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50 millones de europeos piratearán las retransmisiones deportivas de este verano

La Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea señala que la venta de productos deportivos ilegales superará los 850 millones de euros en pérdidas para los fabricantes

La Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) y la Comisión Europea, en Alicante.
La Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) y la Comisión Europea, en Alicante.
Rafa Burgos

Eurocopa de fútbol, Tour de Francia y Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París. Este verano, el deporte acaparará una gran parte de los espectadores que disfruten de un evento de entretenimiento, tanto en directo como a través de las retransmisiones por diferentes canales. Y también dará un fuerte bocado al pastel de la piratería y la falsificación de equipamiento deportivo. Un 12% de los 450 millones de ciudadanos de la UE, unos 54 millones de personas, admite recurrir a fuentes ilegales para ver deportes, un porcentaje que asciende al 27% en los consumidores más jóvenes, de 15 a 24 años. Así lo certifica un estudio sobre la percepción, la concienciación y la conducta de los ciudadanos elaborado por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), con sede en Alicante. En esta franja de edad, España se convierte en el segundo país del continente con mayor número de consumidores piratas, con un 42%, solo superada por los jóvenes de Bulgaria (47%). La venta de equipamiento deportivo falso en la UE, además, genera a los fabricantes pérdidas de 850 millones de euros, sin incluir camisetas de fútbol o zapatillas de deporte.

Los datos recabados por la EUIPO señala que Bulgaria es el país en el que la práctica de consumir retransmisiones deportivas mediante canales ilegales es más elevada, con un 21% del total de encuestados. Por detrás se sitúan Grecia (20%), Irlanda y España (19%) y Luxemburgo (18%). Conforme va bajando la franja de edad de los espectadores, la piratería se dispara. La media europea es del 27% entre los 15 y los 24 años, bastante por debajo de países como Bulgaria, en el que prácticamente la mitad de los jóvenes, un 47%, se engancha a contenido online ilegal para seguir las competiciones. Les siguen los españoles y griegos (42%), los eslovenos (39%) y los irlandeses (34%). Para acceder de manera gratuita a contenido de pago, deportivo o no, el 58% de los piratas recurren al streaming o retransmisiones en directo a través de webs ilegales, mientras que el 32% se descarga contenidos. Es un negocio muy lucrativo. La EUIPO estima que la piratería genera ingresos ilegales por valor de 1.000 millones de euros al año.

Además, alerta la oficina europea, la piratería de eventos deportivos en directo afecta “a la financiación del deporte”, ya que “los ingresos generados a través de derechos de la propiedad intelectual se redistribuyen entre el movimiento deportivo y los deportistas”. La EUIPO recoge en su informe unas declaraciones de Emma Terho, presidenta de la Comisión de Atletas del Comité Olímpico Internacional (COI) durante una conferencia organizada en octubre en Alicante: “Si los aficionados ven eventos deportivos en directo a través de retransmisiones ilegales se pone en peligro todo el modelo de financiación solidaria del movimiento olímpico”, aseguró. “Los derechos de los medios de comunicación perderían su valor y los titulares de esos derechos dejarían de adquirirlos, con enormes ramificaciones para el modelo de financiación solidaria de todo el movimiento olímpico”.

La oficina europea indica que los hackers usan varios métodos para transmitir contenidos no autorizados en línea, como los servicios de suscripción ilegales y las retransmisiones en abierto por internet que cuentan con sustanciosos ingresos publicitarios. Los operadores piratas cuelgan sus contenidos ilícitos “incluso en el caso de eventos retransmitidos en canales gratuitos, como los Juegos Olímpicos o las rondas finales de los campeonatos de la UEFA”, señala la EUIPO. Para luchar contra la piratería, la Comisión Europea estableció una red de autoridades administrativas especializadas y una recomendación para velar por el cumplimiento de los derechos y la concienciación, a la que contribuye la EUIPO. La agencia cuenta con una herramienta llamada Agorateka que ayuda a los espectadores a identificar la oferta legal de contenidos online, incluidos los deportivos.

João Negrão, director ejecutivo de la oficina europea, que en 2024 cumple 30 años de estancia en Alicante y cuenta con 1.200 empleados, llama a los espectadores a “jugar limpio”. “Los derechos de la propiedad intelectual e industrial que hay detrás” de las grandes competiciones de este verano “protegen y mejoran nuestra experiencia como aficionados, apoyan a nuestros atletas e inspiran a los futuros campeones y campeonas”, sostiene. Para garantizar la continuidad del deporte, insta a “ver retransmisiones oficiales y comprar productos autorizados”. En este último aspecto, la celebración de competiciones de tan alto voltaje en tan breve espacio de tiempo augura una proliferación masiva de falsificaciones de ropa y complementos deportivos. O de cualquier producto que lleve estampados los anillos olímpicos, los nombres de los deportistas más célebres, las equipaciones nacionales y hasta las mascotas oficiales de cada evento.

Otro estudio de la agencia, el Barómetro de la propiedad intelectual entre los jóvenes, señala que un 10% de las personas de edades comprendidas entre los 15 y los 24 años admite compras intencionadas de equipamiento deportivo fraudulento. En lo alto de este podio se ubican los griegos, con un 18% del total de jóvenes. España y Letonia comparten la medalla de bronce, con un 13%. El estudio subraya, no obstante, que el 7% de los jóvenes consumidores europeos “compró artículos falsificados por accidente”. La compra de productos falsos en la UE produce unas pérdidas estimadas en 851 millones de euros anuales, el 11% de las ventas totales del sector. La sangría de euros es mayor en Francia, Austria y Países Bajos, mientras que en términos porcentuales, los estados que más sufren son Rumanía, Lituania y Hungría, según los datos que maneja la EUIPO. España es el quinto país que más pierde en este tráfico de productos falsos: 84,07 millones de euros, un 12,5% del total de ventas anual.

Este negocio ilícito conlleva también “pérdidas de ingresos y eliminación de puestos de trabajo” en las empresas fabricantes, que “sufren un deterioro de la reputación de sus marcas”, avisa la EUIPO. Y, finalmente, las falsificaciones “plantean serias amenazas para la salud de los consumidores y no cumplen con las normativas europeas de seguridad y protección del medio ambiente”. Otro estudio de la agencia, realizado junto a la OCDE, advierte de que “el equipamiento deportivo falsificado puede fallar en momentos críticos y contener ingredientes tóxicos o peligrosos”.

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