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La empresa que convierte el coche en dinero

Clidrive gestiona la obtención de préstamos con el vehículo como aval y consigue facturar un millón en tres meses

Clidrive
Pablo Fernández y Elena González-Blanco, fundadores de Clidrive.
Nacho Sánchez

La tecnología de Clidrive valora con rapidez un coche. Analiza la marca, el modelo, sus años, si ha sufrido accidentes o ha sido revendido en varias ocasiones. A partir de estas y otras muchas variables establece un precio, que comunica a las principales entidades financieras del país. Luego, su propietario puede hacer uso del dinero por el que ha sido estimado el vehículo sin dejar de conducirlo, porque ejerce de aval ante los bancos. Y la propiedad se recupera cuando se devuelve la cantidad junto a un interés similar al de un préstamo. “Funciona como cualquier otra financiación. Lo que hacemos es una hipoteca inversa con el coche”, cuenta Elena González-Blanco, una de las fundadoras de esta empresa con 52 personas en plantilla cuyo modelo de negocio ha funcionado a la velocidad de la luz: nació el pasado mes de enero y a finales de marzo habían facturado su primer millón.

“Ha ido todo muy rápido”, sostiene González-Blanco, nacida en Murcia, que cree que ahora es momento de “analizar y afianzar el proceso”. Lanzó la compañía junto a Pablo Fernández, al que conoció hace dos décadas en la Universidad de Harvard. Él es un emprendedor en serie con éxitos a sus espaldas como la plataforma inmobiliaria Clikalia y Clicars, dedicada a la venta de coches y de la que se desprendió por más de 100 millones de euros. En esta última Fernández se dio cuenta de que el mayor problema del proceso era justo la financiación. Habló de ello con su amiga, reflexionaron sobre lo que se podía hacer y se plantearon un reto: convertir el coche en una especie de tarjeta de crédito a usar cuando más falta hiciese. Plantearon un proyecto piloto al Banco Santander y funcionó. Se abrieron a trabajar con otras entidades financieras como BBVA o Wizink.

Siguiente paso

Tras sus primeros ingresos, el segundo trimestre del año ha servido para dar solidez al modelo de negocio. También en pensar cómo escalarlo. Aunque en España hay 27 millones de conductores y 25 millones de turismos, según la DGT, la clientela potencial se multiplica con el desembarco en otros países. “Queremos asentar todo, llegar a la rentabilidad y salir al exterior con los pies en el suelo, no vendiendo humo”, indica la emprendedora, que define a Clidrive como una “empresa de tecnología”. En su plantilla, más allá de los perfiles de trabajadores relacionados con el mundo de la banca y los mercados financieros, hay numerosos especialistas en big data, producto digital o la inteligencia artificial. El foco está puesto, de manera especial, en este último campo, justo el que permite que cada trámite se realice de manera rápida. “Los algoritmos hilan muy fino y son los que nos permiten una enorme productividad”, explica la empresaria.

El esfuerzo dedicado a la mejora de la tecnología interna ha dado pie a un nuevo negocio para estos dos emprendedores. Su equipo ha desarrollado una herramienta que transcribe todas las conversaciones con los clientes y analiza, en tiempo real, dónde están los posibles problemas de entendimiento. El responsable de una entidad financiera vio el software y preguntó si podría utilizarlo. “Si nos servía a nosotros, también a ellos. Así que nos pareció bien comercializarlo”, asegura González-Blanco. Nació entonces Clibrain, que ofrece el servicio Clichat, otra herramienta propia.

“La investigación es fundamental. Nuestro laboratorio de inteligencia artificial está formado por personas que vienen de la investigación y del mundo de la construcción de modelos de lenguaje. Queremos ofrecer tecnología competitiva en español, porque este campo ha tenido unas carencias históricas en nuestro idioma, ya que tanto su desarrollo como las instrucciones están basadas en el inglés. Existe una oportunidad de oro ahí”, señala González-Blanco, doble licenciada en Filología Hispánica y Clásica y que pasó dos años como investigadora en la Universidad de Harvard. También ha trabajado en Indra y Banco Santander, siempre en relación con la inteligencia artificial, y es fundadora del Laboratorio de Innovación en Humanidades Digitales en España. El pasado mes de mayo lanzó LyrAIcs, proyecto financiado por la Comisión Europea que ha servido para desarrollar una plataforma que recomienda música a partir de su contenido y no sobre el género o la preferencia de los usuarios.

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