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Cómo los hijos de un tornero con un pequeño taller en Coslada han logrado entrar a lo grande en el capital de Indra

La empresa familiar Escribano Mechanical & Engineering adquiere el 3% del grupo tecnológico y aspira a ser la segunda firma española de defensa

Escribano Mechanical & Engineering
Dos técnicos en la fábrica de Escribano Mechanical & Engineering en Alcalá de Henares (Madrid).
María Fernández

El pasado 15 de mayo, la empresa familiar Escribano Mechanical & Engineering sorprendía al mercado al comprar un 3% del capital de Indra, con la vista puesta a aumentar ese paquete hasta el 10%. El movimiento, valorado en 65 millones y pagado sin recurrir a deuda, llamó la atención, porque se trataba de una empresa industrial no muy grande pisando fuerte en la joya de la defensa española. La decisión viene precedida, según su presidente, Ángel Escribano, de un cruce de circunstancias: él y su hermano Javier, consejero delegado, llevaban tiempo con ganas de comprar otra compañía, pero el buen momento del sector, alimentado por presupuestos públicos reforzados por la guerra, ha reducido las oportunidades del mercado, ya no digamos las gangas.

“Todo el mundo quiere crecer con nuevas inversiones, nadie quiere vender. Al final los candidatos que hay pedían mucho dinero y el resultado no sumaba para nosotros”, reflexiona Escribano. De modo que han optado por hacerse con una participación del campeón nacional y trabajar para convertirse ellos en la segunda compañía más importante del país en el sector armamentístico.

Para entender esta ambición hay que repasar la historia de Escribano, un grupo familiar al 100% cuya trayectoria tiene pinceladas de sueño americano, con pasión patriótica incluida.

Ángel Escribano padre era un tornero en paro cuando decidió abrir un taller de 57 metros cuadrados en Coslada en 1989. Su hijo Ángel estudiaba una FP en mecánica y empezó en el negocio reparando frenos de disco y tocando puerta a puerta de los posibles clientes. Por fortuna uno de ellos fue Construcciones Aeronáuticas (CASA), que años después se integraría en Airbus. Así comenzó el idilio de Escribano con la industria de las armas, para la que ahora factura 97 millones de euros (2022), siempre con beneficios, siempre reinvirtiendo los dividendos.

El presidente de Escribano Mechanical & Engineering, Ángel Escribano (izquierda) y el consejero delegado, Javier Escribano.
El presidente de Escribano Mechanical & Engineering, Ángel Escribano (izquierda) y el consejero delegado, Javier Escribano.

Este 2023 esperan cerrarlo con ingresos de unos 140 millones y dar el salto a 250 millones en tres años. En 2022 el resultado de explotación alcanzó los 27 millones frente a los 17 de 2021. Con 715 empleados, el 85% ingenieros o técnicos especializados, la empresa está enfocada en la fabricación de estaciones de armas, sistemas electroópticos y kits de munición guiada. En la rama mecánica realizan desde mecanizados de alta precisión a impresión en 3D. Producen casi el 90% de sus sistemas electroópticos, que incluyen el tratamiento y procesado de imágenes, la estabilización (ya que sus kits se montan en vehículos), software para visión térmica, y todo tipo de simuladores para ensayos en escenarios realistas.

Fabrican, por ejemplo, las cámaras que las fuerzas de seguridad utilizan para la vigilancia de fronteras o los sistemas mecánicos, la hidráulica y electrónica para el Silam, un proyecto de lanzacohetes de la Armada.

“Ahora mismo hay un compromiso de los países para hacer nuevas inversiones y lograr capacitaciones nuevas en materia de defensa. Es una gran oportunidad”, subraya Escribano. Acaban de iniciar en Córdoba la construcción de un centro para desarrollar sistemas de guiado de munición, y en sus instalaciones de Alcalá de Henares, donde tienen ya cinco edificios, acaban de poner la primera piedra de un centro de investigación nuevo. En ese municipio tienen, en concesión, 120 hectáreas propiedad del Ministerio de Defensa para realizar prácticas. Con presencia en 26 países, sus ventas en España suponen el 40% de los ingresos. “Las internacionales están creciendo mucho”, señala Escribano.

Un momento convulso

Escribano resta importancia a las luchas de poder en Indra, que ha vivido la dimisión en los últimos meses de varios consejeros independientes y cuyo último capítulo es la salida del consejero delegado, Ignacio Mataix, que ha sido sustituido por José Vicente de los Mozos. “Creo que no hay tantos problemas, solo se trata de adecuar los nuevos tiempos a la gestión”. El Estado, a través de la SEPI, es el accionista mayoritario de la española con un 25% y tendría que haber visto con buenos ojos el paso de Escribano. Pero su presidente ejecutivo prefiere no casarse con nadie. “Queremos que se nos vea como una empresa de Estado, no tenemos que ver con opciones políticas, nos interesa que haya una continuidad en los presupuestos de Defensa, el apoyo del Gobierno al sector”, explica. El segundo accionista en Indra es la gestora de fondos Fidelity, con casi un 10%, seguido de Amber Capital, accionista de EL PAÍS, con el 7,2%. Para elevar su peso en el accionariado, eso sí, Escribano necesitará financiación, que podría conseguir más fácilmente gracias a sus últimos contratos firmados. Esperan, con ello, que en el máximo órgano de Gobierno haya una voz industrial más, junto con la de la vasca Sapa.

1.000 millones en cartera y un contrato estrella

Con una cartera de 1.000 millones, esta semana Escribano anunció el que será su mayor pedido en la historia: 516 estaciones de armas Guardian 30. Se las venderán al ejército de Emiratos Árabes en joint venture con International Golden Group (IGG) y las producirán de manera local en el país de destino.  Se utilizarán para modernizar los vehículos sobre ruedas y orugas del ejército de Emiratos, una federación de Estados señalada frecuentemente por ONG internacionales por violaciones de derechos humanos. El precio del contrato no se ha difundido, pero fuentes del sector creen que podría superar los 500 millones de euros y abrir la puerta a la española de más adjudicaciones en el futuro. El acuerdo se cerró durante la reciente feria Idex en Abu Dhabi, donde reside el Rey Emérito y donde la empresa se reunió con el emir de Dubái, Mohammed bin Rashid Al Maktoum. También esta semana se ha dado conocer Cervus, un sistema para neutralizar drones en el que ha parcipado Escribano.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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