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El cacao amarga a las empresas chocolateras

La materia prima ha llegado a niveles que no se veían desde los años 70 debido a los problemas climáticos y la disponibilidad del producto

Azaguie, Ivory Coast
Un trabajador corta mazorcas de cacao de un árbol en una granja en Azaguie, Costa de Marfil.Andrew Caballero-Reynolds (BLOOM

Dicen sus fieles seguidores que comprar un trozo de chocolate es invertir en el más lujoso de los tesoros terrenales. Tan solo con algunos euros se adquiere un deleite sin parangón que dura días e incluso semanas. Quizás no exista otro alimento que pueda prodigar tanta magnificencia con tan modesta moneda. Este mundano placer, sin embargo, se está encareciendo alrededor del mundo. Los precios de su materia prima, el cacao, se han disparado en los mercados internacionales a niveles no vistos en más de cuatro décadas, debido a una peligrosa mezcla de factores que incluyen una producción en vilo (la de África Occidental, de donde proceden dos tercios de la cosecha global que se consume), una reducción de los inventarios, que están en su nivel más bajo en tres décadas, y el avance de los efectos del cambio climático, que amenazan a las plantaciones con constantes lluvias.

En el mercado de Londres, el sitio de referencia en el mundo, los precios mensuales promedio de los contratos a futuro del cacao han alcanzado este año su nivel más elevado desde finales de la década de 1970. “La gráfica de la cotización ha dibujado una línea recta en los dos últimos años porque la oferta ha sido mayor que la demanda”, asegura Jonathan Parkman, cojefe de agricultura en Marex Financial, un bróker inglés experto en commodities. Tras el estallido de la pandemia, el negocio de esta materia prima —cuyo mayor consumo es fagocitado por las empresas que elaboran chocolates— ha sufrido diversos varapalos. La crisis sanitaria interrumpió la disponibilidad de mano de obra, así como de algunos insumos como fertilizantes y fitosanitarios. A ello se sumaron los problemas logísticos para trasladar el cacao a los mercados de mayor consumo: EE UU y Europa. A pesar de estos desafíos, la producción se expandió en 2020 y tocó un nivel récord, beneficiando así a los inventarios.

Pero del otro lado de la moneda, en el consumo de chocolate, la historia era diferente. “En 2020, las ventas mundiales disminuyeron un 0,2% en valor”, afirma Margaux Lainé, consultora de investigación en Euromonitor International. La caída no fue generalizada en todas las regiones. En Asia Pacífico y América Latina las ventas se derrumbaron, mientras que en América del Norte y Europa Occidental se presentó un alza. “En los países asiáticos, el 25% del chocolate se destina a regalos y debido al confinamiento su comercialización disminuyó”, resalta. En Europa y América del Norte, el consumo de este producto fue en ascenso debido al confinamiento. “Los consumidores buscaban formas de darse un capricho”, explica Lainé. Y para 2021 el apetito fue a más. La alarma ante la covid-19, con la llegada de la vacuna, había disminuido y muchas personas se sentían más proclives a reunirse en celebraciones y esto generó un incremento en las ventas de chocolates de temporada. “Se compraban chocolates para fiestas como San Valentín, Pascua y el Día de la Madre”, destaca la especialista de Euromonitor.

Pero después Rusia invadió Ucrania y puso al mundo de cabeza. La incertidumbre sobre el suministro energético hizo mella en las industrias de algunos países de Europa, principalmente. Ello llevó a que las empresas chocolateras hicieran menos pedidos de cacao, pues apreciaron un futuro no muy halagüeño. La situación, sin embargo, no fue tan dura como se esperaba. El Viejo Continente resistió el embate que significó dejar de lado el gas ruso, que proporcionaba un 40% del que consumía la UE antes del conflicto armado. Fue entonces cuando las empresas de chocolate empezaron a demandar más cacao, pero competían por un suministro que no daba abasto. “En los últimos dos años se han tenido déficits globales en la disponibilidad del producto”, arguye Pia Piggott, analista del banco holandés Rabobank. “Y ahora, posiblemente, nos dirigimos a un tercer año”, añade.

“La demanda mundial de cacao ha superado la oferta global, reduciendo las existencias”, explica Bill Weatherburn, economista experto en materias primas en Capital Economics. Adicional a ello, los cultivos en Costa de Marfil, el mayor productor mundial, han sido afectados negativamente por fuertes lluvias. “El clima húmedo también facilita la propagación de enfermedades, lo que ha puesto en mayor riesgo la próxima cosecha”, agrega. A este escenario se suman las expectativas meteorológicas que pronostican un evento de El Niño que ocurrirá en los próximos nueve meses, y que traerá un clima más seco en la zona de mayor producción. “El suministro global de cacao es particularmente vulnerable a las condiciones climáticas adversas en el oeste de África debido a que alrededor del 75% de la producción proviene de allí”, abunda Weatherburn. Los productores, además, han tenido que hacer frente a un incremento en los precios de los fertilizantes, muchos de ellos comprados a Rusia.

La combinación de los ingredientes está dejando al mundo del chocolate un poco amargo. En Europa, la escalada en el precio de los chocolates (confitería, barras y pequeños bocadillos) ha sido de un 13,3% en el primer semestre de este año, en comparación con el mismo periodo de 2021, según NielsenIQ. En el caso español, el aumento ha sido del 11%, más alto que en Italia (10,2%) y Francia (10,3%). En EE UU, el precio ha sido de un 20,7%. “La inflación [de manera general] contribuye todavía más al encarecimiento”, dice Lainé. Porque no todo es cacao. “Cuando analizamos hasta qué punto el precio del grano de cacao afecta al precio total de la barra de chocolate, es aproximadamente entre un 5% y 10%”, explica Parkman. “Aunque es importante, su ascenso no es tan dramático como se podría pensar”, comenta.

Suma y sigue

Una barrita no tiene solo esta materia prima en su interior. Basta con ver la tabla que aparece en el envoltorio y observar que también hay azúcar (cuyo precio está por los cielos: su cotización internacional ha llegado a sus máximos en 11 años) o trigo (que se ha convulsionado con el conflicto armado en Europa, pues Rusia y Ucrania representan una cuarta parte del comercio mundial). “Lo único que ha disminuido es el precio de la leche en polvo”, replica Piggott. Su coste ha caído casi un 40% desde un récord en marzo de 2022, ya que la débil economía china ha frenado la demanda al mismo tiempo que los productores aumentan la producción.

Diversas empresas, como ­Lindt & Sprüngli y Hershey, no han descartado mayores aumentos del precio de sus productos, según recoge Bloomberg. “Algunas empresas están cambiando los ingredientes naturales por artificiales”, explica Judith Ganes, fundadora y presidenta de J. Ganes Consulting, que lleva más de tres décadas siguiendo el mercado. “O, en su defecto, están reduciendo el tamaño de sus productos”. Ahora, darse un gustito aprieta un poco más el bolsillo.

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