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PwC admite que puede haber más errores contables en Eidf

La empresa gallega perdió 2,7 millones en 2022 y terminó el año con un fondo de maniobra negativo por valor de 21 millones

Fernando Romero Eidf
Fernando Romero. presidente de EidF.ÓSCAR CORRAL
María Fernández

La empresa gallega de instalaciones fotovoltaicas Eidf, cuya cotización lleva cuatro meses suspendida, amenaza con seguir dando sorpresas al mercado pese a haber corregido sus estados financieros. PwC, su auditora, ha dado el visto bueno al balance de 2022 con importantes salvedades en su opinión. Los expertos no están seguros de que, pese a los cambios realizados, “no puedan surgir otras cuestiones no identificadas hasta el momento que, en su caso, pudieran suponer otros posibles errores y/o contingencias no recogidas en las cuentas anuales consolidadas”. Unas cuentas corregidas que han obligado a reexpresar las cifras del ejercicio 2021 y que alertan de que la firma tiene un fondo de maniobra negativo por importe de 20,9 millones, además de haber registrado pérdidas de 2,7 millones.

Fondo de maniobra negativo

El fondo de maniobra es la capacidad que tiene una empresa para poder cumplir con sus pagos y obligaciones a corto plazo y, al mismo tiempo, realizar las inversiones o compras necesarias en su día a día. Según los auditores, Eidf ha llegado a tener un abultado déficit en el fondo de maniobra fundamentalmente porque incumplió las condiciones de varios préstamos con Iberian Direct Lending. El préstamo principal, de cinco millones de euros y a un interés variable de euríbor más 6,75%, tenía unas obligaciones que Eidf incumplió en 2022, lo que implicaba la resolución anticipada del contrato y el pago inmediato de la deuda. Al no responder a sus compromisos, la deuda pasó a ser registrada a corto plazo, lastrando el fondo de maniobra. El grupo, sin embargo, consiguió una dispensa de Iberian el 31 de mayo de 2023, cuando el escándalo ya había estallado, gracias a la cual la financiadora le exime de cumplir con las consecuencias mencionadas “siempre y cuando se cumplan con las condiciones de deuda especificadas en la novación que se ha realizado de forma simultánea”. En esa reedición del pacto para seguir financiando a Eidf, Iberian le exige nuevos compromisos que afectan a ODF, la comercializadora que Eidf compró en 2021.

PWC también achaca la situación a otras maniobras contables, como la emisión de pagarés a corto plazo por valor de 18 millones de euros para financiar inversiones a largo plazo, o la fuerte inversión en el desarrollo y construcción de parques para las filiales, “cuyo cobro, debido a la naturaleza del proceso, no se prevé como probable sea en el corto plazo”.

El análisis inicial que desencadenó la crisis de credibilidad en la que se halla inmersa la empresa gallega fue conocido por el mercado en abril, cuando el grupo fotovoltaico se negó a trasladar a la CNMV su balance por la negativa de la auditora a dar el visto bueno. PwC había detectado entonces graves errores que achaca a “debilidades significativas en el modelo de gobierno corporativo y el sistema de control interno”. Esas debilidades provocaron fallos que afectaron fundamentalmente “al área de gestión de contratos, seguimiento de proyectos y partes vinculadas”.

La empresa que preside y dirige Fernando Romero contrató entonces a Deloitte para realizar un examen forense que constató lo mismo que ya había señalado PwC. Entre otras cosas, se señalaban incidencias en el reconocimiento de ingresos en las obras y “vinculación directa o indirecta de determinados deudores con el presidente del consejo de administración, sin que algunas de las transacciones que formaban parte de los saldos se pudiesen acreditar una sustancia económica”. Para salir del paso de esta acusación, el grupo tuvo que hacer una corrección que tuvo un impacto de 180.000 euros en las cuentas. Deloitte también señaló “actuaciones inapropiadas en relación con determinada información generada por la sociedad dominante con influencia en la determinación de criterios contables”.

Fue entonces cuando, Romero y hizo cambios y anunció que tomará medidas en el gobierno corporativo y en el sistema de control interno. Esos cambios incluyen la separación de los cargos de presidente y consejero delegado, que ahora se aglutinan en su figura; la búsqueda de un director financiero y un director de operaciones.

Mientras todas estas irregularidades se dan a conocer a través de la auditoría de 2022, los accionistas de Eidf siguen atrapados en el valor a la espera de que la CNMV levante la suspensión de la cotización. En la empresa aseguran que el culpable de esta situación es el gran crecimiento que ha vivido la firma en estos últimos años, y que no existe ningún riesgo contable que pueda aflorar tras los ajustes realizados. Insisten en que, tras varias operaciones, a día de hoy su fondo de maniobra es positivo, en 12,5 millones.

La opción de pasar a cotizar al mercado continuo, que Fernando Romero barajaba a principios de este año, queda ahora muy lejos para el empresario gallego. Máxime cuando el auditor señala que “los hechos o condiciones futuros pueden ser la causa de que el grupo deje de ser una empresa en funcionamiento”.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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