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Gotham da la puntilla a Grifols: la multinacional catalana recibe un duro golpe tras encadenar varias crisis

La farmacéutica se expandió con fuerza en Estados Unidos, donde empezaron los problemas por la pandemia, y de donde llega el ataque del fondo bajista

La sede corporativa de Grifols en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), este martes.
La sede corporativa de Grifols en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), este martes.Gianluca Battista
Josep Catà Figuls

Uno de los juegos que casi siempre se encuentran en los salones recreativos de Estados Unidos es el Whack-a-mole: una máquina de la que salen topos desordenadamente y el jugador tiene que ir golpeando con una maza. Grifols lleva casi cuatro años intentando sacar la cabeza, desde que los efectos de la pandemia le sumieron en una crisis de deuda y de cotización. Pero cada vez que lo intenta, whack, un mazazo le recuerda que los problemas siguen ahí. Esta vez el verdugo ha sido Gotham City Research, una firma inversora que dice luchar contra el fraude corporativo, pero que actúa también como fondo bajista, y que ha publicado un informe contra Grifols que ha desplomado sus acciones este martes casi un 26%. La aventura americana le está volviendo a Grifols como un bumerán: es en Estados Unidos donde la farmacéutica catalana, especializada en hemoderivados, se expandió a lo grande, pero también es donde empezaron los problemas durante la pandemia por su elevada deuda, y donde ahora sufre las acusaciones del fondo bajista.

El informe de Gotham City Research acusa a la farmacéutica de reducir artificialmente su endeudamiento porque en sus cuentas consolida completamente dos compañías, Haema y BPC Plasma, que Grifols compró en 2018, pero que seguidamente vendió a Scranton Enterprises BV, una sociedad inversora vinculada a la familia Grífols y a directivos y exdirectivos. Gotham City Research también pone en duda que Grifols se pueda consolidar completamente su filial estadounidense, Grifols Diagnostic Solutions, ya que la china Shanghai RaaS controla desde 2020 el 45% de los derechos económicos y el 40% de los derechos políticos.

La multinacional catalana ha reaccionado con dos notas remitidas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), afirmando que las acusaciones son falsas y que las auditorías que hace KPMG lo demuestran. Grifols expone que pese a vender las compañías a Scranton Enterprises, mantiene el control operativo sobre las mismas porque tiene una opción de recompra, y, por lo tanto, puede consolidarlas en sus cuentas. En la segunda nota, Grifols concluye que el único objetivo de Gotham City Research, “como fondo cortoplacista que es”, es que baje la cotización para obtener beneficios.

Aunque estos mensajes han moderado el desplome —la acción ha terminado cayendo un 25% este martes, pero durante el día ha llegado a caer hasta la cota mínima de la última década—, el mazazo ha sido importante para una histórica compañía a la que le cuesta sacar la cabeza. El golpe ha sido duro por el delicado momento empresarial (en plena estrategia de reducción de costes y desinversiones para rebajar la deuda) y también por lo simbólico: es un obús contra la forma en que Grifols se ha expandido internacionalmente, uno de los pilares de esta compañía, junto con el control familiar, que los mercados ya se encargaron de diluir.

Familia, Cataluña y la expansión internacional

Grifols es uno de los máximos representantes de la historia de la industria farmacéutica catalana, y para más inri, nació dos veces. Primero en 1909, cuando el médico hematólogo Josep Antoni Grífols Roig fundó en Barcelona un laboratorio de análisis que triunfó por las patentes en transfusiones de sangre y productos hemoderivados en un periodo, el de las guerras europeas, en que se hicieron muy necesarios. Él mismo fundó en 1940 Laboratorios Grifols, junto a sus dos hijos, Josep Antoni y Víctor Grífols Lucas, una empresa que fue creciendo y que en 1960 encontró sus primeros socios en Estados Unidos. Fue un miembro de la tercera generación, Víctor Grífols Roura, quien insistió más en este camino y llevó a la empresa al tamaño que tiene ahora. Entró en la empresa en los setenta, tras la muerte de su tío Josep Antoni, y lo hizo precisamente trabajando con los socios americanos. En 1987 tomó el mando de la compañía y creó el holding Grup Grifols.

