El Consejo de Economistas cree que la entrada del grupo saudí STC en Telefónica revela “flaquezas” en la regulación
Los expertos creen que la legislación actual sobre inversiones extranjeras es “inadecuada e ineficiente”
La irrupción de capital saudí en Telefónica a inicios de septiembre provocó un terremoto político y financiero. STC Group, la operadora estatal de Arabia Saudí, controlada por la familia real del país, se hizo con el 4,9% del capital y, a la espera de una autorización del Ejecutivo, mantiene la posibilidad de adquirir otro 5%. La transacción lo convertiría en el principal accionista de la teleco por número de acciones. Los expertos del Consejo General de Economistas (CGE) consideran que, ante tal escenario, la actual regulación para la llegada de fondos extranjeros es “inadecuada e ineficiente”. Y creen necesario fortalecer las capacidades de crecimiento de los sectores de mayor relevancia para la economía española, ya que la operación ha puesto de manifiesto algunas “flaquezas” de la actual legislación.
Los expertos abogan por rediseñar la Ley de la Industria para subrayar con claridad cuáles son las ventajas comparativas que España posee. “Es lo que han hecho en Francia con la industria nuclear o en Italia con la automovilística”, ha explicado Juan de la Cruz, director del Centro Europeo de Regulación Económica y Competencia, durante un coloquio organizado por el CGE este martes en Madrid. Los participantes han insistido en que, a la hora de permitir o no la entrada de capital extranjero, deberían regir ciertas reglas de reciprocidad, pero valorando también si la inversión puede favorecer el crecimiento económico y si su veto pudiera frenar futuras inversiones. De la Cruz considera que España no puede únicamente dedicarse a defender sus actuales capacidades industriales: “Necesita inversión para continuar con la tercera y cuarta revolución industrial”, ha sentenciado.
Sobre la adquisición de acciones de Telefónica por parte de capital saudí, Jordi Alberich, vicepresidente coordinador del Instituto de Estudios Estratégicos de Foment del Treball, ha señalado que hay que tener en cuenta las credenciales del país de Oriente Próximo —una dictadura señalada por la represión y la falta de respeto a los derechos humanos— a la hora de autorizar o denegar dicha compra, pero situando la operación en el contexto de la política exterior y haciendo un balance de costes y beneficios. Por su parte, el presidente del CGE, Valentín Pich, ha subrayado que “la operación ha puesto de manifiesto las flaquezas de la actual legislación en esta materia, al verse obligado el Gobierno a atenerse a una cláusula de alcance discrecional, lo que puede provocar la desincentivación de las inversiones extranjeras”.
El presidente del CGE recomienda una legislación certera que no permita la arbitrariedad en las decisiones y que, a su vez, “prime la protección de los sectores estratégicos, especialmente de aquellos relacionados con la defensa nacional, factor de creciente importancia en los tiempos actuales”.
Ante el posible e inminente cambio en la composición del accionariado, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) anunció la semana pasada que estaba estudiando invertir de nuevo en la teleco con el fin de equilibrar fuerzas frente a la compra saudí. Sobre esta maniobra, Alberich se mantiene fiel a que tanto este como el resto de sectores deben continuar operando en un régimen abierto de competencia. “Como no lo hagan, la innovación y la competitividad correrán riesgo”, ha advertido. Sin embargo, también considera que la decisión de autorizar el total de la compra está dentro del catálogo de competencias del Gobierno.
La directora adjunta de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de la Presidencia del Gobierno de España, Sara Baliña, ha señalado, por su lado, que la compra “para nada” debe verse como una amenaza, ya que contribuye a fomentar el empleo y el desarrollo empresarial. Aunque ha admitido que “entraña un riesgo cuando son inversores de países no alineados que no comparten los mismos valores”. Pese a todo, la representante de La Moncloa, quien ha abierto la jornada, ha remarcado que España necesita urgentemente replantearse cómo mejorar sus relaciones comerciales con el exterior y su papel en el mundo. “Esa mirada de diversificación tiene que ser amplia”, ha señalado.
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