Margaret Franklin (CFA): “El coronavirus es un ejemplo dramático del impacto de las cosas impredecibles”
La presidenta y consejera delegada del CFA Institute es la primera mujer al frente del principal centro de formación de analistas financieros del mundo en los 73 años de historia del organismo
Margaret Franklin es la primera mujer que pilota el CFA Institute, la mayor asociación internacional de profesionales de la inversión, en sus 73 años de historia. Con más de 150.000 socios en 165 países y territorios, el instituto administra la prestigiosa certificación CFA (Chartered Financial Analyst), publica investigaciones y fija estándares éticos para la industria de la inversión. Franklin (Ottawa, 1965), visitó recientemente Madrid para inaugurar un simposio sobre regulación financiera.
Pregunta. ¿Sigue mereciendo la pena pagar a un profesional para que gestione su dinero? ¿No le preocupa el rápido aumento de la inversión pasiva?
Respuesta. Sigue mereciendo la pena. La inversión pasiva no va a sustituir por completo al asesoramiento profesional. Lo importante es desarrollar una cartera que cumpla los objetivos de cada cliente y se adapte a sus circunstancias particulares. Para hacerlo se necesita gente bien formada, con sentido ético y que ponga siempre por delante el interés del cliente. El viejo agente de Bolsa ha evolucionado hasta convertirse en un profesional con visión de conjunto a la hora de crear carteras. Las capacidades de los profesionales han cambiado, pero la necesidad de que existan sigue estando ahí.
P. ¿Qué nuevas capacidades debe tener un profesional de la inversión en un entorno tan cambiante?
R. Los gestores deben tener en cuenta los elementos esenciales de las carteras, el perfil de riesgo del cliente, sus objetivos de rentabilidad, sus circunstancias únicas… Los profesionales manejan cada vez mejor la tecnología, son capaces de utilizar nuevas herramientas y tienen también una visión de conjunto del cliente. Manejamos muchos datos y herramientas para utilizarlos de maneras distintas.
P. ¿Cómo están cambiando el sector la inteligencia artificial y el big data?
R. Estamos aún en la etapa inicial de la inteligencia artificial. Los datos que manejamos en el Instituto CFA muestran que solo entre el 10% y el 20% de los profesionales han incorporado de manera eficiente la inteligencia artificial y el big data a sus procesos de inversión. No todos los datos son relevantes. Por eso es preciso asegurarse de que aportan algo positivo y si hay manera de procesar toda esa información de manera eficiente. Sea como sea, usar más datos y analizarlos de manera eficiente no reemplaza al gestor profesional, sino que mejora el proceso de toma de decisiones.
P. ¿Cuáles son las nuevas tendencias del sector?
R. Analicemos primero qué factores están impulsando las nuevas estrategias: menos rentabilidades durante más tiempo, baja inflación y gente que vive cada vez más años; todo un desafío para los profesionales de la inversión. Esos factores están dando impulso a las estrategias de inversión pasiva, la inversión indexada y los ETF (exchange-traded funds), que son más eficientes, tienen menores costes y se han convertido en una parte destacada del mercado. La inversión activa desempeña un papel muy importante si combinamos todo esto con aquellos sectores del mercado menos eficientes: el negocio inmobiliario, el private equity… están creciendo mucho. La gestión activa puede ser muy eficiente a la hora de analizar todos estos factores de manera que cobren sentido para el inversor, sea individual o institucional.
P. ¿Qué consecuencias está teniendo en la inversión financiera la caída de los tipos de interés?
R. Una de las consecuencias de los bajos tipos de interés y de la baja tasa de inflación es una menor rentabilidad nominal de los activos. La tradicional tasa de rendimiento nominal del 7,5%-8% se ha quedado vieja porque la inflación es mucho más baja. Ahora no necesitamos unos retornos tan altos. Para alcanzar el 7,5% en 1995 bastaba con invertir el 100% en bonos; en 2005 era suficiente con 50% bonos -50% acciones. Ahora tenemos todo un caleidoscopio de activos distintos y muchos de ellos son ilíquidos: el private equity y el negocio inmobiliario, por ejemplo, que están ganando una relevancia crecreciente en las carteras.
P. Cada vez más empresas deciden mantenerse al margen del mercado a la hora de financiarse y prefieren recurrir a grandes inversores privados. ¿Qué impacto tiene esta tendencia en los pequeños inversores?
R. Hay en marcha un movimiento para animar a las empresas a salir al mercado y hacer que este sea más accesible a los pequeños inversores. En el espacio privado, los inversores individuales tienen que aceptar más iliquidez y tienen menos oportunidades de participar en el mercado y en la economía en general. El entorno regulatorio prefiere que haya más ofertas públicas de venta de acciones en Bolsa porque ello trae consigo más trasparencia.
P. ¿Cree que habrá más salidas a Bolsa este año?
R. No tengo ni idea. Hay apetito para que las haya, pero también hay incertidumbres en el mercado.
P. ¿Qué incertidumbres?
R. Está ahí la idea de que hemos tenido un mercado alcista durante mucho tiempo y que tarde o temprano vendrá una recesión. En el corto plazo tenemos el Brexit, las elecciones en EE UU, la inestabilidad geopolítica y el coronavirus… El fracaso de unicornios como WeWork también han puesto freno al mercado.
P. ¿Cómo están invirtiendo los mileniales? ¿Qué impacto están teniendo las redes sociales en el sector?
R. Nuestros datos nos muestran tres aspectos de los mileniales. Obviamente, son nativos digitales y por lo tanto se manejan muy bien con la tecnología. A diferencia de las generaciones anteriores, más escépticas, los jóvenes tienen acceso a roboadvisors que pueden proporcionarles una buena gestión profesional por poco dinero. Lo segundo es que tienen un mayor nivel de confianza: confían en la tecnología, saben utilizar las redes sociales y son capaces de recabar datos e información ellos solos. Finalmente, se sienten más cómodos siendo propietarios y desconfían de los sistemas de pensiones estatales.
P. El mundo de la inversión ha sido tradicionalmente muy masculino. ¿Están cambiando las cosas?
R. Lo están haciendo, especialmente en los niveles más altos. La diversidad, sea de género o de otro tipo, es un ingrediente básico en el desarrollo de una buena cartera de inversión. Genera más rentabilidades y una mejor gestión de riesgos. Necesitamos más mujeres en cargos visibles, que las niñas lo vean y piensen: “Yo también puedo”. La falta de mujeres en esta industria nos lleva a preguntarnos: “¿Estamos atrayendo a los hombres correctos?”.
P. ¿Qué piensa del impacto que el coronavirus está teniendo en los mercados?
R. El coronavirus es un ejemplo vívido y dramático de las cosas impredecibles que pueden suceder en el mundo y su impacto en los mercados. Los mercados caen por la impredecibilidad y la incertidumbre que generan las consecuencias del virus. Es imposible vaticinar qué va a pasar. Volvemos a la necesidad de construir carteras de inversión sólidas con la ayuda de profesionales fuertes, bien formados, éticamente comprometidos y que busquen la excelencia; carteras que puedan aguantar cosas como el coronavirus.
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