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“No es 2008”: el FMI da por contenida la crisis financiera

El organismo alerta de los riesgos para el sector derivados de la alta inflación y la subida de tipos

Clientes que hacían cola el 13 de marzo pasado en la sede del Silicon Valley Bank.
Clientes que hacían cola el 13 de marzo pasado en la sede del Silicon Valley Bank.China News Service (China News Service via Getty Ima)
Miguel Jiménez

Con la boca pequeña, con algo de miedo, cruzando los dedos y advirtiendo una y otra vez sobre posibles fantasmas, riesgos y desafíos, pero los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) creen que la tormenta ha amainado. La inestabilidad financiera está “contenida”, dice Pierre Olivier Gourinchas, consejero económico y director de análisis. “No es 2008″, asegura Tobias Adrian, consejero financiero, en referencia al año que se desató la crisis financiera global que provocó la Gran Recesión.

Las turbulencias por la crisis de Silicon Valley Bank y Signature Bank en Estados Unidos y de Credit Suisse (la primera entidad sistémica global que cae desde la crisis financiera) en Europa son una mala noticia. No hay duda de que han tenido un impacto sobre las condiciones financieras, y el FMI cree probable que lastren el crecimiento, pero los escenarios más dramáticos no se han materializado. “La respuesta contundente de las autoridades para atajar los riesgos sistémicos ha aplacado el nerviosismo del mercado”, señala el FMI en su Informe sobre la estabilidad financiera mundial presentado este martes en Washington.

Según el FMI, la cuestión fundamental a la que se enfrentan los inversores y las autoridades es si estos hechos recientes son un preludio de más tensión sistémica que pondrá a prueba el sistema financiero mundial, una especie de canario en la mina, o simplemente una manifestación aislada de las dificultades que provoca el endurecimiento de las condiciones monetarias y financieras tras más de 10 años de abundante liquidez.

El FMI subraya que el sistema financiero es más sólido y resistente gracias a los cambios regulatorios aprobados desde la anterior crisis financiera, pero hay preocupación sobre las debilidades de algunas entidades y sobre la banca en la sombra.

Los riesgos han aumentado con la rápida subida de los tipos de interés para contener la inflación. En Wall Street se dice que la Reserva Federal sube los tipos hasta que rompe algo. “Históricamente, estas fuertes subidas de tipos por parte de los bancos centrales suelen ir seguidas de tensiones que dejan al descubierto las fallas del sistema financiero”, sostiene más académicamente Tobias Adrian. La devaluación del peso mexicano, la crisis asiática, el estallido de la burbuja tecnológica, el colapso del fondo LGTM o la crisis de las hipotecas basura son algunos ejemplos.

Diferencias con la Gran Recesión

Pero según sostiene el consejero financiero del FMI, aunque las turbulencias bancarias han aumentado los riesgos para la estabilidad financiera, sus raíces son fundamentalmente diferentes de las de la crisis financiera mundial. “Antes de 2008, la mayoría de los bancos estaban lamentablemente infracapitalizados según los estándares actuales, poseían muchos menos activos líquidos y estaban mucho más expuestos al riesgo de crédito”, sostiene Adrian, que añade que, además, había una excesiva transformación de los vencimientos y del riesgo de crédito del sistema financiero en general, un alto grado de complejidad de los instrumentos financieros y activos de riesgo financiados con préstamos a corto plazo. Los problemas que comenzaron en algunos bancos se extendieron rápidamente a firmas financieras no bancarias y otras entidades a través de sus interconexiones.

Las recientes turbulencias son diferentes, continúa el responsable de mercado de capitales del FMI. El sistema bancario dispone de mucho más capital y financiación para hacer frente a perturbaciones adversas, se han desmantelado las entidades fuera de balance y se han frenado los riesgos crediticios gracias a una normativa más estricta posterior a la crisis. Lo que ha ocurrido ha sido un choque entre la fuerte y rápida subida de los tipos de interés y unas entidades financieras en rápido crecimiento que no estaban preparadas para esa subida.

El FMI sostiene que las condiciones financieras se han endurecido menos de lo que cabía esperar al comenzar la tormenta. Aunque las cotizaciones bancarias han caído, la Bolsa apenas se ha visto afectada y los ligeros aumentos de los diferenciales de crédito de algunas empresas se han visto compensados por la caída de tipos de interés en los mercados. Los inversores han dado por hecho que habrá menos ascensos de tipos oficiales, que estas turbulencias harán parte del trabajo a los bancos centrales. El Fondo avisa de que si ese escenario no se cumple y la inflación se resiste a bajar, puede haber nuevas subidas de tipos que pillen por sorpresa a los inversores.

“Deben abordarse de inmediato las deficiencias en materia de vigilancia, supervisión y regulación”, sostiene el Fondo, en lo que parece sobre todo un recado a Estados Unidos, pero que se extiende a muchos otros países. Para contener los riesgos para la estabilidad financiera, es fundamental contar con requisitos mínimos de capital y de liquidez adecuados, incluso para entidades más pequeñas que, individualmente, no se consideran de importancia sistémica.

Las normas prudenciales deben garantizar que los bancos cuenten con capital para hacer frente al riesgo de tipo de interés y para protegerse de pérdidas ocultas que podrían materializarse abruptamente en caso de shocks de liquidez, sostiene el organismo.

En todo caso, si las dificultades del sector financiero tuvieran graves repercusiones en el conjunto de la economía, los responsables políticos podrían tener que ajustar la orientación de la política monetaria para apoyar la estabilidad financiera. En ese supuesto, dice el Fondo, deberían comunicar claramente su determinación de volver a situar la inflación en el objetivo lo antes posible, una vez que disminuyan las tensiones financieras.

El FMI ve otra lección que sacar de las recientes turbulencias financieras: que la financiación puede desaparecer rápidamente en medio de una pérdida generalizada de confianza. Un cambio en los patrones de depósitos de las distintas entidades podría incrementar los costos de financiación, y con ello limitar su capacidad para conceder crédito a la economía.

“Las recientes turbulencias bancarias también han demostrado la creciente influencia de las aplicaciones móviles y las redes sociales en la difusión de repentinas asignaciones de activos financieros. Las retiradas de depósitos se propagaron por todo el mundo a la velocidad del rayo, lo que podría indicar que en el futuro las tensiones bancarias podrían propagarse con mayor rapidez y ser menos predecibles”, añade Adrian.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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