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EMPLEO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Qué futuro laboral le depara al colectivo de jóvenes universitarios?

La falta de oportunidades de ciertos ámbitos en los que uno se ha formado puede resultar muy frustrante

Jóvenes universitarios
Jóvenes universitariosTomás Ondarra

En la actualidad, una de cada tres personas de 25 a 34 años en España tiene estudios universitarios (un 40% de las mujeres y un 26% de hombres), proporción que va creciendo con el tiempo. Este crecimiento es necesario, pues la automatización de procesos y la revolución digital están provocando cambios bruscos en el mercado laboral que, si bien supone riesgos, también ofrecen oportunidades particularmente interesantes al colectivo de personas más cualificadas.

En un estudio reciente de la Fundación ISEAK reflexionamos sobre la situación laboral del colectivo universitario, tratando de entender hasta qué punto este tipo de estudio en general garantiza de por sí un futuro laboral más digno o, por el contrario, el ámbito de especialización es importante para ese futuro laboral. Por supuesto, al escoger una especialidad universitaria, las preferencias sobre qué estudiar deben ser tenidas en cuenta, pero también es conveniente tener en cuenta las posibilidades que el mercado laboral ofrece para cada una de las opciones. En este sentido, en el estudio tratamos de entender hacia dónde va ese futuro laboral a partir de las tendencias que se observan sobre la composición de los empleos de este colectivo.

Los empleos más comunes a los que accede el colectivo universitario se concentran en la categoría de profesionales científicos e intelectuales. Este grupo lo conforman, en gran parte, maestras/os de enseñanza primaria y preescolar, profesoras/es de enseñanza secundaria y profesionales de enfermería. En total, estas profesiones representan un 5% del empleo en España, peso que se ha mantenido estable en las últimas dos décadas. Un segundo grupo a destacar en esta categoría lo conforman las profesiones como especialistas de las ciencias sociales, especialistas en organización de administración, profesionales en derecho o médicas/os, que no solo absorben una parte muy relevante del empleo (4,5%), sino que su peso en el empleo total se ha duplicado en los últimos 20 años. Finalmente, existe otro grupo de profesiones —como ingenieros, especialistas en finanzas, especialistas en bases de datos y en redes de computadores o desarrolladores, y analistas de software y multimedia— que ofrecen empleo a un menor número de personas (3%), pero cuyo peso ha despuntado en los últimos años. Entre las ocupaciones que más han crecido destacan especialmente la de matemáticas/os, actuarias/os y estadísticas/os por haber multiplicado por 10 su nivel de empleo desde 1997.

Sin embargo, hay muchas personas jóvenes que, a los cinco años de acabar la carrera, declaran no hacer uso del contenido de los estudios en el trabajo actual. Esto es lo que se denomina empleo desencajado y es la segunda pregunta que abordamos en el estudio. En particular, son las carreras de humanidades (Historia, Filosofía, etcétera) y ciencias sociales (Política, Relaciones Internacionales, Sociología, Geografía, Antropología…) las que menor encaje muestran, con una probabilidad de tan solo el 50% de hacer uso de sus estudios en su trabajo. Por el contrario, casi la totalidad de las personas que estudian Enfermería, Medicina, Informática o Veterinaria encuentran un empleo encajado.

La tercera pregunta que abordamos se refiere a la calidad del empleo de las diferentes especializaciones universitarias. La estabilidad laboral, tan demandada y necesitada por la juventud, es uno de los indicadores que definen un “buen empleo”. En este sentido, el estudio analiza la estabilidad de los empleos tras cinco años de haber comenzado la etapa laboral y muestra que los ámbitos de la Informática, Derecho, Administración y Dirección de Empresa y Economía ofrecen empleos de mayor estabilidad, pues, de media, un 82%-87% de las personas tienen un contrato estable. En cambio, otros ámbitos como la Enfermería acarrean una alta proporción de contratos temporales, afectando a 6 de cada 10 personas. También sufre de este tipo de precariedad la juventud especializada en medio ambiente, ciencias de la vida (Biología, Biotecnología, Bioquímica, Biomedicina) o ciencias químicas, físicas y geológicas, con una temporalidad superior al 50%.

Por último, el estudio aborda otro importante indicador sobre la calidad del empleo del colectivo universitario: los salarios cinco años después de la graduación. En este sentido, los títulos peor posicionados serían Psicología, Actividad Física y del Deporte, Ciencias Ambientales o Periodismo, donde dos de cada tres personas egresadas cobran menos de 1.500 euros al mes al cabo de cinco años. Por el contrario, Medicina es la carrera que ofrece mayores retribuciones, ya que la probabilidad de ingresar salarios superiores a 2.000 euros mensuales es superior al 80%.

En definitiva, la falta de oportunidades laborales de ciertos ámbitos en los que una/o se ha formado puede resultar muy frustrante a nivel personal y supone una gran ineficiencia en el uso de recursos propios y también públicos. Por ello, si bien a la hora de elegir qué estudiar es importante seleccionar una opción que ofrezca una salida laboral afín a los intereses de cada persona, es primordial disponer de información que ayude a decantarse a la hora de tomar tal decisión. La encuesta de inserción laboral de titulados universitarios —elaborada por el INE y en la que se basa nuestro estudio— es un claro ejemplo del potencial que tienen los datos públicos para guiar las decisiones académicas y laborales. Aun así, su alcance es todavía limitado y, por ello, huelga reivindicar un mayor uso y difusión de este tipo de información a fin de garantizar que las personas jóvenes tomen estas decisiones de la manera más fundamentada posible, pues estas determinarán, en gran medida, lo que les depara su futuro laboral.

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