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Lagarde sugiere suavizar las subidas de los tipos de interés con un consejo dividido

La presidenta del BCE afirma que la inflación sigue alta pero que el camino a recorrer es “pequeño”

Christine Legarde
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante una comparecencia en Fráncfort.Michael Probst (AP)
Lluís Pellicer

El camino de los consejeros del Banco Central Europeo (BCE) llega a otra bifurcación. En apenas dos semanas, tendrán que decidir si enfilan una senda empinada con nuevas subidas agresivas de tipos o bien aflojan para coger oxígeno. La presidenta de la autoridad monetaria, Christine Lagarde, ve todavía un trecho para recorrer. Con un gran matiz: cree que este es “pequeño”. La publicación de las actas de la última reunión del Consejo de Gobierno, que acordó incrementar el precio del dinero hasta el 3,5%, recogen la creciente división dentro del órgano después de las crisis del Silicon Valley Bank y Credit Suisse. Los analistas empiezan a prever que en la reunión del 3 y 4 de mayo el BCE afloje y decida un aumento de 0,25 puntos.

La abrupta subida de tipos de interés del BCE se plasma ya en la economía: se encarece el crédito a empresas y hogares, explotan burbujas —como la inmobiliaria o la de las criptomonedas— y empiezan a producirse algunas crisis, hasta ahora puntuales. La última reunión del Eurobanco para abordar la política monetaria se dio en plena sacudida de la banca, espoleada por las crisis surgidas en Estados Unidos y Suiza. “En el contexto de una política monetaria más restrictiva, cabía esperar focos de vulnerabilidad financiera”, apuntan las actas publicadas este jueves por el Eurobanco.

Los consejeros del BCE abordaron esas turbulencias y expresaron su “confianza” en un sector bancario de la zona euro que –hasta entonces— se estaba mostrando “resiliente”, con fuertes posiciones de capital y liquidez. La mayoría de los miembros del órgano —integrado por los consejeros del comité ejecutivo y los gobernadores de los bancos nacionales— pidió afrontar de forma separada los desafíos de la inflación y la inestabilidad financiera. Aun así, la nueva situación que se planteó esos días llevó a algunos miembros a expresar diferentes planteamientos.

El primero, sobre si se debían subir tipos o no. Ahí las actas indican que hubo una “gran mayoría” a favor de llevar a cabo el incremento de 50 puntos básicos al que Lagarde se había comprometido en febrero. Pero algunos no lo veían así. “Algunos miembros habrían preferido no aumentar las tasas de referencia hasta que las tensiones en los mercados financieros hubieran disminuido”, sostienen las actas. Las palomas –el sector más heterodoxo— recordaron pasados episodios de crisis financieras en los que el BCE lamentó haber subido los tipos de interés y luego tuvo que dar marcha atrás. Y añadió que, si se ponía sobre la balanza el coste de corregir la decisión tomada en febrero de subir tipos y el de resbalar con una subida a destiempo, el segundo entrañaba más riesgos para la economía.

En cambio, los miembros más partidarios de la heterodoxia se impusieron a los halcones al lograr que no se diese ninguna pista sobre los próximos pasos. Tampoco ahí hubo unanimidad. Los más ortodoxos recelaban de las previsiones esbozadas por los economistas del BCE, que a su juicio parecían pronosticar una “desinflación inmaculada”, y temían que los mercados interpretasen que el ciclo de subidas “llegaba a su fin”. Por ello, propusieron que al menos se lanzase el mensaje de que se habrían anunciado más subidas si no hubiese sido por las turbulencias. Eso no salió adelante y finalmente Lagarde tejió el equilibrio entre los dos bandos anunciando una subida de tipos de 0,50 puntos porcentuales, pero sin anticipar futuros pasos.

Los ‘halcones’ piden más subidas

De hecho, los miembros del consejo han empezado ya a mover ficha de cara a la reunión de mayo. Klaas Knot, gobernador del Banco de Países Bajos, consideró en una entrevista con Irish Times que todavía es demasiado pronto para una “pausa” y sugirió más subidas enérgicas. “Ahora estamos en lo que llamaría un territorio levemente restrictivo con los tipos, pero la inflación no es moderada. Sigue siendo demasiado alta”, afirmó. Sin embargo, fue la propia Lagarde quien, en un evento en París, sugirió que la senda empieza a aplanarse. “Todavía hay un pequeño camino por recorrer”, dijo la francesa, según Bloomberg. “Su duración dependerá de una serie de factores, en particular, del impacto en el crédito de los problemas financieros que vimos”, añadió.

Los consejeros del BCE sí hablaron ampliamente sobre cómo los márgenes empresariales estaban impulsando la inflación y consideraron “ampliamente” que “los beneficios y los márgenes justificaban un seguimiento constante y un mayor análisis, en pie de igualdad con la evolución de los salarios”. “Las frecuentes referencias a los salarios en la comunicación pública no implicaban que no se tuviera en cuenta la evolución del margen de beneficio”, apuntan las actas.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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