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Otra manzana podrida en las finanzas indias

El Estado rescata el cuarto mayor banco del país, Yes Bank, y su primer directivo es enviado a prisión acusado de blanqueo de capitales

Rana Kapoor, fundador de Yes Bank, camina por Bombay.
Rana Kapoor, fundador de Yes Bank, camina por Bombay.Hindustan Times (Getty Images)

Bombay, capital financiera de la India, amaneció la semana pasada con cientos de clientes haciendo cola para retirar sus depósitos de las sucursales de Yes Bank. A principios de marzo, el Banco de la Reserva de la India (RBI) anunciaba la compra de esta entidad, que se describe a sí misma como el cuarto prestamista privado más grande del país, citando un “deterioro grave” en su situación financiera, al tiempo que congelaba su emisión de créditos. Una semana después, su fundador, Rana Kapoor, era acusado de blanqueo de dinero y puesto bajo prisión preventiva en Bombay. La caída de uno de los bancos privados estrella indios hasta hace solo año y medio es el penúltimo acto de la tormentosa situación del sector financiero en el país asiático.

El rescate bancario limita la retirada de depósitos de los ahorradores a solo 50.000 rupias (567 euros) durante un mes e involucra a un consorcio de entidades públicas lideradas por State Bank of India (SBI), el mayor prestamista del país, en un plan de estímulo para la compra del 49% de las participaciones de Yes Bank. Tras el anuncio, sus acciones cayeron un 56% mientras se confirmaba la inyección de 884 millones de euros del SBI, que mantendrá hasta un 26% de las participaciones del banco rescatado durante tres años. Entretanto, el 74% de las acciones de sus socios estarán bloqueadas; medida insólita en la historia empresarial de la India.

Pero no es la primera vez que el Banco de la Reserva de la India interviene en las actividades de Yes Bank. En 2018 obligó a Rana Kapoor a renunciar como consejero delegado después de que su patrimonio neto cayese un 40%, a 340 millones euros. Acusado ahora del blanqueo de más de 520 millones por la agencia india de crímenes financieros, Kapoor fue sustituido por Prashant Kumar como director general de Yes Bank. El pasado sábado, la entidad hizo públicos los datos del último trimestre, con un récord de pérdidas de 2.257 millones de euros a finales de 2019 debido a préstamos tóxicos y urgentes necesidades de saneamiento.

Los problemas de Yes Bank, según los expertos, no solo afectan al banco rescatado. “La falta de voluntad en sanear [el sector financiero] ha prolongado el mal estado de la economía”, explicaba hace días en una entrevista televisada Raghuram Rajan, gobernador del RBI, que propone dos soluciones: “Primero, asegurar que los balances contables están lo más saneados posible y recapitalizados. Segundo, que la banca tenga un mejor modelo de gobierno”. El economista y exinvestigador del Fondo Monetario Internacional (FMI) resumió la crisis de su país con una gráfica analogía: “Mientras que no arreglemos el sistema financiero, es como intentar canalizar agua por tuberías rotas: gotean por todas partes y no solucionan el problema”.

La reforma de Modi

La necesaria ley de bancarrota del Gobierno indio, aprobada en 2016, para recuperar las deudas empresariales supuso una presión añadida para los bancos, obligados a identificar e informar de antiguos préstamos en riesgo, así como de su deficiente gobernanza; constituyendo una importante rémora para nuevos créditos. El mismo año, el primer ministro Narendra Modi también emprendía la mayor reforma económica de su Ejecutivo cuando, por sorpresa, retiraba de la circulación los billetes de mayor notación en un intento por recuperar decenas de millones no declarados en el país. Pero el objetivo de la desmonetización de la economía india se demostró ineficaz cuando más del 90% del dinero acabó en bancos —unos 73.000 millones de euros—, aunque sin impacto directo en créditos ni en tipos de interés. Además, la medida indujo alteraciones económicas que podrían haber causado el deterioro de la solvencia del prestatario medio, como concluye The Great Indian Demonetization, estudio del economista indio Amartya Lahiri, de la Universidad de Columbia Británica.

La aparición de prestamistas privados en la India, como Yes Bank, hace tres lustros fue bien recibida, al traer consigo nuevas tecnologías y enfoques diferentes a un sector dominado por bancos estatales. Pero las crisis continuas de este y otros bancos dificultan la mejora del sector financiero. Las restricciones impuestas a Yes Bank tras el rescate del Gobierno indio alteran la red de pagos digitales —uno de los pretendidos objetivos de la desmonetización realizada por el propio Ejecutivo—, ya que este banco era su principal eje y responsable del 40% de estas transacciones a principios de este año. El peso específico de Yes Bank, con cerca de 18.000 millones de euros en depósitos y 36.500 millones en activos, no dejó otra respuesta que la intervención; lo que, según los expertos, contribuye a erosionar aún más la confianza en la banca privada sobre la estatal.

A comienzos de mes, el Ministerio de Economía indio anunció la fusión de 10 bancos estatales en cuatro, allanando el camino para la mayor concentración de prestamistas públicos cuando se consolide la perseguida unificación de 21 entidades en 12. Pero los analistas no creen que la reducción a la mitad del sector bancario estatal contribuya a su saneamiento, más allá de agrupar los problemas. Si 2019 anunciaba el fraude de 1.300 millones de euros del Banco Estatal de Punjab —parte, ahora, de la fusión pública—, los datos publicados muestran el doble de casos de fraude corporativo, por valor de 3.250 millones. A esto se une la mala gestión de fondos de banca en la sombra, es decir, de la financiación que no procede de entidades bancarias.

La situación del sector financiero ahonda en la ralentización de la economía de la India, que ha crecido solo al 4,7% en los últimos meses de 2019; la mitad de su registro tres años antes. A la peor tasa de desempleo de los últimos 40 años se une la brusca desaceleración de la demanda interna debido a las tensiones, precisamente, del sector financiero y de un crecimiento crediticio más débil. Las deudas incobrables eran ya un riesgo para la India incluso antes de que estallase la epidemia de coronavirus. Pero estos problemas podrían empeorar, dada la desaceleración esperada en la economía global. El país asiático, uno de los primeros en registrar positivos por Covid-19, apenas ha superado el centenar de casos, pero su densidad de población y la falta de higiene generalizada auguran un aumento exponencial de las infecciones en las próximas semanas.


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