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‘Call of Duty’ y los videojuegos de suscripción, las claves para vetar la compra de Activision

El regulador estadounidense teme que Microsoft construya una posición de práctico monopolio en los servicios para abonados

Una imagen de la última versión de 'Call of Duty', el videojuego de Activision.Vídeo: Activision
Miguel Jiménez

La última versión del videojuego de combate Call of Duty logró superar los 1.000 millones de ingresos en solo 10 días. Ni siquiera Top Gun Maverick, la película más taquillera del año, le hace sombra. El regulador estadounidense usa ese dato en la demanda que ha interpuesto para vetar la compra de Activision, creadora del videojuego, por parte de Microsoft en una operación de unos 69.000 millones de dólares (65.400 millones de euros). Los argumentos de la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) apuntan al control de los videojuegos más taquilleros y su uso en el pujante negocio de suscripciones a videojuegos como las claves para impedir la operación.

Tras el anuncio del pasado jueves, la FTC ha hecho pública una versión no confidencial de su demanda, de 23 páginas. Call of Duty aparece citado 18 veces. El videojuego fue lanzado en 2003, pero Activision lanza nuevas versiones a un ritmo anual. Desde su lanzamiento y hasta 2020 ha generado 27.0000 millones de dólares en ingresos. Diez ediciones diferentes de Call of Duty están entre los 15 juegos más vendidos en la década de 2010 a 2019. Y el éxito está más vivo que nunca: Call of Duty Modern Warfare II va camino de convertirse el juego más vendido del año pese a que fue lanzado a finales de octubre. Logró superar los 1.000 millones de dólares en ventas en 10 días, superando la marca de Call of Duty: Black Ops II, que necesitó 15 días. “Su leal base de seguidores y su prolongado atractivo lo han hecho especialmente valioso, influyendo en el grado de consumo de los jugadores y en la implantación de productos de videojuegos”, sostiene la FTC.

Microsoft crea ya sus propios videojuegos y ha comprado numerosas desarrolladoras de títulos de éxito que ha incluido en su catálogo como exclusivos. La FTC teme que la historia se repita: “La propiedad de Activision por parte de Microsoft le daría a esta la capacidad de retener o degradar los contenidos de Activision por diversos medios, como manipular los precios de Activision, degradar la calidad de los juegos o la experiencia de los jugadores en las ofertas rivales, cambiar las condiciones y el calendario de acceso a los contenidos de Activision o denegar por completo los contenidos a los competidores”, dice en su demanda.

Ahora, Call of Duty está disponible para los diferentes competidores, pero si Microsoft lo adquiere, puede alterar la competencia y darle un poder monopolístico no solo en el negocio de las consolas, sino también en los nuevos servicios de suscripción mediante descargas y en la nube, de forma remota. Teniendo en cuenta que con una facturación estimada de 170.000 millones de dólares los videojuegos son, con diferencia, el mayor negocio del sector del entretenimiento, muy por encima de la música y del cine, a la FTC le preocupa la concentración en el sector.

En el mercado de las consolas compiten desde hace décadas casi en solitario Microsoft, Sony y Nintendo. La FTC considera que la Nintendo Switch es un caso diferente (portátil, más familiar, menos avanzada y con una estrategia de juegos propios) y que el mercado de las consolas avanzadas de grandes prestaciones (de novena generación) es en la práctica un duopolio entre Microsoft y Sony con sus Xbox Series X y S y con la PS5, respectivamente. La compra de Activision puede marcar la diferencia y arrinconar a la PS5.

Pero la FTC presta una atención especial a los servicios de suscripción, por los que Microsoft ha apostado decididamente con el objetivo de convertirse en una especie de Netflix de los videojuegos. Tiene dos variantes, la descarga y el juego en la nube (remoto) que permiten disponer sin límite de un amplio catálogo de títulos a cambio de una tarifa mensual o anual.

Microsoft lanzó su servicio Xbox Game Pass en 2017. En 2020 tenía 10 millones de abonados y en 2022 ha superado la cota de los 25 millones de suscriptores. Da acceso a unos 300 videojuegos y en Estados Unidos la versión básica cuesta 9,99 dólares mensuales. Sony tiene PlayStation Plus, que además del catálogo de videojuegos permite jugar conectado por internet con otros usuarios y otras ventajas. Los productores de videojuegos Electronic Arts (desarrollador del FIFA) y Ubisoft (Assassin’s Creed) tienen sus propios servicios: EA Play y Ubisoft+.

Competidores en el mercado

Gracias a la mejora dela conectividad de los hogares, los servicios de suscripción originales, que obligaban a descargar los videojuegos en las consolas, han evolucionado hacia servicios que permiten que el juego esté en la nube, en centros de datos de la empresa, y se pueda jugar en directo, al igual que en los servicios de televisión en streaming. Eso evita las descargas y permite jugar también a través de ordenadores, tabletas, teléfonos móviles e incluso aparatos de televisión avanzados, con lo que la importancia de las consolas se reduce. Además de Microsoft, con Game Pass Ultimate, también compiten en este mercado Amazon y Nvidia, aunque con dificultades. Alphabet (la matriz de Google) se está retirando. Microsoft, que cuenta con sus propios centros de procesamiento de datos, tiene clara ventaja sobre Sony para el desarrollo del juego en la nube.

El contenido de Activision, principalmente con Call of Duty, pero también con otros como las sagas Diablo y Overwatch y Candy Crush, sumados a los propios juegos de éxito de Microsoft, como Elder Scrolls, Halo y Forza, pueden convertir a los abonados casi en rehenes de la plataforma y generar un círculo virtuoso que acabe propiciando una posición monopolística para los servicios de suscripción de Xbox, según la tesis de la FTC. Su dominio generaría para la compañía una especie de círculo virtuoso, con aumento del poder de negociación frente a otros desarrolladores.

“La adquisición propuesta dará lugar a una empresa combinada con la capacidad y un mayor incentivo para retirar o degradar el valioso contenido de juegos de Activision para perjudicar a sus competidores en múltiples mercados relevantes. Es razonablemente probable que este comportamiento anticompetitivo conduzca a una reducción de las opciones del consumidor, a precios más altos y/o a productos de menor calidad, y a una menor innovación. La adquisición propuesta no producirá efectos procompetitivos constatables suficientes para compensar tales daños”, concluye la FTC.

Por todo ello, el regulador considera que la compra de Activision por Microsoft es una operación ilegal que vulnera la legislación de competencia. La Comisión ha dado dos semanas de plazo a la compañía para responder a las alegaciones y ha citado a sus representantes a una vista el día 2 de agosto del año próximo ante un juez de derecho administrativo de la propia FTC. Antes, habrá vistas previas y otras diligencias.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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