la hora de hacer una reforma”. En caso contrario, podemos encontrarnos con que al finalizar la obra hay malos olores de los desagües o el efecto pared fría.
Uno de los peores temores de cualquier propietario es que la obra se pase de plazo y de presupuesto. Hay que fijar un presupuesto de obra detallado, con deberes y obligaciones, como plazos, seguimiento, limpieza final de obra… Que la reforma tenga un precio cerrado desde el principio es algo un tanto irreal, dicen las empresas, porque una vez se inician los trabajos pueden surgir imprevistos, como tener que cambiar las bajantes de hierro o plomo.
Conviene contar con un buen asesoramiento, ya que suelen ser obras menores que no requieren de un arquitecto técnico. Y, sobre todo, hay que huir de la economía sumergida. No cobrar IVA es una práctica bastante extendida, y para erradicarla Andimac propone “una mejor aplicabilidad del IVA reducido e incentivos fiscales para usuarios, e incluso profesionales, que ayuden a reconducir un problema como este”. El último consejo es el de no desligarse de la evolución de la obra, ya que el seguimiento es la base de la prevención.
España necesita más aislamiento
Las empresas están percibiendo una mayor concienciación de los propietarios por la eficiencia energética.
“No estamos hablando de la posibilidad de cambiar las ventanas, que también, sino de actuaciones integrales que rejuvenecen el parque, lo hacen más sostenible y protegen el principal activo de ahorro de las familias españolas”, indica Celia Pérez, directora de Global Building Solutions de Cementos Molins. Muchos propietarios han oído hablar de los fondos Next Generation para hacer rehabilitaciones energéticas y están mostrando interés en las obras relacionadas con el aislamiento de sus edificios. Esta es la gran tarea pendiente en España, donde “más del 80% del parque edificado se encuentra en las clases energéticas certificadas más bajas”, recuerda Pérez. Estas intervenciones consiguen un ahorro energético próximo al 30%. Además, no solo evitan la devaluación del edificio, sino que pueden revalorizarlo más de un 20%.
Esta misma semana, el Gobierno ha acordado prorrogar las deducciones de IRPF para obras de rehabilitación energética de viviendas y edificios. Se extienden así hasta el 31 de diciembre de 2024 las medidas destinadas a las reformas que ayuden a realizar un consumo más sostenible de energía, ya sea en casas particulares o en bloques de vecinos. Estas ayudas, vinculadas al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), permiten deducirse un 20%, un 40% o un 60% de IRPF, según el tipo de actuación y el ahorro energético obtenido.
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