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¿Por qué faltan profesores?

Según la Unesco, se necesitan 4,8 millones de docentes en Europa y Norteamérica, y 44 en todo el mundo. Expertos y sindicatos coinciden en la necesidad de una reforma en profundidad del sistema

Una profesora de Primaria posa en su clase, rodeada de sus alumnos.
Nacho Meneses

La sucesión de eventos pertenece a un colegio privado de Madrid, pero podría corresponder a cualquier otro centro escolar: a los pocos días de comenzar el curso, los padres reciben una notificación por la app del centro en la que se les notifica que “la profesora (X) causa baja como docente de Ciencias”, nombrando a una sustituta. Pero al día siguiente vuelve a hacer lo mismo porque esa sustituta también causó baja, y aún sucederá de nuevo con dos bajas más. En todos los casos se trataba de profesionales que han sido llamados para cubrir una interinidad en un centro público.

La preocupación no es solo española. La Unesco ya advertía en un estudio publicado el pasado mes de abril de que faltan 44 millones de docentes en todo el mundo y que Europa y América del Norte, pese a tener bajas tasas de natalidad, se enfrentan a un déficit de casi cinco millones de profesores. El informe, elaborado junto con la Fundación SM, subraya que el problema no se limita a la cantidad, sino también a la capacidad de atraer y retener el talento.

España, aun sin cifras oficiales precisas, muestra síntomas claros: aulas masificadas, aumento de las bajas laborales, abandono temprano de la profesión y un riesgo evidente de que la educación pierda su capacidad de compensar las desigualdades: “La escuela va a dejar de cumplir ese papel porque no podrá reducir las diferencias sociales. El profesorado no tiene tiempo y su mayor carga de trabajo le impide personalizar la enseñanza, lo que repercutirá en una menor calidad de vida futura para los estudiantes”, sostiene Mayte Ortiz, directora de la Fundación SM. Algo que, añade, terminará por repercutir en la sociedad: “Los individuos están menos educados y tienen menores oportunidades, y ello tendrá un alto coste económico en los sistemas educativos (con un mayor gasto en formación y contratación) y otros retos sociales”.

La OCDE y el Informe Talis (2018) añaden un factor generacional que agrava aún más el escenario: la edad media del profesorado, que en España se sitúa en casi 46 años en la etapa de Secundaria (y un 21 % que supera los 55). En poco más de una década, la jubilación de estos profesionales puede dejar al sistema sin relevo suficiente, especialmente en áreas críticas como Matemáticas (en 2023, más de 720 plazas se quedaron sin cubrir, según el Monitor de Educación y Formación de la Unión Europea), lenguas autonómicas o Filosofía y, de forma muy acusada, en la Formación Profesional, donde CC OO advierte de que se repiten oposiciones con plazas desiertas y bolsas interinas vacías en especialidades clave como Sistemas Informáticos, Electromecánica de vehículos, Sistemas Energéticos, Electricidad y Electrónica o Industria Alimentaria, por citar algunos.

Escasez de profesores y abandono temprano

La falta de estabilidad laboral, los salarios poco competitivos respecto a otras profesiones a las que podrían acceder con cualificaciones similares, el agotamiento y la sobrecarga burocrática, entre otros aspectos, han hecho que cada vez menos jóvenes se planteen la docencia como una opción de futuro, un desequilibrio que amenaza con convertirse en estructural. Pero hay más: “Las [actuales] cargas de trabajo y ratios de alumnado son inasumibles si se quiere hacer bien el trabajo, y ello obliga a los educadores a asumir jornadas laborales muy por encima de las reguladas sin que estén ni reconocidas ni pagadas”, reclaman desde la Federación Estatal de Enseñanza de CC OO.

El sindicato, además, señala la elevada temporalidad (por encima del 30 %) como uno de los factores determinantes a la hora de explicar el poco atractivo de la profesión docente para desarrollar un proyecto vital a largo plazo. “La temporalidad, en el caso español, es gravísima, muy por encima de la de otros países. No se puede consentir que carezcan de estabilidad”, esgrime Ortiz. “Esas peores condiciones laborales (que son fijos discontinuos, que ahora te contrato por horas, ahora te cambio, después te quedas en el paro) hace que los jóvenes no encuentren aquí la flexibilidad que todo el mundo busca desde la pandemia, y que profesiones como la educación, la hostelería o la sanidad no tienen”.

El informe de la Unesco señalaba también que la tasa de abandono docente se ha duplicado en la última década, pasando de apenas el 4,6 % en 2015 al 9 % en 2022, y de forma más acusada entre los profesores más jóvenes. Ahora bien, ¿qué razones explican este fenómeno? “En España hay peculiaridades importantes. Tiene que ver, por ejemplo, con los continuos cambios legislativos, que repercuten negativamente en la falta de tiempo del profesorado y les obliga a volver a preparar continuamente sus programaciones y planificaciones; pero hay mucho más”, señala Ortiz.

