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Los ‘centennials’ tardarán más tiempo en mejorar su salario que el que necesitaron sus padres (y abuelos)

Mientras los ‘baby boomers’ alcanzaban una cotización similar a la de la media antes de los 27 años, hoy los trabajadores de 34 siguen por debajo

Un camarero atiende a varios clientes en una terraza de un bar de Sevilla.
Un camarero atiende a varios clientes en una terraza de un bar de Sevilla.PACO PUENTES
Gorka R. Pérez

El primer concepto que se asocia de forma tradicional al empleo juvenil es el de precariedad. Todavía hoy los jóvenes sufren una falta de acompañamiento laboral que se sostiene sobre tres ejes: mayores dificultades para acceder al mercado de trabajo, contratos más cortos y salarios que tardan años en crecer. Lo padecen singularmente los centennials, trabajadores de entre 16 y 29 años pertenecientes a la generación Z. Estos cuentan con contratos mayoritariamente a jornada parcial, tienen un sueldo un 35% más bajo que el de la media de asalariados, y tardarán más tiempo que el que necesitaron las generaciones anteriores (las de sus padres y abuelos) en mejorarlo. Según recoge un informe publicado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), los trabajadores de 34 años todavía presentan una base de cotización por debajo de la media, mientras las generaciones anteriores, como la de los baby boomers, lo lograban antes de los 27.

La monografía, denominada Presente y futuro de la juventud española. Una perspectiva socioeconómica, y que ha sido elaborada por investigadores del Ivie y de la Universidad de Valencia, utiliza algunos datos recogidos en la Encuesta de condiciones de vida del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2022 —la más reciente—, con el objeto de analizar la situación de un subgrupo de trabajadores a los que considera más expuestos “a los vaivenes del ciclo económico”.

Sobre la base de los resultados del INE, los autores del documento detallan, por ejemplo, que el 25,4% de los jóvenes (en la horquilla de los 16 a los 29 años) trabaja mayoritariamente a tiempo parcial, 12 puntos por encima de la media del conjunto de la población (13,5% y 25,4%, respectivamente); y que la tasa de temporalidad de la juventud ocupada dobla también a la del promedio general (21,1% y 45,7%).

Sin embargo, la mayor distancia respecto al resto de trabajadores de otras edades es que los salarios de los centennials son un 35% inferiores a la media. Un escalón que también sufren sus antecesores, los millennials —nacidos entre 1981 y 1994—, puesto que los que tienen ahora 34 años todavía no cuentan con una base de cotización similar a la de la media, esto es, cobran menos que el resto de los trabajadores, y, por tanto, cotizan menos. Algo que sus abuelos, pertenecientes a la cohorte de los baby boomers (entre finales de los años cincuenta y finales de los setenta) lo conseguían antes de alcanzar los 27 años. La perspectiva para la próxima generación, la Z, es que tarde todavía más años en lograr esta equiparación.

Según los últimos datos oficiales del Ministerio de Seguridad Social correspondientes al mes de junio de 2023, la base media de cotización de los afiliados —que tiene una relación directa con su salario— fue entonces de 2.092, 98 euros. Una cantidad a la que no llegaron ni los trabajadores menores de 24 años (1.113,08), ni aquellos de entre 25 y 29 años (1.769,45), y tampoco los de 30 a 34 años (2.034,83). Mientras que los estratos con más edad, y que ahora se encuentran al borde de la jubilación, como los de entre 60 y 64 años, e incluso los mayores de 65, cotizan muy por encima de la media (2.327,14 y 2.146,87 euros, respectivamente. Lo que les augura una pensión elevada.

La lentitud a la hora de mejorar las ganancias deriva, en muchos casos, de una trayectoria laboral irregular —por el encadenamiento de trabajos temporales o con jornadas más cortas—, y “tendrá consecuencias en la jubilación” de estas generaciones más jóvenes, según indica la monografía. Sobre este efecto colateral a largo plazo, el documento añade que si no se amplía la edad de jubilación, “las posibles reformas futuras en el sistema de pensiones para garantizar su sostenibilidad financiera harán que la cuantía de las pensiones de los que hoy son jóvenes sean más bajas en relación con el último salario percibido que las que están recibiendo los actuales pensionistas”.

Formación y progreso

Bajo la premisa de que la pertenencia a una generación no otorga a todos sus miembros una misma situación personal, el estudio, que forma parte del programa de investigación en socioeconomía Fundación BBVA-Ivie, señala que aunque los jóvenes españoles de edades comprendidas entre los 16 y los 29 años tienen rasgos generacionales comunes, “los factores socioeconómicos de origen, y muy especialmente, la formación alcanzada, marcan importantes diferencias entre los mismos”. Así, determina que los jóvenes menos formados “tienen menos posibilidades de conseguir buenos empleos y progresar, tanto en estabilidad laboral como en salario”, y que “las mayores ventajas las consiguen los que tienen estudios superiores”.

Para tratar de mejorar las perspectivas de las generaciones de trabajadores más jóvenes, el texto advierte de “la necesidad de impulsar políticas educativas que asignen recursos a recuperar a los estudiantes que se retrasen en primaria y secundaria, a ampliar las tasas de escolarización en secundaria postobligatoria y formación profesional, en especial la dual, y a generalizar la formación de calidad en idiomas y competencias digitales”.

Y también descarga sobre las familias la responsabilidad de que “presten atención a la educación desde muy pronto” y de que se realice “una selección más adecuada” de la formación postobligatoria a cursar, puesto que “elegir los estudios que ofrecen una mayor empleabilidad es muy relevante para mejorar las oportunidades laborales posteriores”.

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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