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Las peleas vecinales más sonadas de 2023: “Necesitamos descansar y no escuchar prácticas sexuales a las cuatro de la mañana”

Los ruidos, la calefacción o los pisos turísticos son algunos motivos que han puesto en pie de guerra a las comunidades de propietarios durante este año

Peleas Vecinales
Montaje con diferentes quejas en comunidades de vecinos.
Sandra López Letón

Las anécdotas que acontecen cada día en las comunidades de vecinos son oro puro. En pocos sitios pasan tantas cosas como en las escaleras, descansillos, ascensores y portales de cualquier edificio de viviendas. Tanto dan de sí que son protagonistas de un canal de X (antes Twitter) llamado Líos de vecinos, que recoge las mejores historias, avisos y toques de atención —muchas echando mano de un gran sentido del humor— que se dan en las comunidades de toda España.

Los creadores de esta cuenta, que nació hace ocho años, son los primos Ángel Alonso y Javier Aguayo. “Todo surge con las imágenes que nos mandábamos por Whatsapp, muchas de ellas de notas que veíamos en nuestro vecindario, de alguna que nos mandaba algún amigo o las que encontrábamos por internet”, cuenta Aguayo. Lo que no esperaban es la repercusión que ha tenido, ya que muchas de sus publicaciones se convierten en virales. La cuenta de Twitter supera los 109.000 seguidores y en Instagram, que fue creada años más tarde, cuentan con 57.000. Son estos mismos seguidores quienes envían las historias de las que se nutre la cuenta.

Los líos que más alcance han tenido durante este año están relacionados con ruidos, obras, suciedad, vecinos morosos, robo de comida, garajes, piscinas, calefacción, apartamentos turísticos, animales, niños molestos y elección del cargo de presidente, entre muchos otros asuntos. “Estimados vecinos. Soy el pianista que lleva algo más de dos años molestándolos sin yo saberlo”. Así comienza el cartel dejado por un propietario, que tras una extensa argumentación concluye: “Si en algún momento quieren escuchar mejor, pueden pasar, que hay muchos asientos muy cómodos para sentarse un rato y escuchar música en directo. Traigan cervezas”.

Las quejas por los ruidos son una constante y la del despertador no falla. Esto escribía un vecino en una nota dejada en el ascensor: “Me alegra de orgullo y satisfacción que todos los días a las 6.20 de la mañana estés vivo, más que nada porque apagas el puto aparato que despierta a toda la comunidad”. Acaba pidiendo al vecino molesto la marca y modelo de móvil para comprarse uno igual y “ponerlo a las seis de la mañana por si acaso te quedas dormido”. No podía faltar el fútbol. “Para el vecino que grita los goles del Madrid como si viviera solo en la comunidad. ¿Está todo bien? Anoche no te escuché…”.

El ingenio, y también la guasa, acompañan muchas de estas quejas, algo que evita que el conflicto escale. Así lo hacía un propietario que pedía a sus vecinos que dejaran de discutir a gritos. “Todo el edificio está al tanto de vuestros problemas”. Y finaliza: “Y Pedro tiene razón, una suegra no debe meterse en una relación”.

Los avisos a los vecinos fogosos son una constante y van desde los más comedidos hasta los más bestias y soeces. Entre los primeros está este: “Somos gente trabajadora que necesita descansar por las noches y no tener la obligación de escuchar prácticas sexuales a las cuatro de la madrugada”.

Los robos han dado mucho de sí a lo largo de este año. En Salamanca, un vecino denunciaba que otro le había cogido la bolsa de la compra en el ascensor y le advertía de que si no aparecía le iba a denunciar. El encendido de la calefacción central es un pozo sin fondo: “Que tenga el salón lleno de pingüinos lo puedo entender… pero lo que no pienso perdonar es que no pueda untar la Nocilla por lo fría que está”, protestaba a través de una nota un vecino el 31 de octubre.

Un residente de Madrid ha colgado un cartel en su terraza con una denuncia: “El piso turístico de aquí arriba es ilegal”. Los ladridos de los perros o los juegos de los niños son otro motivo de queja. “Los rellanos no son una guardería, si los llevas al parque, tus hijos y tus vecinos lo agradecerán”, dice una nota publicada en una comunidad de vecinos de Sueca (Valencia). Mala baba tuvo ese propietario que tiró de la cadena del váter aun siendo avisado días antes de que su vecino iba a hacer obras en las bajantes a una determinada hora. Tampoco es agradable lo que sucede en una comunidad en Zaragoza, donde unos propietarios meten preservativos en el buzón de otros vecinos y llaman al timbre de madrugada.

Pero no todos son sinsabores. Conmovedora es la nota dejada por José Antonio, un vecino que anuncia que se muda a una residencia de la tercera edad después de haber vivido en la finca durante 42 años. Así se despide de sus vecinos: “Echaré de menos las blancas escaleras, recoger una carta del buzón cada mañana e, incluso, a los niños que jugaban tocando a los timbres por la noche. Pero voy a estar bien. Espero que esta comunidad tan bonita que hemos creado siga existiendo muchas generaciones más”.

Los asuntos más sonados

Al margen de conflictos y anécdotas personales, este año los vecinos han lidiado con asuntos de calado que afectan directamente a sus bolsillos y que han generado dudas y preocupaciones. Algunos se repiten cada año, como la cruzada contra los morosos que, un año más, dejan un agujero importante en las comunidades de vecinos. Además, “con la subida de costes energéticos de comienzos de año se ha incrementado la morosidad”, dice Carmela Lavandeira, administradora de fincas colegiada y abogada en A Coruña. Tampoco han perdido vigencia este año los intentos de muchos propietarios por instalar ascensores y suprimir barreras arquitectónicas, “un clásico que sigue en boga y genera muchas dudas, especialmente cuando se precisa ocupar espacios”, recalca esta administradora.

Para el Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas, uno de los temas del año ha sido “la tarifa regulada de gas (TUR 4) para las calefacciones centrales” y el problema con los repartidores de costes. También incluye en la lista de asuntos más relevantes del año el ahorro energético y las obras sujetas a las subvenciones de los fondos Next Generation, los conflictos vecinales en verano (ruidos, fiestas…) y las viviendas turísticas. El debate en torno a si se pueden prohibir o no este tipo de pisos en las comunidades de propietarios ha sido una constante. De cara al año que viene no habrá dudas, ya que esta misma semana el Tribunal Supremo ha avalado el veto de los apartamentos turísticos en las comunidades de vecinos que prohíben en sus estatutos la utilización de las viviendas para ejercer una actividad económica.

Lavandeira habla de otro asunto peliagudo: los animales en los pisos y en las zonas comunes, que generan problemas de ladridos, defecaciones y orines. Según Roberto Mangas, asesor jurídico del Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid, los problemas más habituales en las comunidades de propietarios en 2023 han sido la prohibición de usar zonas comunes a los propietarios morosos, los problemas de filtraciones y actuaciones no permitidas en terrazas, la problemática de los puntos de recarga en plazas de garaje, así como la instalación de cepos en las mismas, y la posibilidad de realizar actividades profesionales en recintos comunitarios (clases de natación, de pádel…).

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Sobre la firma

Sandra López Letón
Redactora especializada en el sector inmobiliario, del que informa desde hace más de dos décadas. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en EL PAÍS. Actualmente, escribe en el suplemento de información económica 'Negocios'. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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