Los bancos británicos y los españoles son los más expuestos al ladrillo
Un informe de Fitch sitúa a las entidades de España como las segundas con más riesgos asociados al sector inmobiliario por el alto porcentaje de hipotecas variables y el peso de los préstamos en sus activos
El sistema bancario español es el segundo más expuesto a los riesgos del ladrillo, solo por detrás del británico. Esa es una de las principales conclusiones de un estudio de la agencia de calificación crediticia Fitch. Las principales debilidades de las entidades españolas son la prevalencia de las hipotecas variables, lo que puede complicar la situación de muchos prestatarios en un contexto de subidas de los tipos de interés, y el gran peso de los préstamos para vivienda sobre el total de activos de las entidades. En la parte positiva, España parece correr menos riesgos inmobiliarios que otros países que han experimentado una burbuja de precios desde la pandemia. Y la agencia estadounidense también destaca el paquete de ayudas para los hipotecados que ha negociado el Gobierno con el sector.
El estudio, difundido este lunes, analiza diez economías desarrolladas (Alemania, Australia, Canadá, Dinamarca, España, EE UU, Francia, Holanda, Italia y Reino Unido) y evalúa el riesgo que sus respectivos sistemas bancarios afrontan en un contexto en el que el sector inmobiliario parece abocado a deteriorarse, como el conjunto de la economía. Para ello se establecen tres grandes categorías: riesgos de los prestatarios, riesgos de los precios inmobiliarios y riesgos del sistema bancario. Cada una de ellas se evalúa a partir de otros tres indicadores y resulta en una clasificación de los países con mayor vulnerabilidad en cada apartado.
España es la segunda con los prestatarios más vulnerables y figura primera en los riesgos del sistema. Sin embargo, la octava posición en los riesgos relacionados con los precios de la vivienda hacen que, globalmente, el Reino Unido (primera en una categoría, y cuarta y quinta en las otras) se sitúe por delante. Justo por detrás quedan Australia y Canadá, que “también son vulnerables” pero, según explican los autores, “las carteras inmobiliarias de sus bancos se benefician de los seguros hipotecarios”. El país que sale mejor parado es Dinamarca, seguido por Italia y EE UU.
El punto de partida para el análisis es poco esperanzador. “La ralentización del crecimiento económico, los tipos de interés al alza, la persistencia de una alta inflación y el aumento del desempleo van a incrementar los impagos en el sector inmobiliario residencial”, señala el estudio. Una situación que “pondrá bajo mayor presión los beneficios de los bancos”. Pero la agencia también advierte, como ya hizo en un informe sobre sector inmobiliario presentado la semana pasada, que una situación “de la magnitud de la crisis financiera global de 2008 no es el escenario base”. Y tampoco se espera que el desempleo se dispare y los precios inmobiliarios se desplomen como consecuencia de que muchos propietarios se vean obligados a vender sus casas.
Muchas hipotecas variables
Pero, por si acaso, Fitch somete al sector bancario, de forma similar a los test de estrés oficiales, a un escenario adverso. Para analizar la vulnerabilidad de los prestamistas usa tres variables. La más determinante es el porcentaje de hipotecas variables. Y ahí España aparece mal retratada, solo tras Australia, “a pesar de la tendencia creciente a las hipotecas fijas desde 2017″. Esto hace que los españoles sean los terceros más perjudicados, tras británicos y australianos, ante una hipotética subida de los tipos de cinco puntos: el esfuerzo medio para pagar la casa se acercaría al 40% de los ingresos. Pese a que España parte de mejor situación que Holanda, Alemania y Canadá, estos tienen a más prestatarios refugiados en hipotecas fijas y, además, allí las familias tienen un mayor colchón. España es, después del Reino Unido, el país donde los hogares tienen menos ahorro.
En cuanto a los riesgos del sistema bancario, España aparece como el país en peor situación, pese a que no encabeza ninguna de las tres variables estudiadas. Pero en todas se queda bastante arriba: cuarta en el peso de las hipotecas respecto al total de dinero prestado, segunda con mayor margen para ver degradadas sus calificaciones de viabilidad, y tercera en prestamos impagados en relación al total de préstamos (una medida similar a la morosidad, aunque no como habitualmente se mide esta). Estos escenarios parten de la premisa de que haya un repunte del desempleo, pero “no consideran” todos los efectos económicos que eso tendría, “como una reducción del consumo y pérdidas en otras carteras de préstamos”.
Lo que atenúa un poco el golpe del sistema español es precisamente los riesgos intrínsecamente inmobiliarios. En estos queda en octava posición: es decir, el tercer país en mejor situación tras Italia y Francia. Esa misma posición la ocupa en la variable más determinante: la evolución de precios de la vivienda. El motivo es que no se espera que estos caigan, a diferencia de muchas economías donde lo van a hacer porque desde la pandemia las casas subieron mucho y presentan precios “sobrevalorados” (el informe, como habitualmente en la literatura académica, evita la palabra burbuja salvo para decir que “no se espera un estallido de burbuja similar al de la Gran Recesión”). En Australia, Canadá, Dinamarca, EE UU, Holanda y el Reino Unido los precios ya están cayendo en este 2022, destaca Fitch. Además, España es séptima en la relación entre precios de vivienda y precios de alquiler, aunque la vivienda es más costosa que en la mayoría de países (figura en cuarta posición) si se analiza el precio medio en relación con los ingresos medios de los hogares.
El informe deja constancia de que España, como todos los países analizados, cuenta con mejores herramientas que en la crisis de 2008 para afrontar un deterioro del sector inmobiliario. Desde la Gran Recesión, los requisitos para dar crédito se endurecieron y los bancos están sometidos a un mayor control por parte de los reguladores. Sin embargo, España cuenta con menores herramientas regulatorias que otros para mitigar el impacto de una crisis inmobiliaria y tampoco son significativos otros instrumentos como los seguros con los que los bancos se protegen de impagos hipotecarios en otros países. Por el contrario, Fitch destaca las medidas especiales acordadas por el Gobierno y la banca para hipotecados vulnerables. Una medida que “podría ser usada en otras jurisdicciones” y que permitirá “reducir los impagos totales al coste de incrementar las pérdidas de valor de los bancos”.
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