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La reexportación de gas al resto de Europa batió un récord en 2022 pese a la débil interconexión pirenaica

Estados Unidos desplaza a Argelia como primer suministrador de España

puerto de Barcelona
La planta regasificadora de Enagás en el puerto de Barcelona, en una imagen de archivo.Albert Garcia
I. F.

Las reexportaciones españolas de gas natural, el país de Europa con la mejor dotación de plantas para recibir este combustible por mar, marcaron un máximo histórico en 2022, el año de la crisis energética. Las ventas brutas a Francia a través de los gasoductos que cruzan los Pirineos alcanzaron los 35,4 teravatios hora (TWh), con un saldo neto exportador positivo por primera vez desde que hay registros: 13,83 TWh, según las cifras publicadas este viernes por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). La interconexión pirenaica tuvo un saldo neto exportador durante siete de los doce meses del año. Desde el país vecino, el gas fluye al resto de países de la UE a través de la red europea de gasoductos, mucho más robustas. “España contribuyó a la seguridad del suministro de la región”, enfatiza el regulador.

El saldo con Portugal también fue exportador: 1,2 TWh en todo el año pasado, con 6 TWh de salida desde España. A finales de junio, además, España empezó a exportar gas a Marruecos por la interconexión de Tarifa, hasta un total de dos teravatios hora en 2022.

La crisis energética, agravada exponencialmente por la invasión rusa de Ucrania, ha supuesto una potentísima reconfiguración de los esquemas europeos de aprovisionamiento. El corte casi total en las llegadas de este combustible desde el gigante euroasiático ha obligado a los principales países del bloque —con Alemania a la cabeza— a traer gas procedente de cualquier rincón del mundo. Y para hacerlo, las seis regasificadoras españolas son un instrumento importante del que no se puede aprovechar todo su potencial por la debilidad de las interconexiones pirenaicas.

En 2022, el suministro ruso a los Veintisiete se redujo drásticamente, del 40% al 7%. El bloque respondió de la única forma que podía: elevando sus importaciones de gas natural licuado (GNL, el que llega por barco), en su mayoría desde Estados Unidos. Ese cambio en los flujos provocó un cuello de botella y disparó el precio de este combustible en el mercado europeo.

Terremoto en el mapa de proveedores

El año pasado, las importaciones españolas de gas natural crecieron un 7,5%, en parte por el citado aumento en las reexportaciones, en parte por el mayor uso de gas en las centrales de ciclo combinado, en las que se quema este combustible para generar electricidad y que en 2022 echaron humo para paliar el parón de la nuclear francesa y la caída en la generación hidráulica por la sequía. El mapa de origen de este gas, sin embargo, dio un giro de 180 grados: Estados Unidos (29%) lideró por primera vez la tabla, superando con claridad a Argelia (24%), Nigeria (14%) y Rusia (12%). Las importaciones de GNL marcaron su máximo histórico 319 TWh, el 71% del suministro total español, con hasta 18 países distintos de origen. En paralelo, las llegadas por gasoducto, en su mayoría desde Argelia, cayeron un 32% respecto a 2021.

En GNL, se realizaron 338 descargas de buques (casi una al día), frente a 254 en 2021, impulsando una fuerte competencia en el uso de las plantas españolas. La CNMC destaca las operaciones de recarga para la reexportación, que sumaron 25 TWh (un 45% más que en 2021), sobre todo hacia Italia y Alemania. Este último país llegó a la crisis sin una sola regasificadora, a pesar de ser el mayor consumidor del bloque.

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Sobre la firma

I. F.
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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