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Menús ecológicos para las empresas

Pleneat, que factura cerca de tres millones de euros, proporciona menús ecológicos a comedores de empresas

Natalia Otero
Madrid -
Juan Vila y Carlota Mateos, fundadores de Planeat.
Juan Vila y Carlota Mateos, fundadores de Planeat.

Pleneat nació de un encuentro casual de dos desconocidos en un hotel de Cuenca. Carlota Mateos y Juan Vila eran dos empresarios con experiencia e inquietudes comunes que comenzaron a charlar. Unos minutos después y con un “yo quiero ser tu socia”, Mateos aunó fuerzas con Vila para poner en marcha la compañía Pleneat. Hoy, casi cuatro años después, factura tres millones de euros a base de proporcionar menús ecológicos certificados con productos de la España vacía a miles de trabajadores en Madrid.

Entre ellos están los empleados de Netflix España, cuyo comedor está a cargo de Pleneat. Es en una de sus mesas, y con el bullicio de varios jóvenes que están almorzando de fondo, donde Mateos cuenta su historia. “Fue todo un poco loco, además fue en pleno verano y un poco atropellado…”, relata sobre los inicios.

Tanto Mateos como Vila habían emprendido anteriormente. Él había puesto en marcha y vendido Meta4, que ofrece soluciones para la gestión de recursos humanos, y abierto las bodegas Aalto y un hotel rural ecológico. Ella había fundado Rusticae, la red de alojamientos rurales en la que Vila había registrado el suyo, y buscaba nuevos retos profesionales. Cuando ella se alojó en su hotel, en mayo de 2016, él salió a saludarla y acabaron hablando sobre otro proyecto en el que estaba embarcado.

“Él gestionaba el hotel, pero también había abierto un restaurante ecológico en Madrid”, cuenta Mateos. Vila se había dado cuenta de que el modelo de restaurante no era el adecuado y pretendía mantener el fondo, pero mutar la forma. “Quería traspasar el restaurante y montar una cocina central y comedores en empresas a los que llevar todos los días la comida”, rememora.

A pesar de haberse conocido solo unos minutos antes, Mateos estaba convencida de formar parte de aquello. Ella quería apostar por un proyecto en línea con sus ideales y este lo estaba. “Un mes más tarde, Juan traspasaba el restaurante y dos meses después estábamos montando una minicocina y un comedor piloto”, explica. Esta prueba inicial se puso en marcha en septiembre de 2016 y duró siete meses.

Al ver que funcionaba, se lanzaron a la expansión. Dice Mateos que Pleneat nació con la vocación de hacerse grande rápidamente. Desde el primer momento buscaron inversores que, en diferentes rondas de financiación, han inyectado unos tres millones de euros a la empresa.

Con cada nueva inversión ellos se diluían en el accionariado, pero Mateos reconoce que lo que de verdad les mueve es el impacto. “No podíamos quedarnos en algo pequeño repartido al 50%. Esto tenía que tener un gran alcance”. La empresa aún da pérdidas, pero estiman que entrarán en beneficios en este ejercicio.

Operar en Barcelona

Entre las 15 entidades a las que ofrecen sus servicios figuran, además de Netflix, HP, IE Business School, el instituto Antonio Fraguas y BBVA Next Technologies. Además, también ofrecen servicios de catering puntuales que ya han contratado empresas como Coca-Cola, Iberdrola y Airbus. En Pleneat trabajan 85 personas fijas y por ahora su actividad se centra en Madrid, aunque están a punto de abrir una cocina y operar en Barcelona.

Mateos y Vila pertenecen a una ola de empresarios con el gen social en su ADN y que huyen del concepto beneficio a cualquier precio. “Está habiendo un cambio de paradigma brutal y tenemos que aprender a hacer las cosas de otra manera. La sociedad ya no nos va a permitir el modelo de ganar por un lado a costa de machacar por otro”, señala la empresaria.

Dentro de esta filosofía, el impacto de Pleneat, señala, es triple. En primer lugar, fomentan el cuidado de la salud con su comida. Después, ayudan a fijar la población rural en algunas de las zonas conocidas como la España vacía, de cuyos productos se abastecen. Y, por último, cuidan el medio ambiente, ya que la producción ecológica evita el vertido de químicos en la tierra o acuíferos y salvaguarda el bienestar animal. “Queremos un modelo donde todos ganen. En nuestra empresa ganan las cinco partes: el productor, el trabajador, el accionista, la tierra y el consumidor. En nuestra toma de decisiones no se toma ninguna si alguna de las partes pierde”, sentencia Mateos.

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