La relación con EE UU fue fructífera. En los noventa, Grifols se convirtió en la primera empresa española en recibir una licencia de la Food and Drug Administration (FDA), y continuó su expansión en ese país. En 2002 adquirió SeraCare (ahora Biomat), y sus 43 centros de donación de plasma en EE UU —precisamente, BPC Plasma, en la que se ha fijado el informe de Gotham City Research, es una filial de Biomat—. Al año siguiente compró los activos de Alpha Therapeutic, incluyendo una planta de fraccionamiento de plasma de Los Ángeles, y en 2011 se hizo con la importante compra de la estadounidense Talecris Biotherapeutics y empezó a cotizar en el Nasdaq. En 2017 compró también en ese país Hologic, y dos años más tarde amplió sus centros de donación. Estas y otras compras (especialmente la alemana Biotest), le dieron un gran tamaño, pero también una considerable deuda, de 9.000 millones de euros.

La pandemia impactó de lleno en su actividad: al no poder salir de casa, los centros de donación de plasma, en especial la extensa red en Estados Unidos, se vaciaron, y toda la operativa se resintió. Los mercados, que hasta entonces habían dado el visto bueno a la estrategia de endeudamiento de la compañía, aupándola a su valor máximo (34 euros) en febrero de 2020, de pronto se preocuparon, y la acción fue cayendo hasta su mínimo en octubre de 2022, de menos de 9 euros. Los cambios en la gobernanza no se hicieron esperar: primero Víctor Grífols Roura, artífice de la expansión, dio un paso al lado, y luego la familia cedió todos los puestos ejecutivos al consejero delegado, Thomas Glanzmann. El último paso lo dio Víctor Grífols Roura hace pocos días, cuando dejó el consejo.

Una de las claves de la importancia que tiene Grifols para Estados Unidos es que, según reveló Wikileaks en 2010, el Gobierno de EE UU consideró que uno de los tres activos estratégicos de España era precisamente la planta de Grifols en Parets del Vallès. No faltan ahora las voces que apuntan que a Estados Unidos no le viene mal que Grifols se desplome en Bolsa por razones geopolíticas, ya que su filial americana, Grifols Diagnostic Solutions, sigue teniendo una participación no mayoritaria de Shanghai RaaS, pese a que Grifols ahora solo posee un 6,5% de la compañía china, después de vender hace unos días el 20% de esta empresa.

Inversiones en el cava o el baloncesto

Pero Grifols no solo ha mirado a Estados Unidos (donde concentra el 60% de sus inversiones y de donde salen más de la mitad de sus ingresos). La familia fundadora ha tenido siempre un ojo en Cataluña y ha estado activa en la vida social y empresarial catalana, pese a haber trasladado su sede a Irlanda, país de menor tributación. Su actividad ha sido pública —cuando Víctor Grífols Roura dijo “siga adelante, no se arrugue” al expresidente de la Generalitat Artur Mas, que estaba preparando la consulta independentista de 2014— y privada: mediante Scranton Enterprises ha invertido en varias compañías y fondos tecnológicos y del ámbito de la salud, en la firma de cava Juvé & Camps, en la empresa de la industria papelera Iberboard y en las empresas inmobiliarias BeCorp o la promotora de pisos de lujo Francesc Macià 10. En 2018, la sociedad compró también el club de baloncesto Joventut de Badalona, lo que lo salvó de la ruina.

Con sede en Ámsterdam, Scranton Enterprises es la sociedad inversora que posee el 8,67% de las acciones de Grifols, y que está controlada por los miembros de la familia fundadora y por directivos y exdirectivos de la compañía. Sus principales activos son Haema y BPC Plasma, que le aportan casi todos los ingresos. Es uno de los vehículos con los que la familia sigue controlando casi un tercio de las acciones de la multinacional: también está la sociedad Deria (que concentra la participación de Víctor Grífols Roura y de sus cuatro hermanos) con un 9,2%, y las sociedades Ponder Trade y Ralledor Holding Spain, que representan otras ramas familiares, y tienen un 7% y un 6,15%. A estas sociedades les siguen en importancia en el accionariado de Grifols tres grandes fondos: Capital Research and Management (5,65%), Blackrock (3,9%) y Europacific Growth Fund (3%).

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.
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