“Dar clase siempre ha sido mucho más que impartir conocimientos, pero ahora mismo la diversidad en las aulas es tal, y los niveles son tan diferentes, que los profesores necesitarían contar con la mitad de los alumnos que ahora tienen para poder adaptarse a sus necesidades: cada vez hay más niños que no hablan bien la lengua, o que en la escuela hablan una lengua diferente a la que usan en su casa; o niños que se incorporan a la escolaridad obligatoria con un nivel muy inferior y que necesitan adaptaciones”, argumenta la responsable de la Fundación SM. “Y tiene que ver con otro aspecto, y es que socialmente les hacemos responsables de muchísimas tareas que no son solo de la escuela. ¿Cuántas veces nos dicen las familias “que se encargue la escuela”? La familia debería colaborar más con la función educativa y delegar menos en los centros”. Los profesores, incide, se encuentran con que no cuentan con el respaldo que, de alguna manera, deberían de ofrecerles las familias, y eso les hace caer en mayores desencantos.

Transformar la formación del profesorado

En este abandono juegan también un papel relevante otros factores. Entre ellos, la falta de una carrera docente bien definida con retos e incentivos o la gran desconexión que existe entre la capacitación inicial que han recibido en las facultades y las necesidades reales que se encuentran en el aula. Por eso, desde CC OO abogan por revisar la formación de los futuros enseñantes, permitiendo una formación más práctica con presencia en centros educativos y un reconocimiento adecuado para las personas que tutoricen (en horas y salario). Pero también “que se diseñe un itinerario específico de Secundaria para los futuros educadores y se fomente la vocación docente en el sistema universitario, integrándola en las distintas titulaciones y no solo en las específicas”.

No obstante, unos y otros señalan también la necesidad de reformar el acceso a la profesión. “Algo estaremos haciendo mal cuando en las últimas oposiciones se quedó un porcentaje altísimo de gente”, se pregunta en voz alta Ortiz. “Y luego, al tener x plazas sin cubrir, entonces sí tiramos de los que suspendieron. Pero si no nos valen para incorporarles a la función pública, tampoco deberían valer para dar clase. Por que no es que tiren de listas de interinos, es que también hay listas abiertas”. En CC OO abogan también por un cambio profundo, haciendo hincapié en la naturaleza de las pruebas: “Las oposiciones, de manera general, han de actualizarse y ajustarse a un modelo más competencial, centrado en las capacidades pedagógicas y didácticas de los aspirantes, con una fase de prácticas más planificada y formativa, y que disponga de los recursos necesarios”.

Para afrontar esta situación de escasez, Isabel Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, apuntaba recientemente a soluciones creativas como la de permitir dar clase a los alumnos universitarios, un plan que no solo requeriría un cambio legislativo poco probable, sino que también se enfrenta al escepticismo de muchos expertos. Para Ortiz, sin ir más lejos, esta nunca puede ser la solución a los problemas de la profesión docente, ya que “no tienen la formación didáctica necesaria. No es lo mismo saber matemáticas que enseñarlas; un buen matemático no tiene por qué ser un buen profesor”. En CC OO señalan que se trata de “ocurrencias que buscan alejar el debate de la realidad, crear titulares sin sentido y no abordar de verdad un tema que debe tratarse con reflexión y rigor”.

¿Cómo revertir la tendencia?

Dar la vuelta a esta situación requiere un plan integral de medidas que involucre a todos los actores sociales: sociedad, academia y responsables políticos y sindicales, y que para Ortiz debería comenzar por aumentar el porcentaje del Producto Interior Bruto destinado a Educación, que según la Unesco debería de superar el 6 % (y que en España no llega al 5).

Aunque la mejora salarial no tiene por qué ser el punto más crítico, sí que es importante. Así, desde CC OO reivindican la consideración más alta dentro de la función pública (A1) para todos los cuerpos docentes, así como un aumento considerable de la oferta de empleo público que realmente reduzca la temporalidad existente; mientras que Ortiz recuerda cómo muchos países ofrecen incentivos para la contratación y la retención en función del reto que tengan que superar en su trabajo.

“También hay que prestar atención al tema de las evaluaciones, que deberían de ser un instrumento de desarrollo profesional y acompañar al educador desde que llega. Una tutorización a cargo de un compañero o compañera sénior para que sepa que no está solo y le prepare para lo que se va a encontrar en el aula”, defiende la experta.

La UNESCO, a través del Equipo Especial Internacional sobre Docentes para Educación 2030, y la Fundación SM, publicaron en octubre pasado un decálogo de medidas para transformar la educación con recomendaciones clave que, además de los aspectos aquí tratados, propugna medidas como “cuidar el bienestar integral de las y los docentes”, “crear una cultura colaborativa en las comunidades educativas”, “apoyar la autonomía y libertad académica” o “crear un modelo de desarrollo profesional que atraiga, forme y retenga a las y los mejores docentes”.

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Sobre la firma

Nacho Meneses
Coordinador y redactor del canal de Formación de EL PAÍS, está especializado en educación y tendencias profesionales, además de colaborar en Mamas & Papas, donde escribe de educación, salud y crianza. Es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Valladolid y Máster de Periodismo UAM / EL PAÍS
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