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La receta del BCE para que la inflación baje al 2% en 2025: tipos altos, “paciencia” y “perseverancia”

La autoridad deja la puerta a nuevas subidas pero cree que los precios se moderarán a tiempo

Lluís Pellicer
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante una intervención en el Parlamento Europeo.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante una intervención en el Parlamento Europeo.JOHANNA GERON (REUTERS)

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), es reacia a cantar victoria en su guerra sobre la inflación. Sin embargo, en Fráncfort se impone el optimismo entre los máximos responsables de la política monetaria europea, según se desprende de las actas de su última reunión, celebrada los días 25 y 26 de octubre. “Dadas las perspectivas actuales, se podía esperar que el consejo de gobierno pudiese llevar la inflación de nuevo a su objetivo del 2% en 2025″, apunta el documento publicado este jueves, que se felicita de que el alza de precios esté evolucionando según lo previsto. “El proceso de desinflación está avanzando algo más rápido de lo esperado”, apunta. Los consejeros, en cambio, se mostraron más preocupados por que el crecimiento económico en la eurozona pueda ser más débil de lo que se creía en 2024 y 2025.

Por ahora, todo va según el guion previsto. La abrupta subida de tipos de interés, que en poco más de un año han pasado del 0% al 4,5%, ha ido ralentizando los motores de la economía europea a la vez que aplacaba una inflación que llegó a los dos dígitos en 2022. Ello llevó a los asistentes al cónclave a frenar la escalada del precio del dinero. Y lo hizo por unanimidad.

“Se expresó confianza en que la posición monetaria actual era suficientemente restrictiva, lo que daba al consejo de gobierno la oportunidad de mantener los tipos en los niveles actuales y tomarse tiempo para evaluar las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la solidez de la transmisión de la política monetaria”, consta en las actas de la reunión celebrada en Atenas, donde también se admite que “la última milla” para llegar al objetivo del 2% se antoja más complicada.

Los miembros del consejo de gobierno se felicitaron, además, de que los mercados asumieran el mensaje de que los tipos de interés estarán en un territorio restrictivo el tiempo que sea necesario para aplacar la inflación. “Se observó que los mercados esperaban que los tipos oficiales se mantuvieran altos durante un período más largo de lo previsto antes de la reunión del Consejo de Gobierno de septiembre”, señalan las actas. Por ello, los miembros del BCE decidieron dejar “abierta” la posibilidad de realizar nuevos movimientos si es necesario: “Con los tipos en territorio restrictivo, se necesitaba paciencia y perseverancia para asegurar que la inflación convergiera hacia la meta de mediano plazo en el tiempo oportuno”.

En el cónclave celebrado en octubre también afloraron las preocupaciones sobre la falta de un acuerdo sobre las nuevas reglas fiscales comunitarias. Según las actas, en el encuentro se expresaron “preocupaciones” sobre la posibilidad de que el desacuerdo en Bruselas pueda provocar un “vacío”. Esa cuestión es crítica para el BCE, que quiere que los países tengan a la Comisión Europea encima para que retiren las medidas desplegadas para combatir la inflación y empiecen con los ajustes. “Se consideró que unas políticas fiscales disciplinadas eran fundamentales para lograr la estabilidad de precios”, apuntan los documentos publicados por la autoridad monetaria. De hecho, el último Informe de Estabilidad Financiera del BCE, publicado esta semana, ya expresa su preocupación por la posibilidad de que el semestre se cierre sin pacto.

“Las actas subrayan la actitud más cautelosa del BCE respecto de la economía y, de hecho, marcan la siguiente fase del endurecimiento de la política monetaria: poner fin a las subidas de tipos y centrarse en mantener niveles altos durante más tiempo”, apuntan los analistas del banco ING en una nota. A pesar de que los mercados empiezan a mirar al calendario para ubicar la primera bajada de tipos, Fráncfort intenta alejar al máximo ese debate. El FMI, de hecho, espera que eso no suceda hasta finales de 2024. Es más, aconseja a los bancos centrales a mantener los tipos de interés elevados aunque vean que la inflación va aflojando. Y en caso de que se dispare, que sigan apretando.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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