China dispara una carga de estímulos para animar la economía
El Banco Central recorta los tipos de referencia, y anuncia nuevos apoyos al maltrecho sector inmobiliario y al mercado de valores
Acosada por la larga sombra que proyectan los edificios sin terminar de su burbuja inmobiliaria, China ha disparado este martes una batería de estímulos monetarios para tratar de reanimar la economía. Las medidas incluyen el recorte del tipo de interés de referencia, el del tipo hipotecario para viviendas existentes, una bajada del coeficiente de reservas y un paquete especial destinado a animar el mercado bursátil. Entre las preocupaciones de la segunda economía del planeta se encuentra la presión de un estancamiento deflacionario, el consumo átono que no termina de burbujear como antaño y un desempleo juvenil en auge.
“Tenemos que promover una recuperación moderada de los precios”, ha dicho Pan Gongsheng, Gobernador del Banco Popular de China (BPC, el Banco Central), durante la comparecencia de este martes en la que ha presentado el arsenal de herramientas, el mayor conjunto de incentivos desde el final de la pandemia, según algunos analistas. Las medidas son un signo de que Pekín se toma muy en serio cumplir con el objetivo de crecimiento de en torno al 5% previsto para este año, un dato que diversos observadores, como Goldman Sachs y Citigroup, han revisado a la baja en las últimas semanas.
Pan ha anunciado un recorte del 1,7% al 1,5% del principal tipo de interés del Banco Central chino, el de la operación de recompra inversa a siete días. La decisión sigue los pasos del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal estadounidense, que han dado alas a un cambio de signo en la política monetaria tras contener la inflación. La Fed recortó la semana pasada los tipos por primera vez en cuatro años y medio. Este tipo de medidas están destinadas a estimular la actividad: endeudarse para invertir sale más rentable, también anima el consumo, al haber más renta disponible, se abaratan las hipotecas y disminuye el coste de los intereses en los préstamos personales.
El banco central chino también ha decidido reducir el coeficiente de reserva de depósitos (el dinero que los bancos no pueden prestar y deben guardar en sus arcas) en 0,5 puntos porcentuales, lo que proporcionaría alrededor de 1 billón de yuanes (cerca de 128.000 millones de euros) de liquidez a largo plazo al mercado financiero, según el Gobernador de la institución monetaria. Aunque el tipo queda en el mínimo desde 2018, el gobernador ha dejado la puerta abierta a nuevas reducciones antes de que acabe el año. La institución pretende también orientar a los bancos comerciales para que reduzcan los tipos de interés de los préstamos hipotecarios ya existentes en otros 0,5 puntos porcentuales.
“Esperamos que esta política beneficie a 50 millones de hogares y 150 millones de personas, reduciendo los gastos totales de intereses de los hogares en unos 150.000 millones de yuanes [unos 19.152 millones de euros ]anuales de media”, ha asegurado Pan. “Esto ayudará a promover la expansión del consumo y la inversión, y también contribuirá a reducir las amortizaciones anticipadas de los préstamos”.
El anuncio de este martes incluye también la bajada del coeficiente mínimo de pago inicial para los préstamos hipotecarios de segunda vivienda a nivel nacional del 25% actual al 15%, otra medida encaminada a revivir el mercado inmobiliario: la compra de segundas residencias solían enfrentarse a mayores restricciones, con el fin de evitar la especulación.
Los estímulos llegan en un momento de zozobra económica para China. Los precios de la vivienda cayeron a un ritmo más rápido en agosto, mientras que el parque de propiedades sin vender alcanzó un nuevo máximo, a pesar de las medidas que había anunciado Pekín en el primer semestre del año. En agosto, los precios de la vivienda nueva en 70 grandes ciudades bajaron un 0,7% respecto a julio, cayendo por decimocuarto mes consecutivo. El desplome fue del 5,3% respecto al año anterior, el ritmo de descenso más rápido desde mayo de 2015, según cálculos del diario económico chino Caixin.
La vivienda, que solía representar un cuarto de la economía china y es el gran activo de ahorro de las familias, enmaraña todo lo demás. El índice de precios al consumidor chino se encuentra en terreno positivo, aunque coqueteando con los números rojos; el índice de precios a la producción, que mide los precios industriales, lleva 23 meses en negativo. La tasa de paro juvenil subió también en agosto al 18,8%, el nivel más alto desde el pasado mes de diciembre, cuando Pekín comenzó a publicar de nuevo la estadística tras suspenderla unos meses y reconsiderar su cálculo después de haber tocado máximos históricos.
El Gobierno, que de momento se resiste a lanzar un gran paquete de estímulos fiscales, trata entre tanto de poner en pie la economía en torno a la producción de tecnologías verdes, con el coche eléctrico a la cabeza. Sus exportaciones masivas han puesto en guardia a numerosos países, que han comenzado a levantar muros arancelarios para protegerse frente a lo que consideran competencia desleal de una industria fuertemente subsidiada. Este es el centro de la pugna comercial entre China y la Unión Europea.
Las medidas anunciadas este martes incluyen la “optimización” de una política de refinanciación lanzada en mayo para estimular con 300.000 millones de yuanes (unos 38.000 millones de euros) la compra de viviendas terminadas pero no vendidas por parte de empresas estatales locales, con el fin de convertirlas en “viviendas asequibles” y dar salida al stock inmobiliario. El Banco Popular de China ha explicado que aumentará la proporción de su contribución en esta política de refinanciación del 60% al 100%.
Para azuzar el mercado de valores, Pekín ha desgranado la creación de nuevas herramientas de política monetaria, como un mecanismo de canje dotado con 500.000 millones de yuanes (unos 63.860 millones de euros) para que fondos y compañías de seguros necesitados de liquidez puedan comprar acciones en bolsa, y una herramienta para estimular la recompra de acciones dotada con 300.000 millones de yuanes (38.000 millones de euros).
Las medidas han sido recibidas con fuertes alzas por las Bolsas de China y, en general, de Asia. El Hang Seng de Hong Kong ha ganado un 3,6%, la Bolsa de Shenzhen ha subido un 2,5% y el Shanghai Composite se ha anotado un 3,4%. “Las medidas probablemente llegan un poco tarde, pero es mejor tarde que nunca”, dijo Gary Ng, economista senior de Natixis, según Bloomberg. “Con una tasa de interés real elevada, un sentimiento pobre y ningún repunte en el mercado inmobiliario, China necesita un entorno de tasas más bajas para impulsar la confianza”. “Si bien deben ser bienvenidas, se echa en falta otras más agresivas, de tipo fiscal, que sirvan para impulsar directamente el consumo privado del país”, añaden desde Link Securities.
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